preocupación ante lo que parecía ser otra investigación de geopiratería contrainsurgente estadunidense en las etnorregiones de esa república hermana.
La misiva contenía un documento en
archivo adjunto en el que la Universidad de Kansas, en convenio con la
Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM) y el proyecto
Indígena, convocaba públicamente a un concurso de trabajo, cuyos
requisitos eran, además de ser estudiante de la UPNFM del primero y
segundo año, pertenecer a cualquiera de los pueblos indígenas de
Honduras y hablar la lengua respectiva, tener reconocido liderazgo en su
comunidad y con un conocimiento básico de computación y de recolección
de datos.
Los interesados debían presentar sus documentos en la Facultad
de Humanidades de esa universidad, entre el 24 y el 31 de octubre de
2013. Esto es, los investigadores estadunidenses requerían de
asistentes-informantes-lingüistas-operadores en las comunidades
indígenas para la recolección de información de una pesquisa ya en
marcha, cuyos objetivos, propósitos y fuentes de financiamiento no se
especifican en la convocatoria, ni mucho menos han sido consultados a
los pueblos y a sus organizaciones: el modus operandi de las
Expediciones Bowman.
Otro colega hondureño me comunicó algunos
datos más que confirmaron los temores iniciales. Se trata de una
investigación a nivel nacional, con el título, esta vez, de Municipios
indígenas, uso de la tierra y conflictos, tema recurrente de los
geógrafos contrainsurgentes, y su objetivo es mapear digitalmente todas
las comunidades indígenas. La composición del equipo directivo no deja
lugar a dudas: a cargo de la investigación se encuentra Peter Herlihy,
el mismo geógrafo cultural que coordinó el Proyecto México Indígena, dos
geógrafos más cuyos nombres no son proporcionados (¿no será uno de
ellos Jerome Dobson, quien acaba de recibir 3 millones de dólares para
una investigación en América Central?) y un antropólogo social, que no
podía faltar en una Expedición Bowman. Herlihy es conocido en Honduras
por haber trabajado para una agencia alemana de cooperación en los años
90 en la Moskitia y haber participado en la zonificación de la biosfera
del río Plátano y –en opinión de nuestro colega– tiene mucha influencia
entre las organizaciones indígenas de la Moskitia, en la medida que ya
lo conocen y ha colaborado en el manejo de los recursos naturales.
Lo que tal vez no es de dominio público
en Honduras son las acusaciones fundadas que en México se han hecho al
profesor Herlihy por estar financiado recurrentemente por el
Departamento de Defensa de Estados Unidos, específicamente por la
Oficina de Estudios Militares Extranjeros (con sede en Kansas), llevar a
cabo investigaciones consideradas geopiratería y practicar una
geografía cultural con objetivos finalmente contrainsurgentes y de
beneficio corporativo.
Las fuentes en Honduras señalan que
ciertos dirigentes indígenas tawahkas y miskitos se manifiestan en favor
del proyecto y que incluso algunos de ellos fueron invitados el año
pasado a la Universidad de Kansas. El ofrecimiento de trabajo remunerado
para estudiantes y profesores de la nación huésped (término usado en
los manuales de contrainsurgencia), así como la firma de convenios de
colaboración con universidades locales, juegan su papel para el apoyo
irrestricto de las intervenciones científicas estadunidenses que
encubren una amplia gama de intereses ocultos y que suelen ser muy
discretas en cuanto a revelar sus fuentes de financiamiento. A su vez,
las autoridades universitarias resultan por lo menos omisas en cuanto a
un factor clave de todo intercambio interinstitucional de cooperación
académica y científica: “ follow the money”, aconsejaba Garganta
Profunda a los periodistas que investigaban el Watergate affair: si la
Universidad Autónoma de San Luis Potosí, en México, y ahora la
Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán, en Honduras, hubieran
seguido la pista del dinero, habrían llegado al Pentágono.
La otra
hipótesis es que estas autoridades estaban al tanto de los apoyos
económicos de la Oficina de Estudios Militares Extranjeros y que, por
razones pragmáticas o afinidades ideológicas, no tuvieron reparos en
continuar manteniendo los intercambios científicos con los geógrafos de
la Universidad de Kansas.
En esta dirección, resulta significativo que en un promocional de la Sociedad de Geógrafos Americanos (sic) sobre el Proyecto México Indígena como prototipo de las Expediciones Bowman, se ostenten los logos de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la Universidad de Kansas, la Universidad de Carleton, Canadá, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, junto al logo muy visible de la Foreign Military Studies Office del Departamento de Defensa de Estados Unidos. ¡Ver para creerlo!
En todo caso, resulta explicable –en parte– que organizaciones garífunas que han estado denunciado a las Expediciones Bowman en su país me comuniquen que sus imputaciones fueron ampliamente ignoradas por las autoridades académicas y gubernamentales, así como por los medios de comunicación hondureños.
En esta dirección, resulta significativo que en un promocional de la Sociedad de Geógrafos Americanos (sic) sobre el Proyecto México Indígena como prototipo de las Expediciones Bowman, se ostenten los logos de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la Universidad de Kansas, la Universidad de Carleton, Canadá, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, junto al logo muy visible de la Foreign Military Studies Office del Departamento de Defensa de Estados Unidos. ¡Ver para creerlo!
En todo caso, resulta explicable –en parte– que organizaciones garífunas que han estado denunciado a las Expediciones Bowman en su país me comuniquen que sus imputaciones fueron ampliamente ignoradas por las autoridades académicas y gubernamentales, así como por los medios de comunicación hondureños.
No es una casualidad que Honduras, país
que ha sufrido un cruento golpe de Estado con el apoyo soterrado de
Estados Unidos, con un importante movimiento ciudadano, indígena, negro y
popular brutalmente reprimido, con una cauda de muertos, desaparecidos,
presos y torturados, y con al menos ocho bases militares y en claves de
inteligencia estadunidenses en su territorio, sea objeto de una
Expedición Bowman. Recordemos que los geógrafos contrainsurgentes
aparecen en momentos de plena movilización de la Asamblea Popular de los
Pueblos de Oaxaca (APPO). Los pueblos de Honduras sabrán responder a
este extractivismo académico imperialista.
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