lunes, 11 de diciembre de 2017

GUATEMALA: “SIN MIEDO”, PELÍCULA IMPERDIBLE SOBRE LA DESAPARICIÓN FORZADA DE PERSONAS



Marcelo Colussi Acaba de presentarse en Guatemala la película Sin Miedo, del realizador ítalo-español Claudio Zulian. Próximamente comenzará un amplio proceso de socialización del documental, llevándoselo a los circuitos de cine comercial, buscándose su difusión en la mayor cantidad de sectores de la sociedad guatemalteca y, al mismo tiempo, su exhibición en la mayor cantidad
de espacios posibles fuera del país. La realización es una producción de Acteon, Monstro Films y CDP, en coproducción con ARTE France, Alebrije Cine y Video y Óxido, en colaboración con el Programa Ibermedia.

La idea es que todo el mundo conozca de una verdad bastante o muy silenciada: Guatemala sufrió una terrible guerra interna de 36 años de duración entre 1960 y 1996. Producto de ello murieron 200.000 personas, y 45.000 fueron desaparecidas por el Estado. El 82% de esas víctimas fue población maya. Terminada la guerra, más allá del silencio de las armas, nada cambió en la estructura básica de la sociedad, pues continúa siendo uno de los países del mundo donde la distancia entre los más acaudalados y los más desposeídos es de las más abrumadoras. De hecho, con un 60% de su población bajo el límite de la pobreza (2 dólares diarios de ingreso, según la ONU), Guatemala, siendo territorio productor neto de alimentos, presenta una de las tasas de desnutrición más altas del globo.
  Pasó la guerra y todo parece seguir igual. Y además, las heridas dejadas por más de tres décadas de conflicto armado, el Estado se niega a reconocerlas, y mucho más, a sanarlas. De ahí que nace esta película.

Según los realizadores, Sin Miedo nace de una extraordinaria intuición. Un grupo de familiares de personas secuestradas y desaparecidas por el ejército guatemalteco durante la dictadura militar pidió y consiguió que, entre otras muchas medidas de reparación, figurara la producción de un documental a cargo del Estado. Fue en el año 2012, cuando la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó por primera vez al Estado de Guatemala por estas desapariciones forzadas (más de 45.000 civiles) durante los años de la guerra civil (1960-1996). Hasta ahora el Estado se ha negado a acatar la sentencia –y producir el documental– pero los familiares no han querido esperar más. 
Están convencidos de que lo esencial de la cultura, de la historia y la memoria se juega ahora también en el campo del audiovisual. Es por esto que Sin Miedo es también una exploración de las formas actuales de nuestra memoria (individual y colectiva). El lenguaje del cine, la televisión, el material de archivo, los dibujos y performance nos llevan a través de la historia de esta lucha y somos capaces de ver todos sus aspectos humanos”.

El documental sigue las peripecias de un grupo de familiares en su búsqueda de justicia por la desaparición de sus allegados. Cuatro de ellos son los protagonistas de la película, quienes narran con un peculiar lenguaje la sangrienta historia de Guatemala: Miguel Ángel Arévalo, Paulo Estrada, Ofelia Salanic Chinguil y Salomón Mejía Estrada.

Según su director, Claudio Zulian, Sin Miedo existe gracias al deseo expreso del grupo de familiares de los desaparecidos, planteando así otra cuestión fundamental en el campo de la producción audiovisual contemporánea: ¿Quién habla? ¿Quién decide quién puede hablar? Desde este punto de vista, Sin Miedo es un extraordinario ejemplo de empoderamiento. El grupo de familiares de desaparecidos siempre ha tenido una clara conciencia de ello. Tan pronto como se emitió la sentencia comenzaron a trabajar: hablaron con directores, productores y técnicos; querían saber exactamente cómo crear un documental; y exploraron la manera en que se ha abordado la trágica historia reciente de América Latina en el campo audiovisual”.
Nos permitimos recomendarla, dado que constituye una pieza imperdible para conocer la historia no solo de Guatemala, sino del mundo. La Guerra Fría vivida décadas atrás, expresión de la lucha de clases a nivel global, terminó; pero el conflicto social de base sigue, y recuperar la memoria histórica es indispensable pare conocer dónde estamos parados y hacia dónde podemos ir.

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