Tito Pulsinelli
El crack de Wall Street cayó como balde de agua fría en la ya precaria situación de Estados Unidos, con intensidad menor son las repercusiones en el área europea. La situación ha sido momentáneamente subsanada mediante la intervención de sus respectivos bancos centrales que han inmolado ingentes cantidades de dinero. Cantidades sustraídas al resto de la sociedad.
El Tesoro de EU y el Banco Central europeo han sacrificado una cantidad de riqueza sin precedentes que –anteriormente- se habían obstinada e ideológicamente rehusado a utilizar a favor de salarios, de empresas sanas, del consumo o en gasto social productivo. A los banqueros en bancarrota les han dicho que sí, a todos los demás no.
En América Latina, en cambio, hasta ahora no se ha presentado ni un caso análogo. Ningún gobierno hasta ahora ha usado la reserva monetaria, o un nuevo endeudamiento, para ir en apoyo de las finanzas especulativas.
México ha recibido el más duro contragolpe y el peso se ha devaluado severamente del 40%. Es notorio que la economía mexicana ya es una extensión de la de Estados Unidos. El 80% del movimiento comercial mexicano es unidireccional: desde y hacia Estados Unidos. Es así desde que entró en vigor el TLC.
En Brasil han ocurrido pérdidas significativas en la Bolsa de Valores de Sao Paulo, pero el gobierno de Lula no ha intervenido, y puso en claro que no tiene ninguna intención de hacerlo en futuro, tomando así las distancias de las medidas adoptadas por Washington y Bruselas. Lula ha repetido que la responsabilidad del crack es de Estados Unidos, y que Brasil no quiere pagar por los daños provocados a la economía mundial por parte de terceros.
Los Países latinoamericanos tienen una situación bastante diferente a la del pasado, y sus reservas ascienden a 500 billones de dólares, lo cual permite cierto margen de maniobra para enfrentar el empeoramiento de la situación. No tienen el agua hasta el cuello y no necesitan correr a pedir préstamos usureros al FMI o a la banca privada.
Colombia y Perú son zonas más críticas por el alto grado de dependencia del mercado de EU y del banco internacional. Siguen siendo vulnerables las islas del Caribe y Centroamérica por la escala reducida de sus economías.
Despierta cierto asombro que Merryl L. haya emitido un aviso de censura contra Venezuela, en el que pone sobre aviso contra la intención del gobierno de sostener el gasto social de 2009 y seguir con las grandes obras.
Es curioso que Merryl L. –en estos tiempos con una credibilidad bajo cero- pueda pronunciarse sobre un País que cuenta con reservas monetarias en torno a 100 billones de dólares y que este año tendrá un crecimiento económico del 5%.
Hay más. Desde hace tiempo, las reservas monetarias venezolanas han sido retiradas del circuito financiero de Estados Unidos. Venezuela ha diversificado el comercio exterior, reduciendo sensiblemente las importaciones de Estados Unidos, a favor de Brasil y Argentina.
Islandia es la primera nación que proclama oficialmente la bancarrota y –óiganlo bien- que pide un préstamo de 5.5 billones de dólares a Rusia.
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