martes, 31 de mayo de 2011

Europa, un vacío geopólitico

Entrevista a Tiberio Graziani, 
director de "Eurasia-Rivista di studi geopolitici” - www.eurasia-rivista.org
www.disenso.org/
DISENSO: Por momentos parece que la Unión Europea vive inmersa en una fractura política, como si no se hubiese concretado en términos geopolíticos, un rol alternativo de “poder europeo” en la arena política internacional; nos interesa saber si Ud. comparte nuestra impresión, y de ser así ¿A qué factores Ud. atribuye esa incapacidad?

TIBERIO GRAZIANI: Sin temor a equivocarnos, podemos decir que una política exterior de la Unión Europea en la práctica no existe.
 Ni siquiera hay una clara visión geopolítica de la Unión. Intereses nacionales de carácter particularista y la diversidad política, económica y cultural tiene prioridad sobre la Unión Europea. Es típico el caso de la energía y el ejército europeo.
Cada país miembro sigue su propio camino. Sólo se puede hablar de potencia europea en términos estadísticos y económicos. En términos financieros las últimas decisiones han aumentado la brecha entre los países miembros "más fuerte" y los más "débiles". La Unión es, en términos políticos, un cuerpo fragmentado e incoherente. Los factores del fracaso se deben principalmente a la dependencia de las naciones europeas a los intereses estadounidenses.

La inclusión de la mayoría de los países europeos en la OTAN, que es una alianza de carácter hegemónico, es decir, un dispositivo geopolítico funcional a las directivas militares de la Casa Blanca y el Pentágono, no permite la construcción de una verdadera unidad geopolítica europea. La historia de la unidad europea, desde su concreción como comunidad económica, está marcada fuertemente por la subordinación política y militar a los EE.UU. Por otra parte, el fracaso se debe también a la baja sensibilidad geopolítica en los países miembros de las clases dirigentes, todos enfocados en mezquinos intereses nacionales y renuentes a llevar a cabo la unidad de Europa.


DISENSO: ¿Es la Europa Mediterránea un contrapeso para una política exterior auténticamente europea?


TIBERIO GRAZIANI: Una verdadera política exterior de la U.E. no puede separarse del sur de Europa. Hay una relación complementaria entre el norte y centro de Europa y el Mediterráneo, que también debe incluir a Turquía, la cuarta península mediterránea. Separar la Unión Europea en dos o tres partes sería fatal para las naciones europeas, en un momento en que los principales actores mundiales tienen una dimensión geopolítica continental.

DISENSO: Existe un informe elaborado por Hans M. Kristensen – director del “Proyecto de Información Nuclear” de la Federación de Científicos Americanos (FAS) – que alerta sobre la existencia de 200 bombas nucleares estadounidenses en Europa. ¿Qué puede decirnos al respecto y que rol cumple la U.E. en esta “política nuclear” estadounidense?


TIBERIO GRAZIANI: La presencia militar de EE.UU. en suelo europeo (en Italia hay más de un centenar de bases militares) deja claro en términos inequívocos la relación entre el poder estadounidense y los países europeos. Para Washington el espacio europeo es la cabeza de puente sobre la masa continental euroasiática y africana. Los países europeos y la U.E. constituyen una parte de la esfera de influencia de EE.UU.
Bruselas y las cancillerías de cada uno de los países europeos no tienen la fuerza y, sobre todo, la voluntad de luchar contra la política globalista de Washington y Londres. La "nuclearización" de Europa es parte del proceso de militarización de las relaciones internacionales que los EE.UU. se ven obligados a concretar en esta etapa de transición del sistema unipolar al multipolar.


DISENSO: ¿Cuál cree Ud. que debe ser la relación bilateral entre el bloque europeo (Europa Continental) y el bloque euroasiático?


TIBERIO GRAZIANI: Actualmente hay un bloque europeo, pero sólo como agregado económico y social inestable, incapaz de salvaguardar los intereses generales, tanto como los específicos de Europa (véase el caso de Grecia y Portugal entre otros). El desarrollo y la consolidación de las relaciones políticas, culturales y económicas entre este “agregado” (y/o los componentes de este agregado europeo) y las principales naciones euroasiáticas (Rusia, China e India) podría desencadenar un proceso que favorezca la integración de Eurasia con Europa, como península occidental de la masa de euroasiática, asumiendo una función geopolítica esencial para la articulación de un nuevo sistema multipolar.


