El ALBA (Bolivia, Cuba, Dominica, Honduras, Nicaragua y Venezuela, + Ecuador), reunidos en Caracas el 26 de noviembre, decidieron crear un Fondo de estabilización y reserva que los protegerá colectivamente.
Para todas las transacciones comerciales, tanto en el ámbito regional como fuera de la zona, dotarse de una unidad de cuenta común combinada con una cámara de compensación de pagos. Esta unidad de cuenta y la cámara llevarán el nombre de «Sistema unitario de compensación regional», el «Sucre» (1).
La declaración final de la reunión de Caracas critica agriamente: «Un sistema financiero internacional que promovió la libre circulación de los capitales y la dominación de la lógica de la especulación financiera en detrimiento de la satisfacción de las necesidades de los pueblos».
La creación del Sucre se inscribe en una lógica geopolítica: poner fin a la hegemonía del FMI y por lo tanto de Estados Unidos y el billete verde, para encaminarse a un mundo multipolar. La declaración hace constar «la firme convicción de que el ámbito regional es el espacio privilegiado para dar respuestas inmediatas y efectivas» a la crisis.
El Sucre está abierto a todos los países del hemisferio y se presentará en la Cumbre de Latinoamérica y Caribe, prevista en Salvador (Brasil) el 16 de diciembre.
El Presidente ruso Dmitri Medvedev el 27 de noviembre, al día siguiente de la reunión del ALBA, se planteó la eventual entrada de Rusia en el Alba en calidad de observadora, como se hizo anteriormente con Irán.
Rusia también quiere crear una «zona rublo» con mecanismos de cooperación con la zona ALBA ampliada. Estos son pasos subastanciales en la ruta del mutipolarismo monetario.
(1) Del nombre de Antonio José de Sucre (1795-1830), teniente de Simón Bolívar y vencedor de la batalla de Ayacucho (1824) que aseguró la independencia de las colonias españolas de América del Su
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