construcción más compleja de autonomía de los pueblos, agregan, mientras las autodefensas responden a grupos particulares.
Para referirse a los sucesos de
Michoacán, donde grupos de autodefensa batallan para expulsar al grupo
criminal “Los Caballeros Templarios”, Salvador Campanur, comunero de
Cherán –donde el punto más álgido de su movimiento por su autonomía
empezó en 2011, con una guardia comunitaria y la expulsión de los
talamontes- señala que es diferente la situación en una comunidad
indígena que en una ciudad o un ejido.
Sin embargo, aclara que en primer lugar
respetan las decisiones de cada comunidad en su camino para liberarse,
“y nosotros no les podemos dictar que hagan las como nosotros las
hacemos”.
“La vigilancia comunitaria”, explica
Guillermo Hernández Chapa, comunero de Tepoztlán, “responde a un
proyecto comunitario de autonomía, donde los pueblos toman la seguridad
como una parte del todo para su desarrollo”.
Autodefensa y prácticas comunitarias
Autodefensa y prácticas comunitarias
Salvador Campanur advierte que en las
comunidades indígenas no solamente se lucha por la autodefensa, sino
contra todas las formas de intervención, como los proyectos extractivos,
“que dividen a las comunidades, las familias y los habitantes”.
Para Claudio Carrasco, de la Policía
Comunitaria de Guerrero, algunas de las diferencias de su organización
con las autodefensas de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado
de Guerrero (UPOEG), “es que son grupos que no aplican la justicia, no
responden a ninguna asamblea de pueblos y que a los detenidos los
entregan a las autoridades oficiales”.
Las autodefensas, explica el mephaá,
quieren operar como la Policía Comunitaria pero no tiene la gente ni la
experiencia de investigar a cada uno de los detenidos sobre los delitos
que cometieron. “Por eso mismo se escucha que torturan a las personas y
que liberan a delincuentes”, puntualiza.
En Morelos no se ha dado los procesos de
autodefensa como se conocen en Michoacán y Guerrero, explica Guillermo
Hernández. “Lo que conocemos como autodefensas son aquellas que
responden a grupos específicos y no a asambleas comunitarias”,
especifica. En Metepec, por ejemplo, los dueños de las huertas
aguacateras establecieron la vigilancia de su producción, pero no están
validados por asamblea comunitaria alguna.
Otra diferencia, explica el comunero de
Tepoztlán, es que “las autodefensas entran en acuerdo con las instancia
de gobierno, y las rondas comunitarias no siempre porque no esperan un
reconocimiento gubernamental, pues responden a los acuerdos de las
asambleas generales de las comunidades”.
Los nacimientos de las guardias comunitarias
Los nacimientos de las guardias comunitarias
Comuneros e indígenas coinciden en que,
desde antes de la Revolución mexicana, la seguridad y la justicia era la
propia de los pueblos. “Antes de que a las tierras de América llegaran
los ejércitos, la ronda tradicional ya existía”, indica Salvador
Campanur.
El 15 de abril del 2011, el pueblo de
Cherán, cansado de extorsiones, asesinatos y tala clandestina de sus
bosques, se levantó armado con palos, piedras y machetes. Para comenzar
la organización de la seguridad comunitaria en el municipio purhépecha,
“tuvimos que experimentar el modo en que nos trataban el gobierno y los
partidos políticos, la división de la comunidad y el crimen organizado”,
recuerda Campanur. “En una comunidad, cuando uno quiere organizarse,
enfrentar y hacer valer la palabra, es cuando surgen los conocimientos y
saberes de nuestros abuelos más antiguos y eso nos basamos”.
Los habitantes de Cherán identificaron
que poseen un territorio, “que es nuestra casa y tenemos que defenderla.
Es el modo en que nació la defensa del territorio que nos heredaron
nuestros más antiguos”, rememora el comunero purhépecha. Posteriormente
organizaron la vigilancia por medio de rondines y fogatas para enfrentar
a “los malos” quienes, denunciaron, estaban apoyados por grupos armados
y fuerzas militares. Así tomaron control de su territorio, y
posteriormente organizaron sus elecciones por usos y costumbres, lo que
tuvo que ser reconocido por las instituciones electorales.
La vigilancia comunitaria en Cherán
brinda seguridad a cerca de 20 mil habitantes y abarca una extensión de
27 mil hectáreas de bienes comunales.
