“La ingratitud es el crimen más grande que pueden los hombres atreverse a cometer”
Simón Bolívar en carta al Coronel Vicente Aguirre fechada en Pativilca, Perú, el 9 de enero de 1824 (1)
Carlos E. Lippo Como
muchos habrán de saber, Curazao, Aruba y Bonaire son tres islas del
Caribe Sur Occidental, situadas a muy escasa distancia del territorio
continental de la República Bolivariana de Venezuela, siendo las
distancias aproximadas de ellas a las costas del estado Falcón, de 50
Km., 25 Km. y 90 Km., respectivamente.
Desde
su temprano avistamiento por Alonso de Ojeda en 1499 y como
consecuencia del sometimiento violento de sus pobladores originarios,
los pacíficos aborígenes Caquetíos, integrantes de la etnia de los
Arahuacos, pasaron a ser colonias del reino de España, siendo parte
integrante de la entonces Provincia de Venezuela.
Dado que entre los
años de 1634 y 1636 fueron conquistadas a sangre y fuego por la Compañía
Holandesa de las Indias Occidentales, pasaron entonces a ser colonias
del Reino de los Países Bajos; a raíz de ello, la reducida población de
colonos españoles y casi toda la población de los aborígenes Arahuacos,
que se negaron a jurar obediencia a los monarcas de dicho reino, fueron
expulsados de sus territorios habiendo tenido necesidad de refugiarse en
las costas de Venezuela.
El
estatus colonial se mantuvo sin modificaciones de importancia hasta
1986, en el caso de Aruba, y hasta el 2010, en el caso de Curazao; a
partir de esas fechas ambas islas pasaron a ser territorios autónomos
del reino de los Países Bajos, cuyo jefe de estado es el monarca
holandés y cuyo jefe de gobierno es un primer ministro electo
localmente; a pesar de ser todos territorios autónomos, Bonaire ha
mantenido su estatus colonial, actualmente bajo la figura de un
municipio especial que curiosamente tiene el dólar estadounidense, que
no el euro, como su signo monetario a pesar de que Países Bajos es un
estado integrante de la Unión Europea.
La
naturaleza semiárida de estas islas, dotadas de muy escasas fuentes de
agua, les ha determinado desde siempre una dependencia económica
importante de Venezuela; dependencia que se vio acrecentada a partir de
la tercera década del siglo XX, con la operación de las transnacionales
petroleras que refinaban petróleo venezolano en Curazao (Royal Dutch
Shell) y Aruba (Estándar Oil of New Jersey), llegando a ser éstas los
principales empleadores en ambos casos. Así mismo, todas ellas han
dependido y aún dependen de Venezuela para el suministro de especies
vegetales frescas (legumbres, verduras y frutas) y para el suministro de
la mayoría de los productos alimenticios de origen animal.
En
la actualidad las principales actividades económicas de Curazao y Aruba
son el turismo (procedente fundamentalmente de Venezuela y EEUU) y la
banca extraterritorial (offshore), ambas actividades fuertemente
penetradas por la delincuencia organizada transnacional; así como las
actividades de refinación del petróleo procedente de Venezuela
realizadas en dos refinerías operadas por Petróleos de Venezuela S.A.
(PDVSA).
Adicionalmente,
las propias autoridades de ambas islas conceden gran importancia
económica a la actividad de las bases militares gringas enclavadas en
sus territorios desde el mismo comienzo de este siglo: Hato Rey en
Curazao y Reina Beatriz en Aruba; en prueba de lo cual podemos hacer
mención de un comentario de la primera ministro de Curazao de la época,
Susana Camelia-Römer, quien calculó los ingresos para las Antillas por
este concepto, y en especial Curazao, en unos 25 a 30 millones de
dólares anuales (2).
En
lo que respecta a Bonaire, pequeña isla con menos de 20.000 habitantes,
el portal web de la Asociación de Estados del Caribe (AEC) ha señalado:
“…Bonaire es un destino popular turístico con 70,000 visitantes cada
año y esto contribuye mucho a la economía. Otros desarrollos en este
sector del país también incluyen la transferencia de petróleo y la
producción de sal” (3). Una
pregunta importante sería: si Bonaire no tiene yacimientos ni cuenta
con instalaciones petroleras, ¿de dónde? y ¿cómo? obtiene el petróleo
involucrado en tales transferencias.
