jueves, 14 de febrero de 2013

MONARQUÍA VATICANA BUSCA NUEVO GUÍA

Celestino V
no sirve un teólogo ¿tal vez un geopolítico? - De los 118 cardenales, 68 son europeos - ¿Cuenta más la demografía de la fe o los patrimonios de las Diócesis? 
Tito Pulsinelli La renuncia del Pastor alemán, ya sin capacidad de mando real en ese poder global, es el índice de la manifiesta crisis que lo atraviesa y paraliza. Como contadas veces ha ocurrido en su historia. El caso del ermitaño obligado a devenir Celestino V (1), reflejaba un conflicto interno a pocas familias aristócratas italiana para adjudicarse el poder temporal. Hoy, el Vaticano se enfrenta a la urgencia de preservarse en el medio de una tempestad que sacude los cimientos mismos de su representación simbólica: guía espiritual de 1200 millones de creyentes y Estado monárquico multinacional con un PIB entre los más
elevados.
La renuncia ratifica la incapacidad personal de un medieval teólogo reaccionario a resistir los embates de un mundo en transito hacia la de-globalización. Está en riesgo la conservación de la renta y privilegios acumulados por el Vaticano, “estado observador” en la ONU (como Palestina), con un cuerpo diplomático seleccionado sobre base multinacional y una formación que dura tres años. También multinacional es el grupo dirigente central, todos egresados universitarios, sin familias, sin herederos, todos con un vínculo de sumisión absoluta al Guía-Rey.

Además del capital humano, multinacionales son también sus propiedades, patrimonio financiero, bienes inmobiliarios, bienes productivos como clínicas, escuelas, editoriales (financiadas vía Concordatos por los  gobiernos nacionales), y todos los bienes desparramados en las 10mil Diócesis del mundo. A esto, debe agregarse el incalculable valor del “patrimonio artístico” –a menudo erróneamente catalogado como italiano- cuyo mantenimiento corre por cuenta de  las tesorerías de las naciones.

El bloque duro de los creyentes vive en América latina, pero eso no se refleja de ninguna manera en la  representación cardenalicia. No hay proporcionalidad entre el número de cardenales y la cantidad de católicos del continente a sur del río Bravo. No la hay tampoco si se considera la base lingüística castellana, puesto que no les abren las puerta de esta muy selecta oligarquía. De los 118 cardenales, 68 son europeos¿cuenta más la demografía de la fe o los bienes patrimoniales acumulados?

La importancia e implicaciones geopolíticas de la “renuncia” son evidentes: es suficiente recordar el reinado del polaco, decisivo para descabezar de la Teología de la liberación y el OK al neoliberalismo, y la aceleración de la imploción del bloque soviético. Son innegables las consecuencias regionales posteriores a la hipotética coronación de en sirio, africano, chino o latinoamericano.

El sucesor del Pastor alemán tendrá que medirse con problemas que ningún antecesor tuvo que enfrentar (guerra incontenible con los protestantes anglosajones, de/cristianización galopante, crisis económica ya traspasada a proceso disolvente, KO ecológico, antivalores, depravación y nepotismo etc) que cuestionan seriamente las base de supervivencia del Vaticano. Para resistir o ganar tiempo, la única religión-Estado debería  sumar fuerza entre afines, vale decir reconciliarse con los ortodoxos y todos los separados “cristianos de oriente”, dispersos entre el Mediterráneo y Oriente Medio.

Sería el paso previo al re-encuentro histórico con la intacta espiritualidad de Rusia, latitud multiétnica donde conviven en armonía cristianos, musulmanes, budistas y demás creencias. Este paso, apuntaría a la realidad de la post-hegemonía occidental y de la nueva configuración geo-económica multipolar del BRICS. Hacia esto llevaría también la candidatura de un brasileño o latino-americano.

El Estado del Vaticano logrará sumar fuerzas éticas, espirituales y social solo si renunciase –aún sea parcialmente- a sus escandalosos privilegios, acumulados con guerras y colonialismos. Solo recobrando el recto camino de la congruencia y de la sintonía entra actos y palabras. Esto no es nada fácil cuando el poder de decisión está restringido a una elite de oligarcas, en íntimo connubio con banqueros e depredadores financieros. No es fácil para quién vacía los templos con tal de llenar las bóvedas del IOR (2). Si el factor determinante sigue siendo las alianzas políticas y patrimoniales, las Diócesis más opulentas son las de Estados Unidos y Europa. Estos tendrán la última palabra.

(1) “Aventura de un pobre cristiano” de Ignacio Silone, Emecé Editores, Buenos Aires
(2) IOR (Instituto Obras Religiosas), brazo finaciero del Vaticano.

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