CARACAS (Reuters) - Esta semana, manifestantes bloquearon una autopista de Caracas durante ocho horas para mostrar lo comprometida que está la oposición en asumir la desobediencia civil como principal herramienta de lucha contra el Gobierno de Nicolás Maduro.
Pero al final de la jornada, jóvenes encapuchados tomaron
la vía llenándola de escombros y basura ardiendo, mientras otros saquearon un almacén estatal, incendiaron dos camiones y robaron el equipo médico de una ambulancia.
"Lo que están haciendo no es ninguna protesta pacífica. Están dañando algo que le pertenece al Estado y que podría usarse para atender algún familiar de ellos", dijo Wilbani León, jefe de un equipo de paramédicos de Caracas.
Las manifestaciones contra el gobierno de Maduro, que acumulan casi un mes, están siendo empañadas por la violencia callejera, a pesar de la crítica de los líderes opositores.
El propio mandatario socialista ha descrito a los manifestantes como un grupo terrorista que conspira para derrocarlo a la usanza del golpe de Estado que, en el 2002, alejó brevemente del poder a su predecesor, el fallecido Hugo Chávez.
PROTESTA VIOLENTA
La gran mayoría de los manifestantes evita la violencia, que generalmente comienza cuando las marchas se están acabando o una vez que las fuerzas de seguridad comienzan a dispersarlas con gases lacrimógenos, balas de goma y camiones hidrantes.
En ese momento, pequeños grupos, casi siempre con las caras cubiertas, comienzan a quemar basura y arrastrar piezas metálicas que consiguen en la calle para levantar barricadas.
La oposición culpa de los disturbios a infiltrados que dice envía el oficialismo para deslegitimar las protestas.
Los choques con las fuerzas de seguridad son generalmente confusos y tienen lugar en zonas residenciales.
Pese a las refriegas, los adversarios de Maduro aseguran que seguirán en las calles para exigir elecciones adelantadas y el respeto a las atribuciones del Congreso, entre otras peticiones.
Pero la tensión que se respiró en las últimas manifestaciones, incluso antes que escalaran en disturbios, deja ver que los marchistas buscan cada vez más la confrontación, irritados por la aguda crisis económica que atraviesa el país.
"Esto se tiene que prender. Con pedir al señor presidente Maduro, así por las buenas, ¿Será que usted puede salir? No va salir", dijo Hugo Niño, de 38 años, quien trabajaba en una panadería hasta hace poco.
"Protestando con arrechera (vehemencia), así es que hay que hacer", agregó.
CAMIONES ARDIENDO
El lunes, a las 4 de la tarde, algunos diputados de la oposición habían comenzado a caminar entre la multitud con megáfonos, pidiendo que la gente abandonara la protesta con la misma calma que mantuvieron a lo largo del día.
Las personas se retiraban sin incidentes hasta que, a lo lejos, se escuchó el estruendo del disparo de gases lacrimógenos. Los manifestantes reaccionaron golpeando una barrera metálica de la autopista con rocas y tubos.
Un pequeño grupo entró luego en un complejo estatal que aloja camiones de carga y materiales para reacondicionar carreteras, y se equipó con cables, tuberías y palos para enfrentar a las fuerzas del orden.
Dos jóvenes intentaron infructuosamente robar un automóvil. Otros, sí tuvieron éxito al prender fuego a dos camiones.
Un adolescente, con el torso descubierto y la cara tapada, instó a los reporteros cercanos a tomar fotos de la hoguera, y se preocupó de no aparecer en las imágenes.
"Borra ese video", dijo, señalando a un reportero de Reuters que había logrado filmarlo.
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