Lamentablemente lo que ocurre es que el pretendido desarrollo económico de estas islas tiene un fuerte componente de “economía criminal” (narcotráfico,
contrabando y trata de personas), como se desprende de otro comentario
de la ex primera ministro Camelia-Römer, quien ha apuntado que otra de
las ventajas de tener bases militares gringas en sus territorios es que
ayudarían a sacar a las Antillas de la lista de países con posibilidades
de ser descertificados, comentario suscrito también por el ministro de
defensa de los Países Bajos, Frank de Grave (2). ¿Será
acaso una mera casualidad el que en aquellos países en los que se
establecen bases militares gringas se registra siempre un importante
incremento de la llamada “economía criminal”?
En
años recientes, una nueva e inusitada actividad económica ha cobrado
gran importancia en Curazao y Aruba; se trata de una elevada exportación
de cobre, oro y otros minerales, de los cuales dichas islas no poseen
yacimiento alguno ni muestran registro de una actividad metalúrgica
importante.
En
relación a lo anterior, es el caso que una lista que identifica a los
exportadores de cobre que más rápido crecieron entre 2012 y 2016 coloca a
Aruba en el séptimo lugar con 11,4 millones (846,9%) y Curazao en el
noveno con 4,2 millones (674,8%) (4).
Un trabajo de la periodista de Telesur Madeleine García apoyado en
imágenes de Barcadera, el puerto que recibe a los contrabandistas en
Aruba, así como de Daltra, una de las principales empresas procesadoras
de cobre en la isla, muestra grandes cantidades de “chatarra” de
cobre procedentes de Venezuela vía contrabando. Siendo oportuno señalar
que otro trabajo de la misma periodista también ha documentado el
contrabando de extracción de alimentos desde Venezuela hacia Aruba (5).
En el caso del oro, un dato aportado por el Observatorio de Complejidad Económica del MIT, publicado por el portal www.misionverdad.com (4),
demuestra fehacientemente la existencia de contrabando de oro hacia
Curazao al señalar que durante el lapso 2010-2015 ese país exportó 2.300
millones de dólares en oro, mientras que durante el mismo lapso
declaraba haber importado sólo 2,28 millones de dólares, esto es, sólo
una milésima parte de lo exportado. A no dudarse que Venezuela,
poseedora de una de las más cuantiosas reservas certificadas de ese
metal, es el país de procedencia de la mayor parte de ese cuantiosísimo
contrabando.
La
constante y desconsiderada desestimación, por parte de las autoridades
locales de las islas así como de las del reino de los Países Bajos del
cual ellas dependen en materia de relaciones exteriores y defensa, de
las reiteradas denuncias de nuestro gobierno sobre este continuado
contrabando de extracción de minerales, alimentos, gasolina y hasta de
billetes venezolanos, desestimación que pone de manifiesto su
complicidad con esos delitos al menos por omisión, es la razón por la
cual el Presidente Maduro, en Consejo de Ministros, decretó el pasado 5
de enero el cierre de las vías de comunicación aéreas y marítimas, así
como la suspensión de todo tipo de intercambio comercial de Venezuela
con las islas de Curazao, Aruba y Bonaire, por un período de 72 horas
contadas a partir de ese momento (6).
Ante
esa decisión soberana del gobierno revolucionario, el primer ministro
de Curazao, Eugene Rhuggenaath, al criticarlo desde la misma noche del 5
de enero, tuvo el tupé de señalar cínica y vergonzantemente: “Lamentamos
ese anuncio porque no había contacto previo o conversaciones
diplomáticas para ver qué podemos hacer conjuntamente para combatir el
contrabando o tráfico de productos ilícitos como armas y drogas” (6).
Por
su parte, aunque con retraso, el gobierno de Aruba reconoció la
situación de contrabando y el daño que ocasiona a Venezuela; en efecto,
la tarde del martes 9 de enero, en medio de la prórroga del decreto por
72 horas más, Evelyn Wever-Croes, primera ministra de la isla, anunció
la prohibición de compra y venta de cobre procedente de Venezuela que no
estuviese certificado (6).
El
conflicto fue zanjado el día 12 mediante la suscripción de un acuerdo
según el cual se establece el compromiso de trabajar por erradicar el
contrabando de extracción de material estratégico proveniente de
Venezuela hacia estas islas; acuerdo que fue suscrito por altas
autoridades venezolanas y las más altas autoridades locales de las islas
junto a representantes del gobierno de Países Bajos (7). El tránsito aéreo entre Venezuela y las islas fue habilitado el lunes 15 de enero (8).
