Miguel Ángel Sandoval, perteneciò al Ejèrcito Guerrillero de los Pobres (EGP) guatemalteco. Participó en la Comisión Político Diplomática de la Insurgencia y en las conversaciones de Paz. Su opiniòn acerca de los procesos de negociaciòn de la paz es muy calificada.
Miguel Ángel Sandoval Vi con sumo detenimiento
un pequeño informe en un video donde el compañero Samtrich da cuenta de
la cantidad de presos en huelga de hambre, incluyendo datos sobre
varios de ellos que han decidido sellarse la boca
con costuras. Termine estremecido por el valor de los presos al
emprender esta huelga de hambre, un recurso extremo hay que decir, solo
leído en las historias de Gandhi o en los filmes evocando la resistencia en otros países, Irlanda uno de ellos.
leído en las historias de Gandhi o en los filmes evocando la resistencia en otros países, Irlanda uno de ellos.
La demanda de los presos
colombianos es simplemente justa. En las negociaciones por la paz para
Colombia se hizo el compromiso de dejar en libertad a quienes estuvieran
en las cárceles por delitos atribuidos a
la guerra que ya termino, y ello tomando en consideración que si algo
no corresponde a delito son los actos de resistencia armada que el
pueblo colombiano se vio en la necesidad de impulsar.
Pero hay algo más. Uno
de las mismas difíciles de resolver es la implementación de todos los
compromisos que se asumen en la mesa de negociaciones. Al menos por la
parte gubernamental que de manera general dicen
que ellos han derrotado a las guerrillas o a las fuerzas de la
oposición, según el país que se trate y que en consecuencia no se
cumplen algunos compromisos y no pasa nada pues, la guerrilla sin armas
no puede hacer mayor cosa y finalmente tienen que aceptar
que se les ha perdonado la vida y todos en paz y muy satisfechos. La
verdad es otra.
Al día siguiente de la
firma de la paz y el cese el fuego, da inicio una lucha política muy
seria que puede adquirir, incluso, formas ríspidas e incluso violentas
siempre que no rebasen el umbral de las armas.
Son las manifestaciones, los plantones, las tomas de edificios
gubernamentales, los mítines callejeros, o ahora sabemos, puede haber
una huelga de hambre. En otras palabras, la construcción de la paz no
consiste en una situación de tranquilidad o de una especie
de hermandad entre todos los actores de la guerra que recién termina.
Es el inicio de la lucha
política por la implementación de los compromisos adquiridos en la mesa
de negociaciones, que como sabemos, tanto en El Salvador, Guatemala y
ahora Colombia, han sido producto de una lucha
interna en todos los sectores. En el campo gubernamental la decisión de
ir al diálogo y la negociación no fue algo tranquilo, hubo
contradicciones, algunas muy duras, entre ellas la derrota del uribismo y
eso hay que tomarlo en cuenta.
Del lado de la
insurgencia ha habido, es la experiencia, luchas y debates internos
antes de tomar la decisión de ir a la negociación política y concluir la
guerra de manera negociada. Fue necesario expulsar de
las filas de las FARC a unos cuantos que se oponían a la negociación y
que intentaron formas de insubordinación. Nada es de gratis ni regalado,
dice el refrán.
El punto principal es
que los compromisos de la paz constituyen una agenda que debe ser
cumplida, pero ser cumplida no limita ninguna forma de lucha política,
ninguna forma de exigencia para que el cumplimiento
sea en los plazos acordados o previstos. Y este es el otro tema
central: se puede en ocasiones considerar que el cumplimiento de los
plazos se puede postergar, recalendarizar se decía en Guatemala. Pero
ello solo entraña en riesgo de incumplimiento puro y
simple, pues la recalendarización solo se puede pensar como una forma
de ganar tiempo para ir provocando el desgaste de las fuerzas
revolucionarias, pues para estas el cumplimiento de lo acordado en la
mesa es la carta de presentación a la sociedad.
Sin el cumplimiento de
lo acordado en la mesa, las fuerzas ex insurgentes no tienen nada o si
se prefiere, no tienen mucho que ofrecer a las fuerzas sociales que
pueden ser aliadas de los proyectos políticos que
se impulsen como fuerzas políticas organizadas en las nuevas
condiciones.
La experiencia nos dice
que en El Salvador, un día de retraso en la concreción de algún punto
acordado en la mesa, daba lugar a que l FMLN hiciera un hecho político
que algunas ocasiones alcanzaba ribetes de escándalo
y daba como resultado, que algún dirigente viajara de emergencia a la
sede de la ONU a exigir la responsabilidad con los acuerdos pactados.
Mientras en Guatemala,
la extensión del estilo de la mesa de negociación diplomática a la
realidad social y política del país, dio como resultado la
recalendarización de los plazos y las metas en varias ocasiones
hasta desnaturalizar el conjunto de compromisos. El proceso de paz
perdió contenido y en gran medida sentido. Por ello el balance que se
puede hacer en cada uno de los procesos señalados, debe ser una fuente
de enseñanza en la transición colombiana.
Este conjunto de
elementos es lo que me lleva a considerar de importancia medular la
huelga de hambre de los presos políticos colombianos que de alguna forma
simboliza Samtrich, uno de los negociadores de los
acuerdos y un representante de la dirección de las fuerzas ex
insurgentes. Con esta huelga que lo que demanda es la liberación de los
presos acordada en la mesa, se está jugando en gran medida el rumbo que
pueda tomar el conjunto de los acuerdos de paz de
Colombia. O se aceptan los incumplimientos o se lucha pera sean
cumplidos en los plazos acordados con las condiciones requeridas.
Es importante además que
toda la membresía de la las fuerzas ex insurgentes sepan que la paz es
siempre un proceso de lucha, que es constante, que busca construir
nuevas condiciones de vida para el país en su
conjunto y que las fuerzas de la oligarquía y sus aliados no están
dispuestos a perder ni uno solo de sus privilegios atendiendo solo a
razones por buenas que sean. La construcción de la paz es el reino de la
correlación de fuerzas políticas, de la capacidad
de sumar más sectores a la exigencia del cumplimiento y a la acción
política más imaginativa que sea posible. Lo contrario, mejor no
pensarlo por ahora.
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