El pronunciamiento de COPLA sobre Ascensión, una isla volcánica de 91 kilómetros cuadrados y apenas 1.100 habitantes, cayó como un balde de agua fría. Es que de los tres reclamos presentados por Londres por extender la plataforma submarina hasta 350 millas, éste parecía ser el más fácil, dado que no venía con disputa de soberanía, como es el caso de Malvinas y Georgias (con la Argentina), y Rockall en el Atlántico Norte (con Irlanda, Islandia y Dinamarca). En un dossier de 21 páginas, COPLA argumentó que rechazaba la propuesta británica debido a lo escarpada de la plataforma submarina en Ascensión, no se podía demostrar que había «prolongación» de ésta hasta las 350 millas.
El hecho de que Naciones Unidas haya rechazado lo de Ascensión por razones técnicas abona la presunción de que desde Gran Bretaña no están haciendo un buen trabajo y esto podría afectar la seriedad de su reclamo en otros territorios del mundo, como son sus aspiraciones a la Antártida y a las islas Malvinas.
El dictamen de la semana pasada sobre Ascensión es el primero en la lista de reclamos en el Atlántico. Allí, en las aguas de esa isla que recibió a Charles Darwin en 1836 y que fue escala aérea obligada en la Guerra del Atlántico Sur, Gran Bretaña busca explorar petróleo y minerales. Deberá conformarse, por ahora, con hacerlo sólo hasta las 200 millas.
El Foreign Office apelará el fallo: más allá de las probabilidades de encontrar hidrocarburos, se juega el dictamen pendiente sobre la plataforma submarina alrededor de las islas del Atlántico Sur.
Traducción de El Malvinense del periódico Buenos Aires Herald
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