Miguel Ángel Sandoval
Junto con la noticia de que Barack Obama era el nuevo Nóbel de la Paz, se dio a conocer que el mismo, había firmado autorizando el envío de unos 13 mil soldados más a Afganistán, para completar unos 65 mil hombres en ese país. El dato es sin duda preocupante y sobre todo, nos dice que el premio dado por la academia de Estocolmo, no sirve para disuadir políticas militaristas. Pero tampoco sirve para cerrar bases militares como las que existen en Colombia y en otros países.
Sabemos de Afganistán por la guerra que perdieron los soviéticos hace algunos años, en lo que se denominó el Viet Nam de los rusos. Miles de hombres, aviación, bombardeos, tanques, helicópteros de ultima generación, en fin, todo el arsenal militar soviético, menos las bombas nucleares. ¿Todo para que? Pues para una derrota humillante, que contribuyo a socavar los cimientos del socialismo real. Son los hechos.
Las causas de esa invasión no eran claras. Puede ser un gobierno que no era del gusto soviético, o la intención de apropiarse del petróleo o de la coca, o de todo. Finalmente nadie recuerda los motivos principales de esa invasión, salvo que la misma fue derrotada por un pueblo campesino, mal armado, pero con una convicción fuera de duda. Son también los hechos.
De esos años se conoce la participación de Bin Laden, como guerrillero al lado de los afghanos, con financiamiento y entrenamiento de la CIA. De entonces a la fecha mucha agua corrió bajo los puentes, pero el dato es una de las causas de la guerra en Afganistán, que es la supuesta búsqueda y captura de Bin Laden, que a estas alturas nadie sabe si existe, si es un mito creado por los propios estados unidos, o por algún periodista de la nomina de operaciones especiales.
Toda esta historia no es del conocimiento directo de Obama. Pero como estadista debería saber que ir a la guerra no es cosa fácil, incluso para ellos. Ya fueron derrotados en Viet Nam, están siendo derrotados en Irak, y en Afganistán, con más tropas o sin ellas, pueden correr el mismo destino que los soviéticos que salieron humillados de las montañas de Afganistán.
En cuanto al Premio Nóbel, una institución que merece ser prestigiada, me parece que a estas alturas la academia sueca debe estar demasiado contrariada, pues el mejor homenaje-agradecimiento que le hizo Obama, es la autorización para enviar más tropas a una guerra de antemano perdida. ¿Qué estarían pensando cuando le dieron el premio?
Junto con la noticia de que Barack Obama era el nuevo Nóbel de la Paz, se dio a conocer que el mismo, había firmado autorizando el envío de unos 13 mil soldados más a Afganistán, para completar unos 65 mil hombres en ese país. El dato es sin duda preocupante y sobre todo, nos dice que el premio dado por la academia de Estocolmo, no sirve para disuadir políticas militaristas. Pero tampoco sirve para cerrar bases militares como las que existen en Colombia y en otros países.
Sabemos de Afganistán por la guerra que perdieron los soviéticos hace algunos años, en lo que se denominó el Viet Nam de los rusos. Miles de hombres, aviación, bombardeos, tanques, helicópteros de ultima generación, en fin, todo el arsenal militar soviético, menos las bombas nucleares. ¿Todo para que? Pues para una derrota humillante, que contribuyo a socavar los cimientos del socialismo real. Son los hechos.
Las causas de esa invasión no eran claras. Puede ser un gobierno que no era del gusto soviético, o la intención de apropiarse del petróleo o de la coca, o de todo. Finalmente nadie recuerda los motivos principales de esa invasión, salvo que la misma fue derrotada por un pueblo campesino, mal armado, pero con una convicción fuera de duda. Son también los hechos.
De esos años se conoce la participación de Bin Laden, como guerrillero al lado de los afghanos, con financiamiento y entrenamiento de la CIA. De entonces a la fecha mucha agua corrió bajo los puentes, pero el dato es una de las causas de la guerra en Afganistán, que es la supuesta búsqueda y captura de Bin Laden, que a estas alturas nadie sabe si existe, si es un mito creado por los propios estados unidos, o por algún periodista de la nomina de operaciones especiales.
Toda esta historia no es del conocimiento directo de Obama. Pero como estadista debería saber que ir a la guerra no es cosa fácil, incluso para ellos. Ya fueron derrotados en Viet Nam, están siendo derrotados en Irak, y en Afganistán, con más tropas o sin ellas, pueden correr el mismo destino que los soviéticos que salieron humillados de las montañas de Afganistán.
En cuanto al Premio Nóbel, una institución que merece ser prestigiada, me parece que a estas alturas la academia sueca debe estar demasiado contrariada, pues el mejor homenaje-agradecimiento que le hizo Obama, es la autorización para enviar más tropas a una guerra de antemano perdida. ¿Qué estarían pensando cuando le dieron el premio?
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