viernes, 22 de enero de 2016

6 reflexiones sobre el mundo multipolar

 1. El mundo multipolar es una alternativa radical al mundo unipolar (que existe de facto en la situación actual), debido al hecho de que insiste en la presencia de unos pocos centros de toma de decisiones estratégicas globales a nivel mundial, independientes y soberanos.
2. Estos centros deberían estar suficientemente equipados y ser económica y materialmente independientes para
poder defender su soberanía frente a una invasión directa por parte de un enemigo potencial a nivel material, y la fuerza más poderosa en el mundo de hoy debe entenderse como tal amenaza. Este requisito se reduce a ser capaz de soportar la hegemonía financiera y estratégico-militar de los Estados Unidos y los países de la OTAN.

3. Estos centros de toma de decisiones no deben aceptar el universalismo de los estándares, normas y valores occidentales (democracia, liberalismo, libre mercado, parlamentarismo, derechos humanos, individualismo, cosmopolitismo, etc.) y pueden ser totalmente independientes de la hegemonía espiritual de Occidente.

4. El mundo multipolar no implica un retorno al sistema bipolar, porque hoy no hay una sola fuerza estratégica o ideológica que pueda resistir sin ayuda a la hegemonía material y espiritual del Occidente moderno y de su líder, los Estados Unidos. Debe haber más de dos polos en un mundo multipolar.

5. El mundo multipolar no considera seriamente la soberanía de los estados nación existentes, que es afirmada sólo a nivel puramente jurídico y no es confirmada por la presencia de suficiente potencial de poder estratégico, económico y político. En el siglo XXI ya no es suficiente con ser un Estado-nación para ser una entidad soberana. En tales circunstancias, la soberanía real solo puede alcanzarse mediante una combinación y coalición de estados. El sistema de Westfalia, que sigue existiendo de jure, ya no refleja la realidad del sistema de relaciones internacionales y requiere revisión.

6. La multipolaridad no es reducible a la no polaridad, ni al multilateralismo, porque no sitúa el centro de la toma de decisiones (el polo) en el gobierno mundial, ni en el club de los EEUU y sus aliados democráticos (el “Occidente global”), ni al nivel de redes sub-estatales, ONGs y otras entidades de la sociedad civil. Un polo debe estar localizado en otro lugar.

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