Miguel Ángel Sandoval
Ciudad de Guatemala Lo que se anuncia como una nueva crisis en el Caribe ya dio inicio. Declaraciones del gobierno de los EEUU convirtiendo a Venezuela “enemiga de la seguridad interna de los EEUU”, tensión diplomática que reduce el personal norteamericano en Venezuela y exige visas para viajeros de ese país, en respuesta intervención en bienes de venezolanos, etc. Es un cuadro de tensión que no hace sino
agravarse. No hay nada que nos diga que el conflicto puede atemperarse. En Venezuela se insiste con vehemencia en la defensa de la revolución bolivariana y se actúa en consecuencia.
A ello se agregan dos factores de interés fuera de duda: el gobierno cubano da declaraciones que en lenguaje diplomático se pueden caracterizar de fuertes y de forma simultánea, se llevan a cabo maniobras militares conjuntas de Rusia y Venezuela. Mientras, EEUU da paso a maniobras militare en Puerto Rico, con lo cual el Caribe se convierte de hecho, en una región militarizada en donde hay pronósticos reservados.
En pocas palabras, la mesa está servida para un conflicto militar de alcance mundial. ¿El fondo de todo esto? Difícil de establecer pero todo apuntaría a la urgencia de los EEUU para tener el control de las reservas de petróleo y gas de Venezuela que todo mundo coincide son las más importantes del planeta. Rusia y China tienen alianzas estratégicas con Venezuela y el Mercosur y por ello su postura. En todo caso, hay una lectura que corresponde al ámbito geopolítico y por ello hay aspectos que resultan incomprensibles.
Es un tema complejo pues como todos sabemos, no existe en este caso sistemas económicos y políticos excluyentes. Rusia abandono por voluntad propia el socialismo y ahora transita por senderos propios de cualquier economía de mercado, mientras China que mantiene un socialismo sui generis, desarrolla de forma galopante el mercado. Venezuela busca construir el socialismo del Siglo XXI pero ello no implica los cambios radicales de hace años con la Revolución Cubana. Por ello es difícil entender la nueva crisis del Caribe, que a juzgar por datos que se disponen, puede, en cualquier momento, dar paso a un conflicto bélico en nuestra región.
Parecería entonces que es momento de dejar los discursos vacíos sobre la “democracia” y la “libertad”, que no están en cuestión en Venezuela, salvo en la óptica retorcida de los opositores locales que van de fracaso en fracaso, sea en la guerra económica como en las elecciones; y hay que dejar que Venezuela construya en paz el modelo político que más les convenga a los venezolanos, y que las diferencias se resuelvan acudiendo a mecanismos del dialogo y la negociación política comúnmente aceptados, menos por la vía de la conspiración golpista y la injerencia extranjera.
Es falso que exista el pensamiento único como algunos nostálgicos del autoritarismo quisieran imponer y hay que aceptar que el siglo XXI debe ser caracterizado por el pluralismo de modelos y sistemas políticos, así como diversas opciones ideológicas, políticas o económicas.
No estamos en la post-guerra mundial que corresponde a las visiones del siglo pasado, no hay condiciones para reeditar la guerra fría, es tiempo de soluciones políticas, pacificas. En donde el ejercicio de la soberanía sigue siendo vital, pues no es cierto que la globalización termine con ella. No es tiempo de conflictos bélicos en nuestra región, salvo que ese sea el interés que se encuentra detrás de todo esto y que el mismo sea un requerimiento de la industria mundial de armas. ¿Estamos ante ese escenario?
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