Le Monde
A principios de agosto se superó una etapa crucial para la puesta en marcha de la iniciativa Yasuni-ITT: la firma entre el gobierno ecuatoriano y el PNUD, el organismo financiero encargado de reunir los fondos que permitirán convertir esta utopía en realidad. El capital del Fondo Yasuni-ITT se invertirá exclusivamente en el desarrollo de fuentes renovables de energía hidráulica, geotérmica, eólica o solar con el objeto de lograr un cambio en la matriz de oferta energética y productiva que reduzca el uso de combustibles fósiles.
El ICRA es en Ecuador el firmante del Llamado Nacional de Apoyo a la iniciativa Yasuni-ITT
Se trata de un proyecto, post Copenhague formulado por la sociedad civil ecuatoriana, y asumido por el gobierno de Rafael Correa, una propuesta pionera e innovadora, una alternativa a las discusiones dominantes a nivel mundial en las que las soluciones al calentamiento climático pasan por el mercado y especialmente por el mercado de carbono. Se sabe sin embargo que el mercado no alcanza según las palabras del ecologista Joan Martínez Aller “el mercado solo gana transfiriendo los costos”
Pero esta iniciativa no solo contribuye a la mitigación del cambio climático. Nos conduce también a plantearnos otros temas como el de la economía post-petrolífera, la deuda ecológica, un nuevo modelo de desarrollo, etc. Este proyecto consiste en dejar en el subsuelo unos 920 millones de barriles de petróleo con el objeto de evitar la emisión de 410 millones de toneladas de anhídrido carbónico y la desaparición de gran parte de la fauna y de la flora considerada como la región con mayor diversidad biológica del mundo. En nombre de la corresponsabilidad común, Ecuador solicita, a cambio, una contribución financiera a los países que más contaminan (la mitad de las posibles ganancias que hubiera obtenido el Ecuador explotando ese petróleo), una especie de reconocimiento a sus históricas deudas ecológicas.
El 3 de agosto se superó una etapa crucial para que la iniciativa Yasuni-ITT (cuya sigla procede de las tres perforaciones existentes en el parque YASUNI-ITT: Ishpingo – Tambococha-Tiputini) pudiera ponerse en marcha, cuando el gobierno ecuatoriano y el PNUD firmaron el acuerdo que permitirá hacer realidad esa utopía.
Los intereses que produzca el Fondo serán destinados principalmente a los siguientes proyectos: evitar la deforestación y conserva fectivamente 44 áreas protegidas que ocupan 4,8 millones de hectáreas equivalentes al 20% del territorio ecuatoriano; la reforestación y la regeneración natural de un millón de hectáreas de selva cuyos suelos se hallan actualmente amenazados por la degradación (reduciendo así la tasa de deforestación del Ecuador, una de las más altas de Suramérica). El desarrollo social de las zonas de influencia de la iniciativa con inversiones en educación, salud, vivienda y la creación de empleos en actividades sustentables como el ecoturismo; en la investigación y desarrollo científico y tecnológico con el objetivo, a mediano y largo plazo, de cambiar el modelo de desarrollo para orientarlo hacia una sociedad del bioconocimiento.
Con el proyecto ITT, el Ecuador quiere sentar bases sólidas para un crecimiento económico que no dependa más del sacrifico del patrimonio natural del país. El gobierno ecuatoriano quiere mostrar el nuevo modelo de desarrollo que debe seguir el país. Esta propuesta podría dar origen a un nuevo modelo de civilización en el que permitiría articular la justicia social y la urgencia ecológica con un modelo de acumulación y de generación de riqueza basado en el respeto de los derechos de la naturaleza (reconocidos en la nueva Constitución de 2008), la equidad social y el uso sustentable de los recursos. Esta nueva visión implica romper con la visión antropocéntrica del desarrollo y se apoya en conceptos que proceden de la cultura indígena: el “Sumak Kawsay” o “Buen vivir”. No se trata de un proyecto a aislado sino es una política pública que se articula con el Plan Nacional para el Buen Vivir, una hoja de ruta destinada a ser guía de las políticas gubernamentales en un horizonte de 20 años.
Para poner en marcha este otro modelo. Ecuador no puede permitirse el dejar de extraer petróleo para poner disponer especialmente de recursos financieros para financiar las reformas necesarias a la transición.. El objetivo del gobierno es ensayar salir de la economía extractivista lo que no implica •cerrar la canilla” inmediatamente. De todas maneras el gobierno ecuatoriano está empeñado en construir una economía pst-petrolera en la que el Gobierno dependa cada vez menos de los recursos generados por la explotación petrolífera pero dirigida también al cambio de la matriz energética y disminuya la participación del petróleo y de los organismos fósiles en el consumo de energía. Lo que seguramente llevará 20 años y la iniciativa Yasuni.ITT es la contribución más importante.
El Ecuador muestra un ejemplo de una sociedad que está pensando desde ya en las reformas estructurales necesarias para prepararse al post-petróleo. Esa es una de las razones por las cuales la iniciativa Yasuni-ITT es seguida por el conjunto de la comunidad internacional y más especialmente por los movimientos altermundistas, los grupos ecologistas y otras organizaciones sociales. La sociedad civil debe adueñarse de los debates sobre calentamiento climático como también de las ideas en que se basa el proyecto ITT.
Es indispensable que la sociedad civil internacional y los partidos políticos presionen a los diferentes gobiernos de los países que contaminan con el objeto de que contribuyan financieramente a este proyecto en reconocimiento a su histórica deuda ecológica. Esta iniciativa no va por sí sola a revolucionar al mundo pero su éxito permitirá reproducir este tipo de proyectos en otros países de manera poder impactar veraderamente en el calentamiento climático.
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