viernes, 5 de septiembre de 2008

Nuevos planes desestabilizadores en Colombia

La gasolina de la "operación jaque" ya se agotó…

2002 Uribe Presidente
fotos de Oscar Paciencia


Fernando Dorado

Es necesario identificar las fortalezas y debilidades del bloque de poder que alienta y se alimenta del régimen autoritario que se viene entronizando en Colombia. Se debe hacer ese ejercicio para poder enfrentarlo con conocimiento de causa. La denuncia y desenmascaramiento de sus crímenes, artificios y tretas, ante la opinión pública nacional e internacional, es una importante tarea.
Pero también, debemos hacer el esfuerzo de entender el carácter del "para-uribismo", identificar sus intereses, deducir su conducta y tratar de adelantarnos a sus jugadas.


Está suficientemente clara la composición de ese bloque: el gobierno gringo con sus intereses estratégicos sobre América Latina (no sólo económicos), las trasnacionales capitalistas de todo origen, los grupos monopólicos colombianos "trans-nacionalizados", la mafia narco-paramilitar, y los burócratas corruptos de todo pelambre que se han subido a ese tren. Uribe y su combo sólo son la expresión política, aparentan dirigir pero son dirigidos.


La táctica del bloque de poder

La dirigencia de las fuerzas que sustentan el actual régimen narcofascista en Colombia, saben que están en problemas. Son conscientes que Uribe, como personaje político-mediático, es el eje de su poder. La credibilidad que la mayoría de la población todavía le otorga es su único sustento. Esa es su fortaleza y a la vez su mayor debilidad. No han logrado construir una verdadera fuerza política, y por ello, centran sus esfuerzos, en sostener al máximo esa opinión favorable, mediante varias tácticas suficientemente conocidas y analizadas:


a) Mantener la imagen de gran trabajador patriótico y, sobre todo, de defensor invencible de la nación frente al enemigo interno y externo (FARC y gobiernos vecinos de izquierda, según ellos). Para conseguirlo, han ideado toda clase de planes desestabilizadores: los últimos actos terroristas, de Ituango y Cali, siguen esa dirección. Esas acciones están perfectamente relacionadas con las recientes declaraciones del Comisionado de Paz sobre el supuesto fortalecimiento de la línea guerrerista en la insurgencia fariana.
Estas ya negaron la autoría del atentado de Ituango y seguramente harán lo mismo con el de Cali. Pero debemos estar preparados: Uribe y los gringos necesitan con urgencia "operativos" más grandes e impactantes, y no van a dudar en hacer los montajes respectivos (nacionales e internacionales). La gasolina de la "operación jaque" ya se agotó.


b) Seguir identificando a la oposición política, y ahora, según la nueva fórmula obduliana, a la "oposición judicial", como aliadas o cómplices de la guerrilla. O, descalificar a todo crítico por supuestas conductas del pasado (ciertas o falsas). Esa táctica ya le dio resultado con el senador Petro y la están utilizando ahora con el expresidente liberal César Gaviria y otros políticos de oposición.


c) Ganar tiempo en todos los demás ámbitos políticos y económicos tratando de mantener una apariencia de estabilidad institucional. La crisis financiera y económica mundial los viene impactando, el gobierno se ha visto obligado a recortar gastos, la recesión les respira en la nuca, la inflación no cede, y los grupos económicos se debaten entre la política de corto o mediano plazo (tasas de interés, déficit fiscal, y demás). De allí su desespero por hacer aprobar el TLC en los EE.UU.


Si la insurgencia guerrillera jugara políticamente ayudaría a poner en aprietos al gobierno uribista. Si el gobierno no tuviera la "amenaza terrorista" como mampara gubernamental para sujetar (engañar) a la opinión pública, no tendría como mostrar verdaderos resultados ante el conjunto de la población. Todas las acciones de este gobierno son de carácter antipopular.
Un mensaje de paz a la sociedad por parte de las FARC, un acto de contrición por los errores cometidos, acompañado de la liberación de rehenes, y una tregua unilateral, dejaría al descubierto las falencias de este régimen al servicio de los oligopolios. Sería un paso enorme en el proceso de desenmascarar la verdadera esencia de este régimen. ¡Soñar no cuesta nada!

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Mientas tanto, las acciones del movimiento social (sindical, campesino, indígena, popular) en esta coyuntura, deberán jugar un papel muy importante. Hay que actuar con mucho tacto y cuidado. Ganar opinión pública y acumular fuerza debe ser el principal objetivo. Se debe saber combinar lo reivindicativo y lo político en la justa dimensión del momento.


Limitarse a reivindicaciones inmediatas puede darle oportunidad a Uribe para hacer demagogia, pero, radicalizar políticamente el movimiento social sin tener fuerzas realmente contundentes, puede dar oportunidad para que el gobierno presente a las movilizaciones como manejadas por la oposición, o peor, manipuladas por la insurgencia armada, y de esa forma justificar – como ya lo han venido haciendo -, la más brutal represión. Y de pasada, seguir manteniendo la imagen de "protector anti-terrorista".


