Muchas de estas naciones indias ya habían resistido invasiones pre-hispánicas frente a otros pueblos poderosos. En el sur de Colombia se conformaron numerosas alianzas frente a las continuas arremetidas del imperio inca; lo mismo sucedió en el sur del continente con la conocida resistencia de los pueblos araucanos.
Estas comunidades se destacaron por desarrollar una lucha organizada y más “política” frente a la invasión europea, entre los cuales se resaltan las luchas de la Alianza “Iroquesa” en el noreste de los EE.UU. y sureste del Canadá (alrededor de los grandes lagos), los mapuches en Chile, los nasas, pastos, sindaguas, zenúes, koguis, wayuu y muchos otros en Colombia, y una gran cantidad de pueblos en toda América, que son los mismos que se han mantenido en resistencia frente no sólo a la conquista y colonización europea, sino también a los intentos de acabarlos “como pueblos” por parte de las elites oligárquicas surgidas en la formación de las precarias repúblicas.
En esa perspectiva, se debe tener en cuenta otros aportes étnicos y sociales a la formación de lasnaciones “indo-afro-euro-americanas”. El aporte de los pueblos afrodescendientes no se puede desconocer. Fueron vitales en el proceso de colonización, no sólo como mano de obra esclava en las minas sino como artesanos, herreros, cocineros y maestros de muchos oficios. Ellos fueron sometidos a un brutal proceso de destrucción como unidades culturales.
Es de las odiseas más trágicas de la historia humana. La absoluta mayoría de estas comunidades perdieron sus propias identidades, quedando reducidos a pequeños “palenques” y núcleos de población negra. Han venido recuperando costumbres, tradiciones y otros aspectos de carácter “étnico-racial”, como ocurre en el Palenque de San Basilio (Bolivar), en Guachené, Villarrica y Puerto Tejada (Cauca) o en la Costa Pacífica colombiana y ecuatoriana, y en muchas regiones de América, especialmente en los EE.UU., Brasil y las Antillas.
No podemos dejar de mencionar el aporte europeo, que en el caso de Latinoamérica fue conquistada y colonizada principalmente por ibéricos - “españoles” y “lusitanos” -, pero también por franceses, holandeses, ingleses, especialmente en las islas caribeñas. Posteriores migraciones europeas, asiáticas y africanas han marcado a países de Suramérica, completando el proceso de mestizaje racial y cultural que caracteriza nuestra región. Esa es parte de nuestra diversa complejidad y de una identidad multicultural que es potencia en sí misma.
El poblamiento del territorio caucano
El departamento del Cauca era una región poblada principalmente por pueblos indígenas de las etnias Misak (guambianos) y Kokonukos, que habitaban las tierras al oriente del llamado Valle de Pubenza. Eran los pueblos más poderosos de la región que vivían rodeados, en alianza y en conflicto, con otras tribus como los sindaguas, chisquíos, calcacés, pastales, polindaras, calibíos, esmitas, bojoleos, y gran cantidad de tribus y familias. Al oriente limitaban con sus grandes rivales, Nasas y Yalcones, quienes vivían en la vertiente oriental de la cordillera central.
A la llegada de los españoles encabezados por Sebastián de Belalcázar, los nativos son desalojados de los territorios más bajos, teniendo que refugiarse cerca de los páramos en los actuales resguardos de Guambia (municipio de Silvia), y en Puracé y Paletará. Por otro lado las comunidades nasas, también llamados paeces, son desarraigadas de los territorios bajos del Valle del río Páez, en el actual departamento del Huila, y en su fiera resistencia se refugian en las intrincadas montañas aledañas al volcán del mismo nombre, en donde liderados por la Cacica “La Gaitana” ofrecen una recia resistencia a los invasores españoles.
Posteriormente avanzan hacia territorio guambiano, con quienes han mantenido una rivalidad que sobrevive en la actualidad. En un primer momento los españoles no logran dominar y esclavizar a las comunidades nativas. En las siguientes expediciones se ven obligados a traer desde el sur, hoy Ecuador y Perú, gran cantidad de pobladores denominados por ellos con el nombre genérico de “yanaconas”8, para explotar las minas de Almaguer y Bolívar, al sur del departamento en el Macizo Colombiano, y las ricas minas de Chisquío, localizadas en la cordillera occidental en el actual municipio de El Tambo.
Parte de ésta población yanacona se asienta en las partes altas de los municipios de San Sebastián, La Vega y Sotará, en la cordillera central, y otra parte es ubicada en los alrededores de Popayán. Después, fueron repartidos en las encomiendas que se organizaron para copar el territorio. Estos yanaconas son la base ancestral de la mayoría de la población mestiza campesina del actual departamento del Cauca.
