Nuevo libro de John Perkins escribe sobre la alianza de los sicarios narcoparamilitares con los sicarios
económicos y los chacales políticos para derrocar gobiernos
JOSE GREGORIO LINARES Un
sicario es un asesino que ejecuta a sangre fría la orden de matar. Generalmente
es pagado por bandas criminales vinculadas al narcotráfico y el paramilitarismo
o por partidos políticos en estado de putrefacción. Ahora bien, un sicario
económico es un delincuente de cuello blanco que no lleva armas de fuego sino
computadoras; pero las consecuencias de sus actos son letales para cualquier
nación o pueblo que acate sus recomendaciones. Es un consultor financiero de
alto nivel al servicio de la “corporatocracia” y de las grandes potencias. Su
propósito es garantizar el sometimiento de los Estados soberanos a las
trasnacionales, y arrebatarles sutilmente los recursos. En el libro
“Confesiones de un sicario económico” John Perkins describe el modus operandi de estos esbirros de la
economía.
El
primer paso consiste en crear una matriz de opinión que haga creer a los
gobernantes que los graves problemas económicos que padece el país se resuelven
mediante créditos de la banca internacional. Luego, el FMI o el Banco Mundial
otorgan los préstamos, pero cuidan que los intereses sean lo suficientemente
elevados como para que se haga imposible el pago de la deuda contraída. De este
modo la nación deudora se convierte en morosa y queda a expensas de los
prestamistas. Es allí donde intervienen directamente los sicarios
económicos…canjean deuda por soberanía. Utilizan la astucia, el soborno y la
corrupción.
Se convierten en interlocutores autorizados de las corporaciones y
en silenciosos verdugos de las naciones morosas: le proponen la reducción de
los precios de sus materias primas, una mayor cuota de ganancia para las
trasnacionales que negocian con el Estado, restricciones en la legislación
ecológica y laboral para maximizar la utilidad, privatización de las empresas públicas,
una política de puertas abiertas a las empresas extranjeras y la disminución de
los gastos sociales dirigidos a beneficiar al pueblo.
Al mismo tiempo se
aseguran una alineación incondicional, en los organismos internacionales, del
Estado deudor con la política exterior de la potencia acreedora.
En
el caso de que los gobiernos deudores se nieguen a aceptar las “peticiones” de
los sicarios económicos, aparecen los chacales políticos. Su labor consiste en
fomentar un clima de inestabilidad mediante alianzas con la oposición interna
para provocar golpes de Estado, y sustituir los gobiernos díscolos por
regímenes dóciles y entreguistas. Generalmente recurren al magnicidio abierto o
velado para lograr sus fines.
Esto fue lo que sucedió en 1981 en Ecuador donde
murió en “accidente” aéreo el presidente Jaime Roldós quien se enfrentaba a los
consorcios yanquis; y en Panamá donde Omar Torrijos reclamaba el canal para los
panameños y también se mató en otro “accidente”. Es probablemente lo que
ocurrió en Venezuela con el presidente Chávez.
Ahora
John Perkins escribe un nuevo libro donde contará una experiencia inédita en la
historia: la alianza de los sicarios narcoparamilitares con los sicarios
económicos y los chacales políticos para derrocar el gobierno democrático de
Venezuela. Nunca se habían coaligado tantas fuerzas del mal para acabar con una
nación. Pero las hienas y sus jaurías no podrán derrotar al irreverente pueblo
de Bolívar. ¡En este difícil trance, venceremos!
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