Los problemas del régimen

Los ideólogos del régimen narcofascista en ciernes saben que no pueden seguir gobernando de la manera como lo vienen haciendo en los últimos años. Mantienen la iniciativa a punta de acciones distractoras. De sobresalto en sobresalto. Aunque su mentalidad delincuencial les permite estar acostumbrados a ese ritmo, cubriendo un delito con otro, ya han empezado a sentir que todo tiene su límite. Los más avezados son conscientes que caminan por el filo de la navaja. Los grupos económicos en voz baja, piden y exigen estabilidad política.

La extradición de los jefes paramilitares estaba dirigida a calmar el ambiente. Por ello se arriesgaron a negociar con sus emisarios en la propia sede de gobierno. Allí se acordó la expatriación de los capos, se cocinó la reforma judicial y política, y se estaba refinando la campaña contra la Corte Suprema de Justicia.


Sin embargo, las denuncias de la prensa independiente y de las fuerzas democráticas, la actitud digna y valiente de los magistrados, y la reacción de las víctimas ha conseguido neutralizar los planes siniestros. Se logró mover a la Corte Penal Internacional. Ese episodio con el fiscal de la CPI, a pesar de su desprecio por la legalidad, los ha puesto en serios aprietos.

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Sin embargo, ¿por qué insisten en reformar a la justicia? No tienen otra salida, por ahora. Es muy sintomático que sigan en ese empeño, a pesar del rechazo que ha recibido esa iniciativa legislativa por parte de las más altas autoridades judiciales y de los especialistas jurídicos, de la reconocida inoportunidad de la misma, de que en el Congreso no la tienen fácil, y que para colmo, tiene que tramitarla el Ministro "más rápidamente desgastado" de este gobierno (Valencia Cossio).
Es una señal evidente de su crítica situación, mirada en perspectiva, así se esfuercen por enviar mensajes cínicamente triunfalistas.


¿Tiene el bloque de poder un plan hacia el futuro? Es claro que el gobierno de los EE.UU. necesita mantener un régimen en Colombia que les sirva a sus fines. La sostenibilidad de un gobierno de derecha recalcitrante es fundamental para poder intervenir en la región. Ya les ha dado importantes resultados y van a persistir en esa línea. Las transnacionales no van a renunciar fácilmente a las gabelas que les ha otorgado este gobierno y se la están jugando a fondo.
Los grupos monopólicos nacionales tienen el mismo interés, al igual que los políticos corruptos que rodean y se alimentan del actual régimen. La mafia narco-paramilitar, sus herederos, socios y testaferros, ha empezado a diseñar su propia estrategia armada para poder seguir negociando.

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Sin embargo de conjunto no se ve claro como van a armar su estrategia. Los gringos están tan untados que deben buscar una salida "limpia". El entorno democrático en la vecindad, fuera del control norteamericano no les beneficia. No pueden hacer lo que hicieron con el general Noriega en Panamá, ni Uribe puede lanzarse a un "fujimorazo". La oposición actual (Polo-liberales) no puede ser barrida al estilo del exterminio de la UP.
El tiempo corre en su contra en la medida en que las contradicciones a su interior continúen manifestándose. Todo lo que ha salido a flote no hubiera sido posible si ese bloque fuera absolutamente homogéneo. Esa es su debilidad estructural.


Es por ello que las fuerzas democráticas no pueden hacerle el juego a Uribe buscando salidas institucionales de corto plazo. Hay que agudizar las contradicciones que se mueven al interior del establecimiento (diferente del régimen). Los capitalistas industriales no monopólicos (que todavía existen) están siendo barridos por el modelo impuesto (industria del vestido, calzado, partes de automotores, industria de alimentos, etc.).
Ellos, y los sectores medios de la población son los que soportan en forma directa la política impositiva del Estado que sirve para subsidiar al sector monopólico financiero, de los agrocombustibles y a las transnacionales (minería, especialmente) que se están apoderando de todo el aparato productivo. El pueblo, finalmente es el que soporta toda esa carga.


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A esos sectores, y a toda la sociedad colombiana, debemos enviarles mensajes persistentes y bien planteados de que estamos por soluciones pacíficas, pero sin Uribe. Hay que construir con mayor decisión un frente amplio, democrático, no electorero sino verdaderamente político, con un programa claro de transición que nos genere condiciones para avanzar por el camino de la paz y la democracia, emulando a los pueblos latinoamericanos que nos han trazado el camino.
No importa que se empiece con pequeñas fuerzas, esa simiente es clave para crecer, para ir construyendo ese polo democrático que tanto necesita nuestro país.

Fotos: www.nuncamas.splinder.com/










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