el análisis reposado de la situación después de la batalla es lo que corresponde.
Mientras el representante del Fondo Monetario Internacional en Argentina celebraba su triunfo anunciando sus planes de recortes y la vuelta de un gobierno corporativo y servil, en paralelo se escuchaba a la izquierda académica, pura e impoluta, atacar al pueblo argentino responsabilizándolo sin reparos del resultado de las elecciones. Los calificativos peyorativos ya conocidos por nosotros: malagradecidos, desclasados, ignorantes, brutos, inconscientes, desleales, traidores y un largo etcétera fue lo menos que se dijo desde esos sectores hacia nuestros hermanos argentinos.
Como dijimos arriba, resulta vital para el diseño político nuestro, para nuestro estudio, analizar en profundidad cada detalle de los resultados que nos dejan todas las batallas. Basta buscar los resultados registrados en la página web oficial de la Dirección Nacional Electoral de Argentina para confirmar de nuevo la teoría que hemos venido sosteniendo. El viraje sostenido, público, notorio y aparentemente conveniente de la izquierda clase media que desea suicidarse y no sabe cómo.
Los datos
Para hablar de datos y analizar a partir de ellos la situación reciente en el hermano país es fundamental decir que, por primera vez en la historia, una coalición política abiertamente de derecha llega al gobierno con mayoría de votos.Basta una búsqueda rápida para dar que con el 99,17% de los votos escrutados la diferencia es de 2,8 puntos porcentuales. Lo cual representa que, por el candidato del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, votaron 12.198.441 argentinos, y por el candidato del Fondo Monetario Internacional votaron 12.903.301. La diferencia es apenas de 704.860 votos. Siendo un punto porcentual nacional, equivalente a más o menos 251 mil votos.
Daniel Scioli ganó en 15 de 24 provincias, lo que representa un 62,5% del territorio nacional argentino: Salta, Formosa, Chaco, Misiones, Corrientes, Santiago del Estero, Tucumán, Catamarca, San Juan, Buenos Aires, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego.
Un sector de la izquierda argentina representado por el Frente de Izquierda de los Trabajadores, que agrupó a su vez otras organizaciones como Partido Obrero, Izquierda Socialista y el Partido de los Trabajadores Socialistas, hicieron campaña públicamente por el voto en blanco y los resultados arrojaron que 1,19% del electorado atendió directa o indirectamente a dicha campaña, lo que significó 305.206 votos en blanco.
Las provincias que votaron mayoritariamente por volver al neoliberalismo fueron la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Capital), Córdoba, Santa Fe y Mendoza. Las tres últimas donde habitan sectores ligados a la agroganadería, todos con gran nivel adquisitivo de clase media y alta del país que durante los últimos años han sido beneficiados prioritariamente por la renta. En tres de ellas, más la Provincia de Buenos Aires, el candidato del FMI obtuvo 8.557.921 votos, es decir el 66,32% del total de sus votos obtenidos. Esto sólo en cuatro provincias, en una de las cuales perdió.
De las 15 provincias donde ganó el candidato del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, en 11 fue por más de 10 puntos de diferencia. En los casos de Santiago del Estero la diferencia fue de 44,72% a favor de Scioli, y en Formosa de 27,92%. Regiones esencialmente rurales, de población campesina y agricultora, pobres en su mayoría.
La votación que logró convocar la izquierda que pidió voto blanco, tuvo una media nacional de 0,92%, sin embargo en 11 de las 15 que ganó Scioli, se estuvo por debajo de ese promedio. De las nueve provincias ganadas por el candidato de las transnacionales seis estuvieron por encima de esa media, llegando a ser más del doble en la Capital.
Algunas conclusiones preliminares
Argentina no escapa al hecho trascendente de la revolución que actualmente ocurre en todo el planeta. A la pugna de poder interimperial y el enorme juego geopolítico que ahora mismo está en curso.Esta victoria pírrica la definió coyunturalmente la clase media, los 700 mil votos de diferencia entre una propuesta y otra lo demuestran, no es una opinión nuestra, las definiciones y sus resultados están a la vista. Esa clase media argentina es la misma que en los últimos 12 años del gobierno de los Kirchner ha sido favorecida como pocas veces en su historia. Cuando un gobierno le beneficia en sus necesidades y ambiciones obtiene su apoyo, cuando las condiciones cambian y toca remar juntos por los intereses del país en condiciones adversas, automáticamente abandonan el barco.
