martes, 22 de diciembre de 2009

El triunfo de "Chindia": Estados Unidos no puede dictar las reglas

Salto Angel - Venezuela

www.geagreennews.com
¿Cuáles son las razones de la victoria política de "Chindia” en la cumbre sobre el cambio climático? El responsable de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Yvo de Boer, lo resume así: "En la India 400 millones de personas viven sin acceso a la electricidad. ¿Cómo les dices que apaguen una bombilla que no tienen?"

Es lo que el Primer Ministro Manmohan Singh, tenía en mente cuando dijo: "Cualquier acuerdo sobre el clima debe tener en cuenta las necesidades de crecimiento de las naciones en vías de desarrollo". Si para algo ha servido Copenhague, tal vez es para concienciarse de que Occidente nunca más podrá volver a dictar plazos y reglas para hacer frente al cambio climático, ignorando que el saqueo del medio ambiente, desde el punto de vista de los países en desarrollo, es ante todo un legado nuestro.

"El mundo entero debería estar feliz por los resultados de la cumbre", dijo radiante, Xie Zhenhua, el jefe de la delegación china. Su euforia no dejó ninguna duda el resultado. "Nosotros, los chinos -añadió Xie- hemos tutelado nuestros intereses nacionales y nuestra soberanía". No vendía en estos términos Barack Obama el acuerdo final a su pueblo.

Un punto clave del acuerdo, introducido in extremis, y que da valor al mismo, es la concesión china de que el compromiso para reducir las emisiones de CO2 se verificará en forma transparente, con supervisión internacional. Pero cuánto China vaya a abrirse realmente a las inspecciones extranjeras está por ver y al final será Beijing quien decidirá, en función de los intereses en juego en cada momento.

Por si hubiera alguna necesidad de confirmar el éxito político de Beijing y Nueva Delhi, un alto asesor de Obama lo hizo al revelar a los periodistas lo que ocurrió entre bastidores antes de regresar a Washington con el Air Force One. Las últimas y convulsas horas de frenéticas negociaciones dirigidas a salvar desesperadamente Copenhague del fracaso total, Obama se las pasó persiguiendo al Primer Ministro de China ( "Dadme al primer ministro Wen Jiabao, ¿dónde está Wen?").

Wen se escondía en el hotel. Y a negociar con el presidente de los Estados Unidos envió a un vicesecretario de Asuntos Exteriores. En cuanto a Singh, la delegación de EE.UU. fue presa del pánico en plena cumbre cuando llegó el anuncio: "Los indios están ya en el aeropuerto, han decidido que no es necesario esperar más y se están embarcando en el avión para regresar a casa”.

Al final, Obama tuvo que, literalmente, introducirse en una reunión a la que nadie le había invitado: una reunión entre los dirigentes de China, India, Brasil y Sudáfrica, a saber, el nuevo grupo "Basic". Obama entendió que, si quería guardar una apariencia de resultado en la Cumbre de Copenhague, las cosas se decidían ahí dentro.
Es un shock para dos zonas del mundo que esperaban tener un peso muy superior: la Unión Europea y Japón, a menudo en la vanguardia de las normas ambientales, pero inexistente en Copenhague.

Obama nunca los ha buscado como aliados. Dando muestra de sentido táctico, el presidente estadounidense ha "marcado" sólo a los jugadores que contaban. El nuevo equilibrio mundial depende de China y la India y su capacidad de jugar a ambos lados del tablero. Son súper potencias económicas que compiten con Occidente (también en la cantidad de anhídrido carbónico emitido) que al mismo tiempo deben saber conservar la capacidad de representar a los países emergentes, mucho más pobres que ellos.

Un ejemplo de ello es precisamente la defensa que la República Popular ha hecho de su soberanía nacional, en detrimento de la "transparencia". ¿Por qué esta campaña china ha encontrado comprensión en muchos países de Asia, África y América Latina? En parte porque se trata de gobiernos-clientes de Pekín, con sólidas relaciones comerciales, financieras, militares.

Pero hay una razón más noble, explicó el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva: "Occidente debe tener cuidado con las ingerencias. A la vez que los chinos luchan contra la injerencia, otros países en desarrollo recuerdan cuando mandabais vuestros diktat por medio del FMI y el Banco Mundial”.

Mark Levine, científico medio ambientalista en el Lawrence Berkeley National Laboratory, que en su calidad de experto ha acompañado a Barack Obama en China y en Copenhague, cree que los líderes de Beijing no subestiman en absoluto los peligros del cambio climático: "Están invirtiendo muchísimo en energía alternativa. Y respecto al automóvil eléctrico, quieren llegar antes que nosotros. Pero al mismo tiempo quieren consolidar el principio de que en este terreno non nos corresponde a nosotros dar lecciones de ningú tipo”.

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