domingo, 27 de abril de 2014

Guatemala: Latitud de los poetas y guerrilleros

Miguel Ángel Sandoval Es una ocasión sin duda importante, haber sido invitado a comentar un libro de poemas de Mario Payeras, que ha sido conocido como un poeta guerrillero, un filosofo poeta, un guerrillero que entre escritos militares y de coyuntura política, se daba el tiempo para escribir cuentos que bien podrían ser considerados una especie de visión compartida con uno de sus antecesores que escribió sobre la selva como  lo es Rodríguez Macal. Pero ello nos dejaría a Mario Payeras apenas como alguien que vio
la naturaleza, la selva y sus habitantes y escribió sobre ello.

En verdad hay en Mario algo mas, mucho mas.

Razones de militancia compartida en los primeros años de la fundación del EGP (ndr. Ejercito Guerrillero de los Pobres), hicieron que por cosas del azar fuera uno de los primeros que leyó los versos que luego se publicaron como los Poemas de la Zona Reina.

En efecto, en una visita realizada al campamento en las selvas del Ixcán, en donde se encontraba Payeras o el Gato o Benedicto y en algún momento Roque, luego de las tareas cotidianas, las guardias, los turnos de cocina y las reuniones políticas, tuvimos el tiempo para compartir sentados en su hamaca, los versos que tenia escritos a mano en su cuaderno de notas, cuidadosamente envueltos en nylon, con la idea de preservarlos de los elementos como el diría en mas de alguna ocasión.



Los elementos no eran cualquier cosa. El comején en una noche se comía  los  utensilios que encontraba a su paso y por ello salvar los poemas de la selva y los elementos, era una tarea constante. Cualquier descuido se podía pagar con los poemas perdidos por la acción del comején o cualquier otra eventualidad. Pero sobre todo, había que salvar los cuadernos y los poemas de la lluvia.



Llovía a cantaros a veces unos nueve meses del año, en ocasiones sin descanso, y entonces había que vivir mojados, calentarse un ratito en el fuego que se encendía de noche para evitar ser avistados por el enemigo, y andar siempre con la mochila al hombro. Como las tortugas, llevando su casa a cuestas. 

Desde ese momento me pareció que estaba delante de un poeta en serio, que junto a su solida formación cultural y sus estudios de filosofía, era capaz de darle forma poética a profundas reflexiones sobre la vida y la lucha en la cual se encontraba embarcado, tanto él como muchos de sus compañeros que le habían antecedido en esos menesteres.

Mucha de la obra de Mario Payeras quedo en ensayos sobre el medio ambiente y un extraordinario libro “la latitud de la flor y el granizo”,  unos pocos cuentos, así como en escritos testimoniales sobre la fundación de la guerrilla del EGP o los episodios de la guerrilla urbana, escritos políticos y militares, que algunos es posible que no sobrevivan en los años, pero de seguro, su poesía está llamada a convertirse en un referente obligado de las nuevas generaciones, especialmente cuando  se quiera establecer y sobre todo comprender, de la relación simbiótica  entre la poesía y el compromiso político, militante, revolucionario.

 Lo curioso en el poeta guerrillero, es que escribió su libro los poemas de la zona reina en los años de la implantación guerrillera y luego su voz poética se declaro en receso para luego reiniciar el trabajo poético unos 15 años después. Aunque hay que decir, que su silencio poético es relativo pues un texto como Los días de la selva, fue caracterizado como un largo poema por sus compañeros en las guerrillas del EGP cuando fue publicado en una edición clandestina, con comentarios de varios de ellos.


La opinión que me forme desde un primer momento sobre la poesía de Mario Payeras, no se debe solo a la militancia compartida, sino principalmente a que en años anteriores había coincidido con otros poetas de la izquierda guatemalteca, en especial, Otto René Castillo, el Bolo Flores, Mario Botzoc, Danilo, el Látigo, Aida y muchos más, que de alguna forma integraron lo que se llamó la Generación comprometida en nuestro país.



