Fernando Dorado
En la coyuntura actual de ofensiva imperialista existen diferencias en cuanto a determinar el carácter de esos ataques. Por un lado están quienes consideran que los gobiernos nacionalistas de la región han acumulado tal grado de poder que están poniendo en peligro la hegemonía estadounidense y sus intereses estratégicos. Ubican el golpe en Honduras y la instalación de las bases militares en Colombia, como parte un plan militar de inminencia inmediata contra los gobiernos bolivarianos.
Por otro, estamos los que pensamos que los EE.UU. juegan a más largo plazo apoyándose en las fuerzas oligárquicas que actúan como “caballos de Troya” al interior de nuestros países. Esos mismos hechos - con todo lo que nos duele y lo que significa para la soberanía de nuestros pueblos –, los interpretamos como parte de una estrategia político-mediática dirigida – principalmente -, a debilitar internamente la política de Obama, alejar cualquier cercanía a Cuba y a Venezuela, neutralizar el avance de UNASUR, y re-posicionar la política “bushista” al interior de los EE.UU. Y a fe que lo han conseguido sin mucho esfuerzo.
Claro que el imperio eventualmente utilizará – como lo ha venido haciendo en Colombia – estrategias “irregulares” (paramilitares, desestabilización económica, terrorismo, etc.) aprovechando las debilidades de nuestros procesos de lucha y organización, pero en lo fundamental trabajan – en esta etapa – para presionarnos, llevarnos al error, obligarnos a cambiar las prioridades en nuestra acción gubernamental, enfrentarnos entre pueblos hermanos, alimentar las fuerzas políticas opositoras y reaccionarias, y derrotarnos electoralmente.
De acuerdo a cada caracterización, los primeros llaman a los gobiernos a jugarse a fondo en este momento, forzando decisiones en UNASUR. Sabemos que gobiernos relativamente débiles frente a sus propias oligarquías como los del Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Chile, no van a tomar determinaciones drásticas.
Forzar las decisiones, antes de tiempo, lo que lleva es aislar políticamente a los gobiernos del ALBA, que es el objetivo inmediato del imperio. Y si lo consiguen será más por nuestros errores que por la eficacia de sus acciones.
Los segundos, creemos que el tiempo corre a nuestro favor, siempre y cuando sepamos actuar. La crisis económica y las contradicciones intrínsecas del sistema capitalista juegan a nuestro favor. Los movimientos sociales siguen acumulando fuerza, nuevos gobiernos nacionalistas van a aparecer en el corto plazo, los que ya están en el “poder gubernamental” pueden mediante la integración regional avanzar en sus procesos de inversión y equidad social, y con nuestro ejemplo, incentivar a otros pueblos a seguir por el camino nacionalista-popular y democrático-participativo.
Es más, tenemos condiciones para “hablarle” a los sectores estadounidenses que apoyaron a Obama y que hoy no encuentran consecuencia en sus acciones.
Ello lo podremos impulsar y concretar siempre y cuando, al tratar las tensiones con el imperio y con las oligarquías regionales (que se van a seguir dando y cada vez serán más fuertes), no nos dejemos provocar y no enviemos mensajes de “hegemonismo de nuevo tipo”, que son aprovechados por nuestros enemigos para incentivar falsos nacionalismos y presentarnos como los “nuevos ejes del mal, los enemigos de la paz y la democracia”. La prudencia, la paciencia y la visión estratégica son las herramientas que debemos utilizar para desenmascarar a los que en verdad se benefician con la guerra.
Ello lo podremos impulsar y concretar siempre y cuando, al tratar las tensiones con el imperio y con las oligarquías regionales (que se van a seguir dando y cada vez serán más fuertes), no nos dejemos provocar y no enviemos mensajes de “hegemonismo de nuevo tipo”, que son aprovechados por nuestros enemigos para incentivar falsos nacionalismos y presentarnos como los “nuevos ejes del mal, los enemigos de la paz y la democracia”. La prudencia, la paciencia y la visión estratégica son las herramientas que debemos utilizar para desenmascarar a los que en verdad se benefician con la guerra.
Llevarnos a escenarios de guerra, a corto plazo, es la táctica de quienes al interior del imperio juegan a varias bandas. Esos escenarios son ciertos, reales, pero, precisamente por ello, hay que prepararlos y enfrentarlos de manera conjunta, unidos y con mucha consistencia. Nuestra carta política es la Paz, el Progreso Social, y la Democracia Participativa. No estamos en los tiempos del Ché, de crear los 4, 5, 6 o más “Vietnams”. Estamos en la época de crear más y más Venezuelas, Bolivias y Ecuadores.
Los gringos nos quieren llevar a una lucha o batalla donde tengan todas las de ganar. Esa es la esencia de su política de contención. Nosotros debemos tener nuestra propia agenda, basada en nuestra propia táctica. Pueda que perdamos o esquivemos dar algunas peleas, pero la fundamental consiste en ganar el apoyo, la organización, la fuerza consciente de nuestros pueblos, que es nuestra fuerza vital y decisiva.
Dos miradas
Para algunos compañeros/as, los gobiernos nacionalistas son – en sí mismos – las vanguardias que encabezan y propician cambios “revolucionarios”. Para otros, como es nuestro caso, esos gobiernos sólo son herramientas provisionales y temporales para oficializar – en ocasiones mediante leyes - cambios sostenidos y sostenibles a largo plazo por fuerzas sociales organizadas y conscientes.
Los gobiernos nacionalistas son un poder político relativo y parcial, expresión de una situación de “dualidad de poder” que juega a favor de los pueblos. El verdadero poder está por definirse, pero – desde nuestra visión – éste no es el momento.
Dos estrategias y dos miradas están sobre la mesa. La de la “batalla decisiva” a corto plazo para derrotar al imperio, o la de mejorar el ejercicio de los gobiernos, integrarnos más y mejor, vigorizar las fuerzas y movimientos sociales involucrándonos en los procesos de construir nuestro propio modelo de desarrollo, lo que significa seguir ganando aliados, neutralizar a los vacilantes, y acumular mayor fuerza para “hacer caer la fortaleza” en forma gradual, incluso desde dentro del mismo monstruo.
Elegimos el momento y las armas, o dejamos que el enemigo nos imponga las condiciones. He ahí el dilema.
Elegimos el momento y las armas, o dejamos que el enemigo nos imponga las condiciones. He ahí el dilema.
[1] Sólo en ocasiones excepcionales un representante de una clase, estando en el poder o en el gobierno, traiciona a su clase y se pone al servicio de otras. Fue lo que ocurrió recientemente en Honduras con el presidente Zelaya.
[2] “El colonialismo cabalga de nuevo”: http:www.rebelion.org/ El-colonialismo-cabalga-de-nuevo.html y/o http://www.diagonalperiodico.net/El-colonialismo-cabalga-de-nuevo.html
[3] 25 hombres más ricos de América Latina. Revista Forbes.
[2] “El colonialismo cabalga de nuevo”: http:www.rebelion.org/ El-colonialismo-cabalga-de-nuevo.html y/o http://www.diagonalperiodico.net/El-colonialismo-cabalga-de-nuevo.html
[3] 25 hombres más ricos de América Latina. Revista Forbes.
[4] Reivindicaciones – que así hayan sido luchadas - son privilegios frente a la situación del resto de la población.
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