lunes, 25 de noviembre de 2013

Colombia:Llevar al límite a la democracia

¿Cómo es posible que se está hablando de Paz y permitamos  que asesinen a líderes campesinos e indígenas, activistas sindicales y de Marcha Patriótica?
Fernando Dorado .....¿A qué viene esa remembranza histórica? ¿Cuál es su objetivo? Se trata de demostrar que tenemos una experiencia viva de la cual aprender. Se trata de estimular a los revolucionarios colombianos para que aprendamos unos de otros, que estudiemos con un espíritu amplio lo ocurrido y no echemos en saco roto lo vivido.
Podemos afirmar que quien más se acercó a la solución fue Jaime Bateman Cayón
(1940-1983). Por más pragmático que fuera nunca renunció al ideal, a la utopía. “La democracia es el poder del pueblo” decía y remataba: “La burguesía se apropió de ella y la ha puesto a su servicio, degenerándola, recortándola”. Entendió claramente que sólo llevando al límite a la democracia, la oligarquía podría ser derrotada. Y de eso se trata.

Pero para hacerlo debemos dejar de ser reactivos. Correr detrás de ilusiones democrateras es seguir siéndolo. Es hora de que el movimiento popular (social y político) recupere la iniciativa revolucionaria. Obligatoriamente nos toca ser proactivos, propositivos. Hoy podemos romper con la lógica contestaria, asumir conductas que sorprendan al contradictor de clase y que entusiasmen al pueblo. La lucha popular no puede seguir siendo instrumentalizada con visión electorera. Al contrario, la participación electoral debe estar al servicio de nuevas estrategias que el movimiento popular ha venido construyendo en su devenir práctico.

¿Cómo es posible que se está hablando de Paz y permitamos tranquilamente que asesinen a dirigentes populares como ha sucedido con líderes campesinos e indígenas, activistas sindicales y militantes de Marcha Patriótica. ¿Acaso estamos dispuestos a inmolarnos en una nueva versión de lo ocurrido con la UP?

El movimiento indígena colombiano ya nos ha mostrado – por las bases – la senda de una nueva actitud. El re-surgimiento y fortalecimiento de las zonas de reserva campesina es otro proceso que marca la pauta [1]. En dichos territorios debe y puede construirse una nueva forma de democracia, emulando lo hecho por los neo-zapatistas en México. Subvertir la democracia con “nuestra propia” democracia directa es un ejercicio que está a la vista y que se puede justificar frente al comportamiento engañoso y represivo que el Estado ha asumido frente a las movilizaciones agrarias, campesinas e indígenas.

¿Seguimos pidiéndole al Estado que nos otorgue la “liberación” cuando nosotros podemos hacer pleno ejercicio de nuestra libertad? ¿Mantenemos la actitud de exigirle soluciones al Estado que sabemos que no nos va a dar? ¿Le ayudamos a los gobiernos capitalistas a seguir engañando a las masas con promesas de “aperturas democráticas”? O… ¿Construimos a partir de nuestras propias fuerzas?

Hoy podemos caminar con dos piernas. Una, cogiéndole la caña a la oligarquía en el terreno electoral pero sin confiar en ese terreno sinuoso y tramposo que es la democracia representativa. La otra, con el pueblo, en municipios y regiones, en barrios y comunas, veredas y territorios, ejerciendo y construyendo nuestra propia democracia. Que el “mandar obedeciendo” se convierta en nuestra práctica cotidiana, que “nuestra autonomía” sea una realidad en construcción.

Que una parte del pueblo (el 30%) haya declarado que va a votar en blanco es otro síntoma de la inconformidad popular. Es otro indicio de que nuestro pueblo nos está exigiendo ir más allá, idear nuevos caminos y trochas, salirnos de la rutina y el enfermizo “cretinismo parlamentario”.

La historia está para aprender de ella. Que no repitamos los errores y nos caigamos en embelecos “democráticos” que colocan a nuestros mejores dirigentes en el terreno donde es muy fácil auto-engañarse, en donde el arribismo y los “dardos almibarados” son igual de letales a las balas.
Revolucionar nuestra práctica social-popular, romper esquemas, diseñar nuevos derroteros, es la tarea del momento

(1)  Entrevista a César Jerez, vocero de la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina (ANZORC): Zonas de Reserva Campesina: Forma Alternativa de Poder y Soberanía: http://prensarural.org/spip/spip.php?article12674

texto integral AQUI

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