Marcelo Colussi Acaba de presentarse en Guatemala la película Sin Miedo, del realizador ítalo-español Claudio Zulian. Próximamente comenzará un amplio proceso de socialización del documental, llevándoselo a los circuitos de cine comercial, buscándose su difusión en la mayor cantidad de sectores de la sociedad guatemalteca y, al mismo tiempo, su exhibición en la mayor cantidad
de espacios posibles fuera del país. La realización es una producción de Acteon, Monstro Films y CDP, en coproducción con ARTE France, Alebrije Cine y Video y Óxido, en colaboración con el Programa Ibermedia.
La idea es
que todo el mundo conozca de una verdad bastante o muy silenciada:
Guatemala sufrió una terrible guerra interna de 36 años de duración
entre 1960 y 1996. Producto de ello murieron 200.000 personas, y 45.000
fueron desaparecidas por el Estado. El 82% de esas víctimas fue
población maya. Terminada la guerra, más allá del silencio de las armas,
nada cambió en la estructura básica de la sociedad, pues continúa
siendo uno de los países del mundo donde la distancia entre los más
acaudalados y los más desposeídos es de las más abrumadoras. De hecho,
con un 60% de su población bajo el límite de la pobreza (2 dólares
diarios de ingreso, según la ONU), Guatemala, siendo territorio
productor neto de alimentos, presenta una de las tasas de desnutrición
más altas del globo.
Pasó la
guerra y todo parece seguir igual. Y además, las heridas dejadas por más
de tres décadas de conflicto armado, el Estado se niega a reconocerlas,
y mucho más, a sanarlas. De ahí que nace esta película.
Según los realizadores, “Sin Miedo
nace de una extraordinaria intuición. Un grupo de familiares de
personas secuestradas y desaparecidas por el ejército guatemalteco
durante la dictadura militar pidió y consiguió que, entre otras muchas
medidas de reparación, figurara la producción de un documental a cargo
del Estado. Fue en el año 2012, cuando la Corte Interamericana de
Derechos Humanos condenó por primera vez al Estado de Guatemala por
estas desapariciones forzadas (más de 45.000 civiles) durante los años
de la guerra civil (1960-1996). Hasta ahora el Estado se ha negado a
acatar la sentencia –y producir el documental– pero los familiares no
han querido esperar más.
Están convencidos de que lo esencial de la
cultura, de la historia y la memoria se juega ahora también en el campo
del audiovisual. Es por esto que Sin Miedo es también una
exploración de las formas actuales de nuestra memoria (individual y
colectiva). El lenguaje del cine, la televisión, el material de archivo,
los dibujos y performance nos llevan a través de la historia de esta
lucha y somos capaces de ver todos sus aspectos humanos”.
El
documental sigue las peripecias de un grupo de familiares en su búsqueda
de justicia por la desaparición de sus allegados. Cuatro de ellos son
los protagonistas de la película, quienes narran con un peculiar
lenguaje la sangrienta historia de Guatemala: Miguel Ángel Arévalo,
Paulo Estrada, Ofelia Salanic Chinguil y Salomón Mejía Estrada.
Según su director, Claudio Zulian, “Sin Miedo
existe gracias al deseo expreso del grupo de familiares de los
desaparecidos, planteando así otra cuestión fundamental en el campo de
la producción audiovisual contemporánea: ¿Quién habla? ¿Quién decide
quién puede hablar? Desde este punto de vista, Sin Miedo es un
extraordinario ejemplo de empoderamiento. El grupo de familiares de
desaparecidos siempre ha tenido una clara conciencia de ello. Tan pronto
como se emitió la sentencia comenzaron a trabajar: hablaron con
directores, productores y técnicos; querían saber exactamente cómo crear
un documental; y exploraron la manera en que se ha abordado la trágica
historia reciente de América Latina en el campo audiovisual”.
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