Durante cinco horas cientos de miles de personas, previamente concentradas en 12 puntos, marcharon en esta capital por la céntrica Carrera Séptima portando las fotos de las decenas de miles de víctimas del conflicto armado.
La Plaza de Bolívar resultó pequeña para acoger a las columnas de manifestantes de organizaciones de derechos humanos, sindicatos, universidades, pueblos indígenas, afrodescendientes y mujeres.
En una tribuna instalada frente a la Alcaldía Mayor se expresaron mensajes a favor de un acuerdo humanitario que posibilite la libertad de los retenidos, no solo por los grupos armados sino también de los presos políticos recluidos en las cárceles.
Ni perdón ni olvido, castigo a los asesinos, fue uno de los lemas más entonados por la multitud, que también en pancartas y consignas condenaron los vínculos de muchos políticos con las ilegales Autodefensas Unidas de Colombia.
Las marchas, convocadas por el Movimiento de Víctimas de Crímenes del Estado y decenas de organizaciones más fueron consideradas un éxito por sus promotores.
Manifestaciones similares se produjeron en por lo menos medio centenar de ciudades del país, incluidas todas las capitales departamentales
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