Los disturbios alcanzaron incluso la frontera del país con Brasil, donde fue saqueada e incendiada la sede del gobierno regional de Madre de Dios, en la ciudad de Puerto Maldonado, en lo que probablemente fue el más grave enfrentamiento de la jornada de huelga, en que no hubo heridos.
El gobierno y el sindicalismo presentaron reportes contradictorios del paro nacional, pues mientras Lima aseguró que 93 por ciento de los trabajadores acudió a su lugar de labor, la izquierdista Confederación General de Trabajadores de Perú (CGTP) dijo que fue mayoritario el cese de actividades.
Los medios coincidieron en un punto medio al señalar que había partes del país prácticamente paralizadas mientras en otras existía relativa normalidad.
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