Llegando
a las postrimerías de estas notas consideramos oportuno señalar que la
aseveración contenida en su título referente a que los gobiernos de
Curazao, Aruba y Bonaire son tres tristes peones del imperio
norteamericano, tiene firme asidero en una publicación del departamento
de estado gringo referida por Eva Golinger (9), que clasificaba a las islas holandesas, Curazao, Aruba y Bonaire como “La Tercera Frontera de los Estados Unidos”, señalándolas además como parte de la “frontera geopolítica de los Estados Unidos” en
la región. Clasificación que no hemos visto que haya sido objetada ni
por los gobiernos locales de dichas islas ni por su gobierno
metropolitano.
Hemos
dicho también que los ingratos gobiernos de Curazao, Aruba y Bonaire,
no habiendo recibido más que ayudas y tratos deferentes del gobierno y
el pueblo revolucionario, están al servicio del imperio en su guerra
contra Venezuela, por las siguientes razones:
· Las
bases militares gringas establecidas en Curazao (Hato Rey) y Reina
Beatriz (Aruba) que con tanta vehemencia han defendido algunas
autoridades de estas islas y han tolerado todas, aunque hasta ahora sólo
han desempeñado tareas de monitoreo y vigilancia, motivo por el cual
sus aviones espías han violado repetidas veces nuestro espacio aéreo,
forman parte fundamental del dispositivo invasor del Comando Sur, como
lo declara de manera expresa el octavo de los objetivos de aquel
documento cuyo título en inglés es: “Venezuela Freedom-2 Operation - Phase preceding - Executive summary. 25.2016, February/Admiral Kurt W. Tidd, Commander U.S. Southern Command (SOUTHCOM)” (10), analizado por nosotros en tantos artículos.
· Es harto conocido
que una inmensa cantidad del cobre venezolano cuyo ingreso de
contrabando tanto a Aruba como a Curazao ha contado con la anuencia de
sus respectivos gobiernos, procede de líneas eléctricas y de
comunicaciones saboteadas en el estado Falcón por delincuentes al
servicio de la contrarrevolución venezolana, que luego las negocian con
las redes de contrabandistas que se encargan de su transporte a esas
islas.
· Se
han ofrecido declaraciones altamente ofensivas al gentilicio venezolano
y destinadas a reforzar la matriz mediática generada por el imperio en
contra del país, como unas de la actual gobernadora de Curazao, Lucille
George-Wout, de que son los venezolanos los que han traído la
delincuencia y la prostitución a la isla, cuando es harto conocido el
lamentable historial de ese país en materia de trata de personas, desde
hace décadas, tal como lo reconoce Diego Beltrand Director Regional de
la Organización Internacional para las Migraciones de la América del Sur
en un texto sobre el tráfico de personas (11).
· Se
han emitido noticias destinadas a ser replicadas por la canalla
mediática internacional para tratar de sustentar una supuesta crisis
humanitaria en Venezuela que estaría obligando a los venezolanos a salir
de su país rumbo a las islas en embarcaciones muy precarias, aun con
riego inminente de sus vidas; tal como una generada por los medios
curazoleños “Z-86 Radio” y “Noticias Curazao”, replicada por muchísimos medios internacionales adversos a la revolución bolivariana, el diario ABC de España entre ellos (12), en la cual califican de “balseros”,
al igual que lo hacían con aquellas personas que abandonaban Cuba en
balsas, bajo la promesa de aplicación de la criminal ley gringa del “Ajuste Cubano”,
a cuatro personas presuntamente venezolanas que murieron ahogadas a
consecuencia del naufragio de una embarcación de un tipo muy común en
Venezuela, perfectamente hábil para hacer una travesía tan corta, con
diez personas a bordo, como parece ser el caso.
· Se
ha recibido de manera deferente, por decir los menos, a fugitivos de la
justicia venezolana que han abandonado el país de manera ilegal,
haciendo la travesía de las costas de Falcón a cualquiera de las islas,
como es el caso de Luisa Marvelia Ortega Díaz, ex fiscal general de
Venezuela, quien fuese recibida por las autoridades de Aruba durante el
mes de agosto del pasado año, permitiéndole continuar su viaje a
Colombia en compañía de otras personas de su entorno también solicitadas
por las autoridades venezolanas (13).
Lamentablemente,
como lo previsible es que persistan en su conducta permisiva de las
acciones delictivas de quienes están desangrando a Venezuela,
incumpliendo cínicamente los acuerdos suscritos, como tantas veces lo ha
hecho el gobierno forajido colombiano, se trata entonces de extremar
las acciones de resguardo de nuestras costas y estar prestos a cerrarles
de nuevo las fronteras, que es al parecer una de las pocas medidas no
violentas capaces de disuadirlos.
(1) Simón Bolívar, Obras Completas, Volumen I/Librería Piñango-Impreso por Gráfica Moderna/página 867
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