Es una tarea que queda para los estudiosos, pero lo que quiero subrayar es que el oficio de poeta estuvo siempre ligado al compromiso político, al menos en esta generación. Los orígenes de esto se pueden encontrar en las publicaciones en donde se habla que uno de los primeros atisbos fue una especie de declaración de principios que el propio Miguel Ángel Asturias había hecho en algún momento. Esta declaración rezaba que el poeta era una conducta moral. A partir de ahí, el compromiso ineludible, que por cierto los jóvenes poetas criticaron a Asturias.



Quiero aclarar que se sabe o conoce más de la llamada Generación Comprometida en El Salvador por la presencia de Roque Dalton, Roberto Armijo, Manlio Argueta, Ítalo Vallecillo y otros, en donde por razones de exilio prematuro estaba Otto René verdadero líder en estas lides poéticas. Fue en El Salvador en donde la idea del compromiso poético y político le dio a Otto René las claves para su propio esfuerzo. Poeta y combatiente como años después Mario Payeras lo hizo con singular éxito.

 Seguramente esas ideas y esos propósitos animaban las pláticas de café en el emblemático Fu-Lu-Sho,  en los años previos a la guerra que sacudió nuestro país. Ser poeta y que la poesía sirviera para la liberación del país, para la revolución, para la construcción de la sociedad de iguales.


Ese era el paradigma de muchos, de la época, que traspasaba fronteras. Menos intimismo y mayor compromiso social. No es casual encontrar este credo poético en generaciones de poetas en Latinoamérica y mas allá (Javier Heraud de Perú, Leonel Rugama de Nicaragua, Roberto Obregón entre muchos)  que en esos años escribieron versos y se empeñaron en cambiar el mundo como sabemos.  De esta estirpe fue Mario Payeras.



Jean Paul Sartre, en algún lugar afirmó que:



 “La literatura es solo una excusa para el compromiso político”.



Por supuesto que esto que dijo Sartre en algún momento tenia la carga de alguien que en la práctica hacía del compromiso con los cambios para la construcción de una sociedad de iguales, una norma, una práctica y que ello constituía un legado para otras latitudes. Fue un propósito que estaba presente en las luchas anticoloniales, en la defensa de los obreros en la Europa de postguerra, era también un compromiso con los procesos emergentes como el de la revolución cubana.



Eso fue dicho hace muchos años aunque no tantos como para haberlo olvidado. Esto lo afirmo hoy en este encuentro.



Es indudable que cada época tiene sus paradigmas, que el escritor siempre está rodeado de realidades sociales, políticas, culturales. Es igualmente cierto que el acto poético, si bien, puede ser un ejercicio absolutamente personal, individual, recrea el entorno inmediato. La mayoría de las veces, esto ocurre, aunque puede haber excepciones, al estilo Dariano… con los cisnes y esas figuras de su época. O la tendencia recurrente a confundir la poesía con ejercicios formales de lenguaje, intimistas, en una suerte de onanismo poético.



Por ello no es casual el ideario y los paradigmas de poetas comprometidos con quienes Mario Payeras coincidió en algún momento. Así, conocer a poetas como Roque Dalton o Arqueles Morales o Antonio Fernández Izaguirre, era pensar que la única razón de la poesía estaba en el compromiso político, real, asumido, militante.



No había alternativas a ese credo de la época. 

 Que se prolongó por mucho tiempo, por años y que hoy que comento los poemas de Mario Payeras, me parece de algún interés volver sobre ese sustrato que está en la poesía de muchos quienes compartieron la poesía y la trinchera con gentes como Mario. Y hay una razón que considero poderosa: no sería suficiente discutir sobre la belleza de las metáforas que transitan la poesía de esta generación o en el caso actual, la de Mario, sin tratar de entender al menos la opción de vida de estos poetas.


