El presidente de facto de Honduras, Roberto Micheletti, anunció que ha autorizado la firma de un acuerdo con el que se pretende poner fin a la crisis política en ese país centroamericano, que entre sus condiciones prevé la posibilidad de la resitución del presidente constitucional, Manuel Zelaya.
Entre las condiciones del acuerdo está la posible restitución de Zelaya, la cual será debatida en el Congreso hondureño con la previa aprobación de la Corte Suprema de Justicia de ese país.
Otros puntos del acuerdo son la formación de un gobierno de reconciliación, rechazo a la amnistía política, la realización de elecciones el 29 de noviembre y la transferencia de la autoridad de las Fuerzas Armadas al Tribunal Supremo Electoral (para quitarlas a Zelaya?)
El discurso televisado de Micheletti fue la culminación de un día de encuentros de la delegación de Estados Unidos con ambas partes contrapuestas, y parece retrotraer la situación a un minuto antes del secuestro y deportación del Presidente Zelaya, o sea del golpe que ha convulsionado la vida de Honduras, dejando en el terreno muertos, heridos, presos etc.
Parece, a todas luces, garantizada la impunidad -si no la inmunidad- para todos los infractores de los derechos humanos, uniformados o no.
No se conoce la posición oficial del Frente Nacional contra el Golpe de Estado, que ha sido el motor de la formidable e imprevista resistencia heróica del pueblo. ¿n que punto queda la asamblea nacional constituyente?
Parece de presenciar el final de un partido de futbol con un resultado de empate: habrá tiempo extra?
El acuerdo firmado ayer refleja la voluntad de la clase dirigente hondureña y su patrocinante del nord, ¿será coíncidente a la del pueblo que ha protagonizado eventos de magnitud histórica en la nación centroamericana?
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