DISENSO: ¿Qué opina sobre la política exterior iraní, la relación entre Irán y Europa y el impacto que las “revueltas” en el mundo arábigo pueden ocasionarle a Irán?

TIBERIO GRAZIANI: La política exterior de Irán es la de una nación que defiende su propia autonomía en el ámbito internacional. Bajo esta estrategia el contraste de Teherán en el plano regional es Israel. Principal aliado de EE.UU. en el Medio Oriente, Israel también teje una red de relaciones internacionales con todos los países que, aunque incluidos en la esfera de influencia de EE.UU., aspiran a desmarcarse de los EE.UU., como es el caso de América del Sur.


Teherán prestó especial atención a las relaciones con Moscú, Pekín y Nueva Delhi, con la mirada puesta en la creación de un nuevo orden mundial multipolar, en el que se propone adoptar una función regional. Las relaciones políticas entre Irán y los países europeos son en gran medida influenciadas por las relaciones transatlánticas entre las oligarquías que rigen actualmente los destinos de los pueblos de Europa y el gobierno de Estados Unidos. Las llamadas revueltas árabes se sitúan en el contexto de la desestabilización del norte de África para fortalecer la presencia "occidental" en toda la zona.

Su "impacto", si se quiere, será funcional a los objetivos del Pentágono, que durante mucho tiempo, al menos desde la primera Guerra del Golfo, tiene como objetivo desarticular militarmente a Irán y a Siria.


DISENSO: Para finalizar nuestra entrevista ¿Existe una camino europeo de integración que trascienda lo económico y llegue a lo geopolítico? De existir ¿se desarrolla dentro de los límites que demarca la institucionalidad de la U.E. o son caminos alternativos y auxiliares? Y por último ¿qué es lo más sensato o realista para Europa Hoy?


TIBERIO GRAZIANI: Si Europa quiere ser un actor global con capacidad de expresar el beneficio cultural, político y económico de sus pueblos al resto de la humanidad, tendrá que tomar las responsabilidades geopolíticas necesarias para la construcción de un nuevo sistema multipolar. En este caso, debe comenzar a repensarse a si misma, luego de la separación que sufrió a lo largo del siglo pasado, como parte integrante de la masa continental euroafroasiatica (Viejo Mundo), y trabajar en su interior para encontrar el equilibrio y la bisagra entre los dos continentes.

 Y esto no sólo por razones utilitarias, dada su dependencia de los países de Asia casi en lo que respecta a las materias primas y recursos energéticos, sino también para compartir una "espiritualidad euroasiática", fuente de la diversidad cultural de los pueblos del Viejo Mundo, que la deriva "occidentalista" tiende a subvertir y aplanar dramáticamente.
Para expresar su soberanía y su papel geopolítico Europa debe recuperar plenamente su espacio, presidiéndolo por fuera de la alianza atlántica (OTAN) y reconsiderando sus relaciones con Rusia y el resto de Asia en pie de igualdad, pero funcionalmente a la integración geopolítica, económica y militar de la masa continental mediante la construcción de un "diálogo de euroasiático".

Además debe poner en marcha iniciativas para la creación de una Pax Mediterránea por fuera de la intrusión y acción perturbadora estadounidense. Por otra parte, en consulta con los países interesados, tendrán que participar en la creación de una alternativa realista y viable a los designios hegemónicos estadounidenses en el espacio del Medio Oriente.


Un nuevo sistema multipolar será posible sólo si el poder actualmente hegemónico, debido a sus características bioceánicas y a la naturaleza expansionista de su sistema socio-económico, entra en oposición con uno o más espacios geopolíticamente articulados de la misma importancia que puedan gobernar sobre sus propias costas, tales como pueden ser el espacio euroafroasiático y América del Sur.


Europa, recuperando su soberanía y volviéndola funcional en el espacio euroasiático, puedan participar plenamente en la construcción de un sistema internacional más equilibrado.
Subordinación geoestratégica a la influencia estadounidense o nueva función soberana en un mundo multipolar: esa es la cuestión que los europeos tendrán que resolver. Diálogo euroasiático y Pax Mediterránea son los dos vectores que definen el escenario geopolítico de Europa en el siglo XXI.











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