Petrolio barato, multiplicando los terremotos y movimientos telúricos
El método de extracción conocido como fracking o fractura hidráulica,
consiste en la inyección en cada pozo de miles toneladas de un compuesto
formado por agua, arcilla y más de 200 productos químicos.
Este
compuesto hace que los fluidos que están en las rocas, como los
hidrocarburos y gases, tengan una mejor movilidad.
El fracking permite la perforación
continua, es decir, “pinchar” la tierra sin parar, logrando así mayor
cantidad de extracción. El método es el más
corrosivo al medio ambiente. La fractura cómo también se le denomina al
salvaje método, consiste en la ruptura de la corteza
terrestre, lo que de manera corroborada está vinculado a los movimientos
telúricos.
En 2014 los sismos de entre 3,1 y 4,3 vividos en Nuevo León, México,
dieron como resultado científicos que todos tenían la misma profundidad
en su epicentro, a la de los pozos petroleros en Burgo, en el estado de
Tamaulipas.
En cada pozo fracturado, se necesitan entre 9.000 a 29.000 toneladas de
agua, mismas que han de estar cercanas al pozo en los 5 días que dura
la perforación, poniendo en riesgo los ríos y demás cuencas de agua
necesarios para la extracción.
Sacar un barril de petróleo en Arabia Saudita tiene un costo de
inversión, de cuatro o seis dólares. El fracking en EE.UU., según los
análisis financieros del Citibank y la británica Wood Mackenzie, puede
llegar a 50 DS por barril. En algunos pozos de Canadá, la cifra asciende
a más de 70 DS.
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