ECONOMISTA Y ACTUAL DIRECTOR DEL CENTRO ESTRATÉGICO LATINOAMERICANO GEOPOLÍTICO (CELAG)
Entrevista de Ernesto Cazal Quedamos para una entrevista al día siguiente. Desde el cafetín del hotel donde se hospedaba, reflexionó a propósito del legado económico del comandante Chávez con su libro en la mano: “Lo que hizo Chávez, y que no se lo reconocen los economistas, la economía hegemónica, es reinventar categorías, reinventar conceptos, reinventar propuestas, rediscutir desobedientemente todos los dogmas hegemónicos”.
Chávez habló de llegar a un punto de no retorno. No sólo en lo económico, sino en lo
político, en lo social. Según tu criterio, ¿en qué estadio de ese punto estamos? ¿Hemos llegado a ese punto?
Desde una perspectiva histórica creo que sí se han alcanzado ciertos niveles de irreversibilidad. Creo que está bien superado el estadio neoliberal, lo cual no es poco. La demostración de haber llegado a un punto parcial de no retorno es que en las elecciones de octubre (2012) y de abril (2013) la oposición tuvo que jugar en un campo económico y político diferente. No había manera de cuestionar al Estado de las misiones. Esa es una demostración real de que hay una cuota muy lograda en cuanto a ese grado de irreversibilidad del proceso. Otra de las cuestiones para hablar del punto de no retorno económico, social y político es que la revolución bolivariana ha construido, siguiendo la concepción gramsciana, un nuevo sentido común en lo económico.
¿Por qué podemos hablar de un nuevo sentido común en lo económico?
Es muy difícil discutir hoy con terminologías y sentido común del viejo modelo económico de las décadas de 1980 y 1990. Si la prioridad fuera la inversión extranjera directa, las políticas de ajuste o de austericidio, la liberalización del comercio y de lo financiero según el decálogo de Washington, hoy esto no tendría ningún tipo de respaldo popular. Esa para mí es la clave del sentido común nuevo que deja atrás todas las décadas neoliberales perdidas, y que se reconstruye en este proceso de transición al socialismo bolivariano del siglo XXI
Está renaciendo en el imaginario económico la necesidad de lo productivo
La velocidad con estrategia
Era mediodía, fresco sol. Serrano insistió, junto a un vaso de agua fría, que el continuo repensar de la política no puede quedarse estacionado:
“Esto no quiere decir que se ha llegado a un punto para que se conserve estáticamente. Los procesos se transforman a tanta velocidad y existen tantas tensiones creativas en economía, en lo social, que para lograr una irreversibilidad definitiva se tiene que ir actualizando ese punto de no retorno. No sólo vale con haberle puesto un punto y final y enterrado el neoliberalismo y su sentido común –y haber construido otro–, sino que además se requieren nuevos puntos de no retorno, y uno de ellos es la cuestión de la revolución productiva, y ciertas transformaciones en la estructura económica que son necesarias en tanto que un cambio estructural requiere de velocidades diferentes a cualquier coyuntura, y esa transición veloz que se hizo en un periodo récord tiene que ir acompañada ahora de transformaciones estratégicas estructurales”.
¿Sólo la cuestión productiva?
Me refiero también a reordenar la política financiera, la tributaria, la de inserción comercial, la organización productiva en el sistema-mundo, la política de compras públicas, todo ese reordenamiento que el presidente Maduro llama el nuevo régimen económico interno. Habría que mejorar el diálogo interinstitucional entre las diferentes áreas económicas, como Sicad, Seniat, aduanas, no puede haber triángulos de las Bermudas. Pero eso es un reto hacia delante. No lo vería con tanta preocupación sino más bien como un desafío propio de los cambios producidos en velocidad récord.
¿Cuál es la relación inmediata entre este debate, el pueblo organizado en consejos comunales, comunas, movimientos, colectivos, y en un contexto de guerra, de sabotaje permanente?
Es primordial identificar cuáles son las nuevas preguntas de la mayoría social para darle nuevas respuestas. Actualmente, por ejemplo, el colectivo no sólo pregunta por alimentarse sino que quiere una mejor calidad. Por eso creo que es interesante actualizar cuál es el comportamiento del sujeto social mayoritario. Por eso también me parece fundamental identificar y plantear cuáles son los retos, los nuevos factores motivacionales. Hay una buena parte de la ciudadanía venezolana, muchos jóvenes, que no conocen ni siquiera la era neoliberal, que han nacido en revolución. Pero no sólo los jóvenes sino que hay un montón de giros positivos en materia social, en materia identitaria política, en materia de satisfacción de materias básicas. Por eso es necesario escuchar, porque si se sigue respondiendo creyendo que las preguntas son las mismas de hace 14 años es probable que la velocidad de transformación no sea la exigente. Por eso sí considero que se necesita revitalizar el relato económico a partir de la caracterización de la actualidad.
Más el relato de la guerra.
