Obama ha superado la deuda acumulada por el ex-presidente George W. Bush en 8 años de gobierno
Attilio Folliero
El pasado 30 de abril, según datos difundido por el Tesoro de Estados Unidos, la deuda pública oficial de Estados Unidos ha llegado a 15.692,37 billones de dólares, lo que equivale a su máximo histórico. Barack Obama en sus 827 días de gobierno, desde que asumió la presidencia el 20 de enero del
Estados Unidos había llegado a una deuda de 5.000
billones de dólares el 23 de febrero de 1996; para acumular 1.000 billones de
dólares más y llegar a 6.000 fueron necesarios 6 años; desde entonces con el
presidente George W. Bush y su política de guerra, el déficit presupuestario se
triplico pasando de los anteriores medio billón escaso de déficit diario a 1,5,
determinando un acumulo de mil billones de deuda cada dos años o poco menos; en
su último año de presidencia en solo 396 días acumula 1.000 billones, llevando la
deuda estadounidense a los 10.000 billones. Por supuesto este fuerte
crecimiento se debe a la crisis económica con la cual se encontró en su último
año de presidencia y la transferencia de grandes cantidades de dinero público a
las empresas en crisis.
Con la
llegada de Obama la deuda pública de Estados Unidos empeora drásticamente,
acumulando mediamente mil billones de dólares cada siete meses y medio. El
pasado 15 de noviembre había llegado a 15.000 billones y presumiblemente
llegara a los 16.000 antes que termine el mes de Julio.
El
problema de Barack Obama, así como toda la sociedad estadounidenses, es que
está acostumbrado al consumismo y a gastar por encima de lo que se tiene, financiando
el déficit con préstamos. Pero, llegando a cifras así altas es muy difícil
encontrar quien pueda financiar diariamente estos más de 4 billones y por ende
ha sido necesario recorrer a la imprenta de dólares, lo que determinará enormes
problemas, en un futuro no lejano.
Lo peor
de todo, por Estados Unidos, es que no hay ninguna voluntad de cambiar; de
hecho, Obama en sus balances para los próximos diez años, hasta 2021, sigue
pensando que los Estados Unidos tienen que seguir gastando más de lo que tiene
a disposición.
Además, hay que añadir otro aspecto: cada años,
cuando se pasa a rendir cuenta, las cifras reales son siempre diferentes y en
negativo, en relación a lo presupuestado; por ejemplo, cuando se hizo el
balance para el 2012 se presuponían entradas por 2.627 billones y gastos por
3.729; en realidad los ingresos fiscales, según estima del mismo gobierno, para
el año en desarrollo, no llegaran ni a 2.400 billones. Es muy probable que
todos los datos optimistamente estimados por el próximo decenio, van a ser peores,
determinando una crisis institucional que podría llevar a la ruptura y
desaparición de la misma unión.
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