martes, 22 de junio de 2010

Europa pierde la batalla en el mundo financiero

La finanza anglosajona lucha por conservar su hegemonía mundial y hunde Europa - Reino Unido tiene el 80% del PIB comprometido en avalar y asegurar a sus bancos - En el 2009, 50% de sus emisiones de deuda tuvo que ser comprado por el Banco de Inglaterra.

FERNANDO V. SEVILLA
La primera crisis bancaria de la que se tiene noticia ocurrió el año 33 antes de Cristo, cuando el emperador Tiberio tuvo que inyectar en el sistema financiero un millón de monedas de oro de las arcas públicas para evitar su colapso. Desde entonces, se han producido cientos de pánicos financieros de todo tipo, pero todos ellos, sin excepción, comparten una característica común "de una similitud escalofriante: el paso de la avaricia al miedo", afirma Liaquat Ahamed, que ha ganado el Pulitzer de Historia de 2010 por su libro "Lords of Finance: Los banqueros que arruinaron el mundo", que explica el crash del 29 a partir de los errores de los presidentes de los bancos centrales de las principales potencias de la época.

Una vez más, hoy, los banqueros centrales se encuentran con problemas similares y la misma falta de confianza. Pero ¿cuál es la causa real del desplome de la Europa del euro? ¿Por qué los inversores no huyen del yen, la libra o el dólar? Todos los analistas lo achacan a la incapacidad de los gobiernos europeos para adoptar políticas económicas, fiscales y monetarias comunes.

Pero una parte de ellos también alcanza a ver en las trincheras de la batalla monetaria el trasfondo de una guerra de poder, en la que el poderoso mundo financiero anglosajón que describe Antonio Garrigues Walker (ver entrevista) lucha a capa y espada por conservar su hegemonía financiera mundial.

El euro que analistas británicos y agencias de rating anglosajonas ponen ahora en solfa ha conseguido en sus pocos años de vida hacerse con una cuota del 30% del mercado de divisas y con otro 30% del de reservas de los bancos centrales. "A los norteamericanos nos les gusta que el euro se convierta en una moneda de reserva", dice el economista y ex presidente del Banco Hipotecario Julio Rodríguez. "Que todo el mundo acepte el dólar como moneda de reserva les da unas ventajas increíbles, pueden darse el lujo de llevar a cabo políticas que a los demás no se nos permiten", añade.

"Gusto por atacar al euro"
Esta opinión de Julio Rodríguez, que llega a decir que entre los mercados de capitales anglosajones "ha habido cierto gusto en atacar al euro y jugar contra la Unión Monetaria", es compartida en parte por el economista jefe de Intermoney y profesor de Economía Internacional José Carlos Díez. "Que venga la banca de Londres a criticar nuestra deuda pública es de película de los hermanos Marx", dice tras explicar que Reino Unido tiene el 80% del PIB comprometido en avalar y asegurar a sus bancos, o que el año pasado el 50% de sus emisiones de deuda tuvo que ser comprado por el Banco de Inglaterra.

Igual ocurre con EEUU, cuyos dólares añade han recibido todo el dinero que ha huido del euro, a pesar de tener pérdidas muy superiores a las de la Eurozona por la crisis bancaria y por haber generado un déficit fiscal muy superior. "Esta crisis le ha ido bien a la libra, pero sobre todo al dólar, que ha servido de refugio para todos los flujos que han huido de Europa, lo que significa que el Tesoro americano se está financiando a unos tipos ridículos para su situación y perspectivas", explica Díez.

Pero ningún economista se atreve a ir más allá. Todos, incluso ellos, coinciden en que la espantada del euro no se debe a ningún plan concertado, sino "a la estupidez de los europeos. Lo que hay en Europa es un desgobierno", dice Díez.
Con él coinciden los expertos más críticos con el sistema actual, como Juan Hernández Viguera, para el que la crisis es política, pues se debe a la "existencia de una laguna básica en el sistema: la falta de recursos institucionales, que no estaban previstos".

O el catedrático de Economía Internacional de la Universidad Complutense Ángel Martínez González-Tablas, que la achaca "al déficit institucional de la Eurozona".
Unas carencias que se han hecho evidentes para los especuladores, que han atisbado la debilidad y se han lanzado a la caza de la pieza que les "ofrecía una oportunidad para tomar posiciones", según González-Tablas, y de "hacer dinero", según Vigueras. O, como resume el profesor de Economía Aplicada Alberto Montero, "lo que está ocurriendo no es más que una penalización de los mercados a una falta de gobierno económico de la Eurozona".

Pasto de especuladores
Esos titubeos de los gobiernos europeos, los evidentes desacuerdos entre franceses y alemanes, esa incapacidad de tomar decisiones, que la crisis de la deuda griega ha sacado a la luz, ha echado del euro a los fondos de inversión y de pensiones chinos, japoneses y de los países productores de petróleo de Oriente Medio, siempre muy conservadores, que no especulan con dinero de otros, sino que invierten sus ahorros. Se han refugiado en el dólar y, como explica José Carlos Díez, "entonces el mercado se hace estrecho y se quedan los especuladores que se hacen con el control".

China reduce posiciones en el dólar frente al euro
La semana pasada el diario británico Financial Times disparó una nueva arma de destrucción contra el euro. Difundió el rumor de que el Gobierno chino cambiaba su estrategia en política monetaria para abandonar la moneda europea. Pocas horas tardó en llegar el desmentido oficial: “Esa información no tiene base. El mercado europeo ha sido, es, y será siempre en el futuro uno de nuestros principales mercados de inversión”, aseguró el Gobierno en una de las pocas notas que ha emitido sobre asuntos monetarios internacionales.

China, que gestiona unas muy apetitosas reservas equivalentes a 2,5 billones de dólares, guarda en secreto la distribución de esos fondos en las distintas monedas. Pero los expertos saben que la mayoría son dólares, yenes y después euros. También libras. “Los chinos no juegan a corto plazo, sus inversiones siempre son estratégicas”, dice Ricardo Molero, investigador de la Universidad Complutense y experto en China. Y hace ya mucho tiempo que establecieron una política que, sin duda, no gusta a las apetencias geoestratégicas estadounidenses: diversificación para reducir su dependencia del dólar.

Y a medio y corto plazo, tanto Washington como Londres, necesitarán ingentes flujos de ahorros ajenos para financiar sus gigantescas cuentas pendientes.

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