domingo, 20 de enero de 2013

Banco del Sur: Después de 7 años, nada. ¿Por qué?

Tito Pulsinelli En noviembre de 2012 firmaron la acta fundacional del Banco del Sur y hasta la fecha aún no inicia sus actividades. A pesar de que 5 de los 7 países fundadores del Banco hayan ya ratificado el Convenio Constitutivo. No hay dudas, las discrepancias e intereses no siempre convergentes, han sido insuperables. Más de lo esperado y deseable. Desde diciembre del 2007, han transcurrido 5 años y todavía no arranca como institución financiera autónoma del Suramérica. Una espera larga que ha frenado la construcción de una arquitectura financiera indispensable al boque regional, necesaria para una superior autonomía de UNASUR. Es oportuno preguntarse el porqué de este retardo, y evidenciar los
obstáculos encontrados y quiénes trancaron la vía. Un estudio del economista Jáime Estay (1) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México, evidencia que además de la tradicional lentitud característica en estos casos, hay un “ritmo-tortuga”del Brasil que “terminará siendo el último de los países fundadores del Banco en ratificar el Convenio Constitutivo”.

Tal reticencia ha sido expresada también “a través de posiciones públicas de altos funcionarios de dicho gobierno” y básicamente se explica con la existencia en Brasil del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES). Éste, en el 2011 consolidó un activo de 309 mil millones de dólares, y asiste únicamente a las empresas brasileñas que se proyectan hacia otros mercados.

A pesar de que el Banco del Sur tiene 7000 millones de dólares de capital inicial y el BNDS cuenta con un patrimonio neto de 30mil millones de dólares, el gobierno de
Brasilia “ha venido agregando fuertes inyecciones de capital: 55 mil millones de reales, durante el 2012”. Pero mantiene en stand by al Banco del Sur. Capital financiero y también los bancos públicos se resisten y dificultan la operatividad del brazo financiero integracionista.

La voluntad política y los intereses nacionales han sido la piedra de tranca, y no ha aflojado ni siquiera frente al embate devastador de la destructiva crisis de los PIAE (países industrializados altamente endeudados). Es indispensable, por lo tanto,  acelerar la creación de contrapesos geopoliticos efectivos adentro del bloque suramericano. Frente a la mitad del todo –que es Brasil- debe desplegarse el factor de re-equilibrio e simetría de la otra mitad del subcontinente.

Venezuela ha venido actuando cabalmente como eje que sedimenta y estructura todas las vertientes de la otra mitad, con una sintonía privilegiada con Buenos Aires. La necesidad de incrementar los contrapesos disminuye los riesgos de reiterar las asimetrías que paralizaron largamente e históricamente al MERCOSUR. Allí, Uruguay y Paraguay eran como pulgas contra el elefante, y la misma Argentina fue muy cautelosa frente a la invasión de export brasileño.

La burguesía Paulista hará todo para congelar el MERCOSUR a la expresión mínima de libre mercado, así como detener, desviar o minimizar la potencialidad de UNASUR. Las fuerzas sociales anti oligárquicas -brasileñas y suramericanas- tienen que contrastar el diseño de utilizar el bloque regional como masa de presión para conseguir ventajas corporativas, o para negociar intereses nacionales de largo plazo con el poder post hegemónico del norte. 

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