Es cierto que hay una guerra económica, que hay sabotaje, que hay un intento de desestabilización foránea, que existe una burguesía importadora no productiva, especulativa y ociosa, todo eso es cierto. Pero lo que el propio comandante Chávez decía era que a pesar de todo aquello hay que identificar cómo se puede dar ese salto adelante para pacificar económicamente. La idea no es sólo resistir la guerra económica sino ver cómo se puede transitar para pacificar económicamente el momento en que nos encontramos, y yo creo que ahí viene la importancia de las comunas, del pueblo organizado que tiene que procurar esa disputa.
Pedagogía chavista
“Es determinante entender que los logros no se han dado de gratis. Tiene que ver con la cuestión pedagógica, apelando a este espíritu de Simón Rodríguez que tenía tan instalado Chávez en sí mismo: la necesidad de tener que explicar cómo una Misión Vivienda en el año 2011 tuvo, con esa inversión social tan alta, una necesidad de captar fondos altísima también”. Alfredo cree en la formación económica cotidiana del de a pie. Además, con ello se tiene que pensar la política a largo plazo: “Es clave el reto de pensar en términos estratégicos pero también en términos tácticos la modificación de la política económica tributaria reubicándola para un modelo socialista bolivariano del siglo XXI, acorde a las necesidades que tiene el país, las cuales ya no son las mismas de hace 15 años. Este pueblo, por ejemplo, dejó de pasar hambre, y cada día consume más en términos de agroindustria”.
La derecha dice que estamos pasando hambre. Sabemos que esto es una falacia. ¿Te parece que esto se implica con respecto al punto de no retorno del que hablábamos?
Esa innegociabilidad del Estado de las misiones, con shock interno y externo, con mutación de la economía mundial, con caída de los precios del petróleo, con lo que sea, es innegociable. Pero esa innegociabilidad no puede ser traducida como si fuera un milagro. No. La necesidad de hacer pedagogía y explicar que todo este tipo de logros, esa irreversibilidad, esa ganancia de soberanía, de independencia económica que plantea el Plan de la Patria, implica a veces tomar ciertas decisiones económicas. Como la cuestión de las divisas soberanas del Estado venezolano.
¿Qué hacer entonces con ellas?
¿Es factible seguir permitiendo que las divisas se vayan en tarjetas de crédito para el simple consumo? Los datos del último año y medio son muy elevados en cuanto a esto. O incluso para el tema del turismo. ¿Es posible seguir manteniendo un ritmo de sostenibilidad de salida de divisas si ahora hacen falta para reordenar productivamente el modelo? Asimismo el tema de la gasolina. ¿Es posible seguir dedicándole las divisas para subsidiar la gasolina para todos los sectores en un momento en el que esas divisas se necesitan para reordenar productivamente, mejorar las cadenas de comercialización, de distribución, de productividad? Esa nueva cultura económica tiene que ir acompañando el cambio de modelo, y es el trabajo que creo le queda tanto al pueblo organizado como al Ejecutivo.
Dices en un artículo que hay tres terrenos económicos que no han decaído, que hay una política clara del Gobierno bolivariano, que son los terrenos en lo social, en lo laboral y en lo tributario. ¿Qué relación tiene con la revolución productiva? ¿Cómo se relacionan esos tres campos con, digamos, esta nueva forma de producir?
Uno de los desafíos es la visión holística de la política económica. La política tributaria no debería tratar sólo de recaudar, tiene que implicarse con el resto de los objetivos políticos económicos. Tiene que repensarse para impulsar un nuevo modelo productivo. Es importante recaudar para tener soberanía tributaria, más en un momento de caída, de contracción de los precios del petróleo, para poder captar la gran riqueza generada. Es un desafío como política tributaria en sí mismo, pero además no tiene que tener la mirada reduccionista de sólo captar renta sino que tiene que procurar generar renta productiva en el periodo inmediato. Para eso hay que estudiar dónde se ubican los incentivos fiscales y dónde no. Es determinante no poner los incentivos fiscales en sistemas especuladores, ociosos e improductivos, para no oxigenar el metabolismo del capital.
Venezuela Bolivariana no es una isla
Empezamos a hablar del trabajo, pero no aquel que se refiere al grillete y látigo con reloj: “La política social, la política laboral son elementales. No sólo es necesario que se mantenga una baja tasa de desempleo sino que el nuevo empleo sea cada vez más productivo, que genere mayor valor agregado. Y por eso también es importante la política de ciencia y tecnología. No sólo debe haber una política de ciencia y tecnología pensada desde el nuevo orden económico interno. No tiene que concentrarse en todas las áreas del conocimiento sino en los sectores estratégicos que en el corto plazo puede tener un impacto en la reducción del valor agregado importado, e incluso cómo se inserta el conocimiento en la nueva matriz regional de la misma”, dijo.
Ayer hablabas de un nuevo agente productivo, de no sólo reacomodar los viejos productores sino de crear nuevos productores tanto en ciencia, en alimentación, etcétera. ¿Cómo se podría redimensionar esta nueva cultura productiva? Es decir, ¿con base a qué trabajo? ¿Cuál sería el criterio necesario?