En la segunda mitad del siglo XVI los españoles importaron esclavos negros de origen africano. Fueron localizados inicialmente en cercanías de los actuales municipios de Suarez y Buenos Aires. Después se organizaron haciendas en Caloto, desde donde surtían esclavos y alimentos a las minas de oro de la región. Más adelante llevan esclavos negros a la zona baja del municipio de Timbío para la explotación de oro de aluvión en los ríos de Timbío, Quilcacé, Bojoleo y Esmita, que son ríos que conforman la cuenca media del río Patía, desde donde la población afrodescendiente se despliega hacia el Valle del Patía.
Posteriormente, familias payanesas incursionan con importantes contingentes de población esclava hacia los ríos Argelia, López de Micay y Timbiquí en la región pacífico-occidental, para explotar abundantes minas de oro. Esa población creció y se apropió del territorio, en un proceso similar al que ocurrió en las minas de Barbacoas, que correspondían a la misma jurisdicción caucana. Hoy pertenecen al departamento de Nariño.
Así se pobló el Cauca. En el centro del departamento quedó ubicada la población mestiza con ancestros yanaconas; en el norte, en el Valle geográfico del río Cauca, la población negra afrodescendiente, que también se asentó en el Valle del Patía, al sur, y en la costa baja del pacífico, al occidente. Las montañas del la cordillera central fueron compartidas entre los pueblos Misak, Kokonukos y Nasas en el nororiente, y en el sur, por pueblos yanaconas, desde la Bota Caucana hasta las cercanías a Popayán.
Sin embargo, tal delimitación no es absoluta. Los encomenderos se esforzaban por traer bajo presión y/o engaños a indios terrajeros de diversas etnias a sus haciendas, e incluso trasladaban núcleos importantes hacia territorios diversos. Ejemplo de ello son las tribus Noviraos y Jebalás, emparentadas con los Nasas, que actualmente habitan importantes resguardos ubicados cerca a la capital del departamento, en medio de pueblos mestizos y guambianos.
A raíz de la guerra de los Mil Días (1899-1902), y posteriormente, con ocasión de la represión terrateniente que se desencadenó a raíz de la aprobación de la Ley 200 de 1936 (que adjudicaba tierras a aparceros y terrajeros), durante el primer gobierno de Alfonso López Pumarejo, gran cantidad de familias indígenas de Caldono, Totoró y otros municipios, de ancestro “Páez”, migraron hacia la cordillera occidental para asentarse al otro lado del río Cauca, en zonas que van desde las riveras del Naya hasta zonas como La Paila, Cerro Tijeras y los resguardos de Honduras, Chimborazo y Aguas Negras, en el municipio de Morales.
Esta descripción geográfica e histórica nos muestra la movilidad que han tenido los diferentes pueblos y etnias de la región, en donde podemos ver, cómo se van superponiendo en el territorio. Las cabeceras municipales como Caloto, Silvia, Belalcázar y muchas otras, habitadas por los herederos de las familias de terratenientes criollos y sus servidores cercanos, han quedado rodeadas por comunidades indígenas, negras y mestizas, que antes habitaban y laboraban en haciendas, pero que en el caso de los indígenas, a partir de 1970, han recuperado casi todo el territorio de la cordillera central, creando nuevos resguardos o ampliando los existentes a esa fecha. Hoy, se presentan a diario conflictos por la tierra, por concepciones encontradas del territorio y del uso de los recursos naturales, entre ellos, el agua. Generalmente son conflictos pacíficos pero a veces, lindan con situaciones de violencia.
Históricamente el departamento del Cauca ha tenido escaso desarrollo industrial. Hasta 1970, el 85% de la población habitaba en zonas rurales. Su economía era de subsistencia basada en la agricultura, minería, pesca y otras actividades artesanales. Se mantenía una estructura productiva de tipo colonial, subsistían relaciones sociales y políticas basadas en la servidumbre, y el impacto del capitalismo era apenas visible.
La racionalidad económica predominante era de carácter “señorial”. Tener tierras y campesinos aparceros, atesorar riquezas y portar un apellido aristócrata, era el ideal de los grandes terratenientes del Cauca. El trabajo físico y la inversión en la industria eran percibidos como algo ordinario y de “gente baja”. La construcción de infraestructura energética, vías y comunicaciones, era apenas incipiente. La aparición de la clase obrera era algo excepcional. Popayán era una pequeña ciudad con aproximadamente 30.000 habitantes.
continuará
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