Quizás la poesía de Mario Payeras no sea todo lo conocida que merece. Quizás no fue mucho lo que escribió de poesía y quizás la belleza que se encuentra en sus versos no sea del gusto más extendido, como puede ser el caso de Otto René. Pero no se puede en ninguno de los diversos casos, separar la poesía del compromiso. Roque Dalton uno de los poetas más consistentes de esa visión y generación,  en alguno de sus poemarios más concretamente Los Poemas Clandestinos, decía, “poesía, perdóname por ayudarte a comprender que no estás hecha solo de palabras”.



Los poemas de la zona reina nos revelan a un poeta con oficio, con una capacidad pulida para hacer reflexiones filosóficas en poemas concisos, redondos podría decirse, a la imagen de… Zona reina, poema que le da el titulo a este poemario. No recordamos ya  como éramos al principio/porque con cada día parte un cadáver nuestro/a pudrirse en el tiempo… y mas adelante,  “nunca como estas mañanas…. “nuestros pensamientos se parecieron tanto a nuestros actos”



O los versos del poema Sierra Madre, que junto con Zona reina,  a mi juicio constituyen los cimientos sólidos del libro que comento

. Sin embargo/nunca un puñado de bolcheviques con lombrices/había estado tan cerca de tumbar la ley endurecida/que gobierna la hechura de toda mercancía. /Dos cosas más aprendimos en la lluvia: cualquier sed de hombre tiene derecho cuando menos a una/naranja grande, /para que la vida sea, alguna vez, como una flor/o como una canción.



Estamos ante reflexiones filosóficas, de clara cepa marxista, por un poeta guerrillero, rodeado de la selva y apostando al futuro en una nueva sociedad.



Antes de la publicación formal del poemario, `Poemas de la Zona Reina, recuerdo haber escrito unos versos motivado por el impacto saludable que habían tenido las guerrillas guatemaltecas al unificarse en un solo frente, en donde Mario Payeras había sido un actor importante. Era el año de 1982 y en la frase final citaba del poema Sierra Madre, el verso final. Tan fuerte había sido la lectura de los poemas de la selva… y aún antes de su publicación formal, ya se citaba por algunos que los conocían como en una especie de cofradía de poetas comprometidos.



Más adelante y en otro contexto, otro de los poetas que ha marcado época en las letras urbanas guatemaltecas, Roberto Monzón, fue ganador de los juegos florales de Quetzaltenango. Roberto en las guerrillas urbanas  como Mario Payeras en las guerrillas de la selva. Hoy que comento la poesía de Mario Payeras, con la presencia de Roberto Monzón en el espíritu de de varias personas que asisten a este encuentro, pienso en el muy probable encuentro de los poetas guerrilleros en algún momento de sus vidas y militancia pues los años y las circunstancias seguro hicieron el puente para ese encuentro que solo evoco como una posibilidad dentro de muchas.



Pero que me llevan a pensar que el oficio de la poesía y la militancia revolucionaria, tanto de Mario como de Roberto, más allá de las metáforas, o los ejercicios de estilo, se puede recordar como el  del titánico esfuerzo para  la construcción de una sociedad mejor, mas justa, mas humana. Es la utopía que se mantiene viva y que merece de los poetas de hoy, un tratamiento al altura de ese sueño.



La obra poética de Mario Payeras, al menos la que conocemos ahora en este texto de Poemas de la Zona Reina, tiene dos partes, los poemas de la selva y los poemas nuevos, esto es, aquellos que escribió años después de la primera parte del texto que ahora tenemos en las manos.



 El sentido se mantiene, el ritmo no cesa, la reflexión transformadora sigue siendo el nudo de esta poesía, que ojala sea leída y aún mas, estudiada, para intentar con versos y metáforas, que la vida sea alguna vez, en nuestro  “amado mundo” “como una flor o una canción.



Quetzaltenango, Xelajú,  Marzo de 2014.

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