Durante décadas, la economía islandesa estuvo controlada por los partidos políticos a través de un sistema financiero compuesto básicamente por tres entidades (Landsbanki, Kaupthing y Glitnir) y por un Banco Central cuyos miembros eran elegidos políticamente según el resultado electoral. (1)
Su entrada en el Área Económica Europea en 1994 (AEE) trajo la desregulación y la privatización de esas entidades, pero sus dirigentes continuaron siendo nombrados más por razones políticas que por méritos profesionales. Con un regulador (FME) bajo el control político e incapaz de supervisar adecuadamente a las entidades, la posibilidad de un final problemático para todo el sistema era cuestión de tiempo.
Desde 2002 hasta 2008, el país tuvo un rápido crecimiento gracias a la liquidez internacional que permitió el endeudamiento de empresas y familias. Poco ahorro (del 15% del PIB al 10%), elevada inversión (Formación Bruta de Capital del 18% al 33%) y un sector financiero que creció hasta ser varias mayor que el PIB.
Como parte del proceso de crecimiento, Kaupthing y Landsbanki necesitaban fondos y se expandieron internacionalmente ofreciendo intereses sobre depósitos superiores a sus competidores a través de Icesave (Landsbanki) y Kaupthing Edge (Kaupthing). En total, unos 9.000 millones de euros entre particulares y planes de pensiones holandeses e ingleses.
Icesave se crea en Islandia, con lo que la obligación de supervisión recae en el regulador islandés, no en el del país de origen de los depósitos, lo cual tendrá importancia en los acontecimientos futuros (el caso de Kaupthing Edge es ligeramente diferente). (2)
Para 2006, ya había indicios que la situación del sistema financiero no era buena. Así lo expuso el Danske Bank, pero saltaron los patriotas criticando el informe y defendiendo la solvencia del sistema financiero.
En abril de 2008 los problemas ya eran serios. No obstante, Landsbanki reafirma que es solvente y que los problemas son por el acoso de especuladores internacionales, lo cual corroboraría el gobernador del Banco Central. En Junio, nuevo informe alertando de la situación. Como el que oye llover. (3)
A finales de 2008 aparece la crisis. La corona se deprecia, lo que afecta a las entidades que están endeudadas en moneda extranjera. El PIB islandés se desploma, el desempleo crece y el déficit se descontrola. Landsbanki decide prohibir la retirada de fondos. El gobierno interviene la entidad y la divide en dos: los depósitos de los islandeses se colocan en la nueva entidad y se garantizan por el Estado y el resto se dejan en la “vieja” entidad sin garantizar, lo cual afecta a los depósitos de los clientes extranjeros.
Como respuesta, el premier Brown (ndr Inglaterra) ordena congelar los activos de entidades islandesas en el Reino Unido, lo que propicia la quiebra de Kaupthing, y por contagio, el colapso de todo el sistema financiero islandés, que a su vez provoca el del comercio exterior, la racionalización del efectivo en Islandia y la petición de ayuda al FMI.
Para evitar la pérdida de credibilidad del sistema británico, Brown había anunciado que ningún depositante perdería su dinero en el caso de quiebra de una institución financiera, lo cual le lleva a asegurar los depósitos de los ciudadanos británicos en Icesave al mismo tiempo que exige al gobierno islandés la devolución de esos depósitos.
Finalmente, se llega a un acuerdo. El equivalente al Fondo de Garantía Depósitos ingles y el holandés cubrirían una parte de los depósitos de sus ciudadanos y el resto lo cubrirá el FGD islandés (Tryggingarsjóður) vía impuestos. Islandia dedicará el 1,4% de su PIB hasta 2026 para pagar las deudas de sus entidades con los depositantes extranjeros.
Asunto terminado. No. Algo insólito (para un español) ocurre. Los ciudadanos islandeses ordenan a su presidente que revoque el acuerdo del Parlamento por el que se aceptan las condiciones inglesas y le ordenan que organice un referéndum para que sean ellos, los ciudadanos, los que decidan si se paga la deuda. Según ellos, su país no puede dedicar el 50% del PIB a pagar la deuda contraída por entidades financieras semi-públicas y critican la aquiescencia y pasividad del Banco de Islandia para atajar el problema. (4)
Según las encuestas, el 74% de los islandeses votarán en contra en el referéndum. Si ello ocurriera, probablemente el país no recibirá la próxima ayuda de 1.800 millones de euros ya acordada. Probablemente se limitará la opción de entrar en la Unión y la refinanciación de la deuda que vence en 2011 será más difícil.
¿Quién tiene razón? Como miembro del AEE, un gobierno estaría obligado al pago de cierta deuda de sus entidades y el otro gobierno puede reclamar la devolución de los fondos de sus ciudadanos, pero la legislación no es clara. ¿Se refiere a la obligatoriedad de que exista un fondo que cubra cierto nivel de deuda o a su pago total?
En la Unión, existe el nuevo concepto de “compartir la carga” (Burden Sharing) que obliga a los accionistas de entidades intervenidas por el Estado a asumir la deuda, pero Islandia no es aún país miembro de la UE. Por otra parte, los acuerdos deben cumplirse.
Pero, ¿no existe responsabilidad del regulador nacional por dejar que un banco extranjero ofrezca a sus ciudadanos remuneraciones tan altas sin verificar su situación financiera?
¿Puede un gobierno congelar los activos de una entidad financiera extranjera en su país sin resolución del Parlamento Europeo, ni del BCE ni del Ecofin al respecto?
¿Qué obligación tienen los ciudadanos de pagar las deudas contraídas por una entidad financiera privada? ¿Y si la entidad es pública?
El ciudadano islandés que haya contraído deudas con su entidad tendrá que pagarlas y asumir su parte en su crisis, de igual forma que aquel que no se haya endeudado no tendrá que hacerlo. Lo que los ciudadanos no desean es tener que pagar las deudas privadas de entidades privadas por la falta de control público sobre ellas, y sobre todo, que otros decidan por ellos.
El caso islandés es ejemplo para otros países por lo que supone de cómo se origina una crisis, cómo se niega cuando unos informes alertan de su gravedad, cómo un regulador permite que ello ocurra y cómo los manejos público-privados en instituciones financieras terminan provocando consecuencias negativas para los ciudadanos del país.
Por lo que por desgracia el caso islandés no es ejemplo para otros países es por la valentía democrática de un pueblo al decir no a sus gobernantes y por querer decidir su futuro sin que nadie se lo imponga.
¿Y nosotros? ¿Cuándo vamos a decidir nuestro futuro nosotros?
Notas:
(1) Landsbanki, la mayor entidad, aunque privado durante buena parte del periodo de crecimiento islandés, fue originalmente un banco para operaciones retail. Posteriormente pasaría a actuar Banco Central hasta 1961, para ser finalmente privatizado en el 2004.
(2) Como resultado, Icesave no era vigilado por la Autoridad Servicios Financiera inglesa, sino que operaba a través del “Passport Scheme” como miembro del AEE.
(3) Entre las medidas aprobadas por el nuevo gobierno formado tras el colapso del partido en el poder, esta la petición efectuada al gobernador del Banco Central a la renuncia de su cargo por su incompetencia en la crisis. Roma no paga traidores.
(4) Por lo que supone de inusual para la práctica democrática de algunos países, se ha adjuntado en el artículo una traducción casi literal del texto del presidente Islandés por el cual convocaba el referéndum. Extraído de Cotizalia.
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