Creo que dentro de un par de años se va a agradecer este momento crítico, este momento complejo, como lo nombra el presidente Maduro. Y es que está renaciendo en el imaginario económico la necesidad de lo productivo. Esto es algo que ahora quizá no lo vemos porque a veces tenemos cierta miopía del cortoplacismo y la coyuntura. Igual que pasó con el golpe petrolero, el año 2002 fue un año caótico, complicado, después la revolución bolivariana salió con tanta fuerza y solidez en materia económica, inmediatamente se instaló un control cada vez mayor del sector estratégico petrolero, luego hubo posibilidad de hacer misiones.
No es sólo resistir la guerra económica sino ver cómo se puede transitar para pacificar económicamente el momento en que nos encontramos, y yo creo que ahí viene la importancia de las comunas, del pueblo organizado
Así antes, hoy la importancia, insisto, en el nuevo sentido común económico de lo productivo. Percibo que en los últimos dos, tres años se ha hablado más de lo productivo que en los últimos 14 años. Hasta ahora esa mentalidad del rentismo petrolero instalada en el sujeto social económico venezolano –que no hay que criticarlo sino entenderlo históricamente– creo que se va transformando a buena velocidad. Al analizar los documentos oficiales hay una mayor densidad de lo productivo con relación a los últimos años. No digo que no se haya hablado de lo productivo en los últimos años, se habló en 2007, por ejemplo, pero creo que ahora se plantea de manera central. Hay que empezar a desmenuzar el tema, en cuáles áreas se disputa lo productivo. Porque sería una equivocación garrafal pasar de una economía no productiva a la economía más productiva del mundo, a querer producir todo en un tiempo récord. Cosa que es insostenible. No estamos en un mundo autárquico”.
No estamos aislados...
De hecho, el Gobierno bolivariano apuesta por el no aislamiento. Por mucho que digan Capriles y compañía de que Venezuela está aislada, lo que justamente no le cuadra es que ahora tiene más alianzas que en cualquier momento de la historia. No podemos pensar en un modelo productivo autárquico con la inserción bolivariana en el sistema-mundo a partir de la visión multipolar del mundo, de las alianzas, y creo que ahí hay un gran trabajo. Democratizar el aparato productivo, insertarse virtuosamente, en el sistema-mundo productivo. Pensar cuáles son las cadenas regionales y globales de valor, dónde merece insertarse según las capacidades del país y no querer producir absolutamente todo porque no tendría sentido. Además tendría un alto costo económico, no sería una producción a escala, no tendría la capacidad.
¿Y la cuestión de la gente, del pueblo haciendo política?
Es fundamental introducir nuevos modelos productivos y rediscutir la comuna, no creo que haya que quedarse sólo con que sea la comuna quien produzca sino cómo va a producir, porque si no pecamos de cierta ingenuidad. Las comunas no se pueden inventar de un día para otro, no pueden ser productivas de un día para otro, no hay un software que te programe una comunidad productiva de un minuto a otro, que sea el modelo más idílico habido y por haber. Esa necesidad de rediscutir la Ley Comunal en materia productiva, en materia económica, incluso las misiones en el terreno laboral, en el terreno de la cualificación. Uno tiene que ir insertando ese nuevo sujeto productivo.
En este punto de la conversación, Serrano lanzó un dato: lo único rescatable del último informe de la Cepal señala que el nivel de importaciones en el sector petrolero va creciendo a una velocidad mayor que las exportaciones petroleras. “Lo que indica que la industria requiere ciencia y tecnología cada vez mayor, para no importar valor agregado a partir del propio sector petrolero. Bueno, a lo mejor hay que poner ahí todos los huevos en la política de ciencia y tecnología, pero también en otras áreas”. Lo que hace reconsiderar el papel de las industrias en este punto del proceso revolucionario, según su posición.
¿Y qué con las empresas mixtas?
Las alianzas con las grannacionales están todavía. Se planteó un Alba, se planteó un Mercosur, pero queda trabajo por hacer. La industria de genéricos es tan importante en un país como éste. Se pueden hacer alianzas con empresas de genéricos regionales, públicas, nacionales. Asimismo llegar a acuerdos de transferencias tecnológicas. Creo que en ese sentido hay que identificar bien cuáles son las áreas prioritarias, porque Chávez siempre planteó la secuencia de prioridades, y hay que seguir pensando programática y económicamente en eso. Establecer etapas.
Decir que vamos a producir todo, hecho venezolanamente, me parece que al final quienes se frotarían las manos serían las grandes transnacionales que siguen transfiriendo tecnológicamente, exportando valor agregado. Se perpetuaría un modelo neodependentista en materia de valor agregado, en materia de conocimiento”.
Claro, y eso hace que la guerra sea más fácil de focalizar.
Exacto. Además, el presidente Maduro asume que es correcto rediscutir todo esto.
Fuente: Misión Verdad aqui
Foto: Gustavo Lagarde
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