Otro dato que resulta revelador lo encontramos en las hemerotecas de mediados de los años 90 del siglo pasado y a principios de este siglo. Al revisar las informaciones oficiales publicadas para la época, se puede constatar la situación paupérrima en la que vivía este sector, a tal nivel que los índices de suicidio aumentaron dramáticamente para convertirse en una de las opciones principales encontradas para escapar de esa terrible realidad.
Queda demostrado entonces (nuevamente) que la carencia de la clase media no está en su estomago: está en su cerebro. Concluyeron que con el Frente para la Victoria era imposible cumplir con la ilusión capitalista de hacerse ricos y pertenecer a la oligarquía porteña y terrateniente, decidiendo moverse gran parte de ella para la opción que les mantiene la fantasía de que, con ellos, los ricos sí podrán.
"La clase media se evidencia en la revolución porque rápidamente obtiene beneficios, pero como vive en una escalera de un solo escalón pretende seguir subiendo, pero no se da cuenta que toda su ilusión le viene del capitalismo y en medio de la revolución se salva, pero como quieren es ser ricos, entonces muerden la mano de quien les da de comer y pasan a ser perros de presa de los dueños, quienes les condenan a esa ridícula posición en la historia".
Nos toca discutir entonces hasta cuándo sostenemos ese modelo de satisfacción de necesidades; dichas necesidades está demostrado son infinitas. La realidad brutal, dura, seca, nos está diciendo que debemos aprovechar el tiempo que se le ha ganado a la guerra para la discusión intensa sobre otra opción distinta al capitalismo.
Lo que ocurrió en Argentina demuestra que seguir satisfaciendo al infinito necesidades creadas, estimuladas, ilusorias, no es una opción para cambiar la sociedad actual y crear otra cultura; por el contrario, siempre será una espada al ras del cuello, porque la clase media cuando amuela los cuchillos siempre los prueba contra su propia garganta. Recordemos el Chile del 73 y todas las dictaduras del Cono Sur. La clase media en su mayoría pidió mano dura y se la dieron; miles de muertos, desaparecidos y la depresión económica continuó intacta.
Hoy, desde Argentina, la mayoritaria y desmemoriada clase media intenta repetir la historia. El pueblo argentino es un pueblo digno que sabrá levantarse. Hay que decirlo mil veces: es falso lo que afirma la izquierda irresponsablemente, el pueblo argentino no votó por la derecha. Muestra contundente de ello lo hemos esgrimido en esta nota, y en las estadísticas oficiales de las elecciones presidenciales.
Veamos a Santiago del Estero, Formosa o Río Negro. O mejor, las 15 provincias que votaron por Daniel Scioli.
La realidad innegable es que buena parte de la izquierda y la tecnocracia argentina promovió el voto en blanco o a favor del Fondo Monetario Internacional y a las transnacionales. Hay un dato aún más interesante, en las regiones donde ganó Macri y la opción de la Operación Cóndor que destruyó a la izquierda, fue donde la izquierda obtuvo más convocatoria en sus pretensiones divisionistas. Lo dicen los datos oficiales.
"En medio de esta guerra los muertos van y vienen, aunque estemos vivos vamos y venimos, no importa el bando. Se están muriendo las viejas maneras de hacer política y con ella sus actores, se están muriendo las viejas formas del análisis social, económico y político y con ellas sus actores, se están muriendo los viejos métodos del robo y el saqueo y con ello sus actores, se están muriendo los viejos métodos de la organización capitalista humanista en todas sus formas y maneras y sus actores, y eso, no importa que sean de izquierdas o de derechas o de cualquier otra mano del rey capital; todo absolutamente todo se está muriendo, se está yendo por la desvencijada puerta de la historia".
Perder o ganar una batalla cuando sabemos que construiremos el futuro fuera de esta porquería, es la nada y a la nada van con su pírrica victoria de mierda, ya lo decretó el Comandante.
El 6 de diciembre aquí en Venezuela ganamos como sea.
misionverdad.com
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