En la ronda tradicional, explica
Salvador Campanur, “no existe una técnica de nombramiento para elegir
quiénes pueden o quiénes no pueden integrarla. Es un deber para niños,
jóvenes, adultos y mayores”, a quienes no se les proporciona un salario.
En la Costa Chica y Montaña de Guerrero,
la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía
Comunitaria (CRAC-PC), lleva ya 18 años con un sistema de seguridad,
justicia y reeducación. Claudio Carrasco, consejero mepháa, señala que
“para elegir a los policías convocamos a una asamblea general de la
comunidad. Es el pueblo el que tiene que elegir a los 14 elementos para
su seguridad, más sus primero y segundo comandantes”. Para nombrar al
comandante y coordinadores, se convoca a una asamblea regional, donde se
reúnen las comunidades.
En la CRAC se agrupan comunidades
mephaá, ñu savi, ñancue ñomdaa, afromestizas y mestizas. “Tenemos un
reglamento interno y nadie puede pasar encima de él. Se respeta en tanto
no lo cambie la misma asamblea regional”, explica Carrasco.
En la Costa Chica y Montaña, zona de
paso y de cultivo de droga, actúan grupos del crimen organizado, como
Los Pelones, o el Cartel Independiente. En 2012, los comunitarios
decomisaron armas, camionetas y drogas a uno de estos cárteles.
Claudio Carrasco, quien fue coordinador y
ahora es consejero de la CRAC, recuerda que en el sistema de justicia
“veníamos trabajando bien y creciendo, y de repente aparecieron las
mineras y se generó el conflicto de la autodefensa”. El coordinador
explica que le cerraron el paso a las empresas, y entonces el gobierno
buscó dividir a la CRAC, “empezó el divisionismo y después se vinieron
los grupos de autodefensa”, que trataron de tomar el control del sistema
de justicia.
“Los grupos de autodefensa surgieron de manera espontánea, si pudiéramos decirlo. No hubo proyecto, lo que sí sabemos es que el gobierno los fomenta y los apoya, pero no sabemos con qué fines”, advierte el coordinador de la CRAC.
“Los grupos de autodefensa surgieron de manera espontánea, si pudiéramos decirlo. No hubo proyecto, lo que sí sabemos es que el gobierno los fomenta y los apoya, pero no sabemos con qué fines”, advierte el coordinador de la CRAC.
En el estado de Morelos, cuna de
dirigentes históricos como Emiliano Zapata, Rubén Jaramillo, el “Güero”
Medrano y Félix Serdán, mantienen en algunas regiones procesos de
vigilancia comunal, o “rondas campesinas”.
Las prácticas de seguridad comunitaria
se vieron reforzadas por la experiencia jaramillista, explica Hernández
Chapa. “En los años sesenta existía un juez de paz comunitario, que
servía para resolver los problemas internos, pero la figura se perdió
debido al sistema de justicia del Estado nacional. En los años ochenta,
todavía los problemas se resolvían en la comunidad”, relata Hernández
Chapa.
Las rondas eran llamadas “veintenas”,
pues de dos decenas de días eran los turnos que prestaban los indígenas.
Lo que sucedió es que las autoridades gubernamentales comenzaron a
pagar los servicios comunitarios de seguridad y las comunidades se
incorporaron como auxiliares del presidente municipal. De esta forma,
explica Hernández Chapa, se vulneró la práctica comunitaria en algunas
comunidades.
La comunidad de Ocotepec es la primera
comunidad que tiene reconocida su práctica de seguridad comunitaria en
el estado, por encima de la Ley Orgánica Municipal. En el año del 2013,
en el municipio de Temoac, debido a la violencia y robos a casas
habitación, la comunidad decidió el restablecimiento de su ronda. Las
comunidades nombran a un comandante y a 12 personas más que se encargan
de la vigilancia. En algunos casos, las rondas han detenido a
funcionarios para que respondan a las comunidades.
Las rondas se mantienen en la
semiclandestinidad, explica Guillermo Hernández Chapa, comunero de
Tepoztlán, porque su actividad de vigilancia los llevó a un conflicto
con autoridades municipales. “Para ser autoridad, incluso de la
vigilancia, debes haber cumplido otros cargos”, agrega el comunero.
Campanur precisa que en Cherán no
inventaron la lucha o el modo de defenderse, y que no pueden dictarle a
otra comunidad cómo hacerlo. “En primer lugar debemos ser respetuosos de
cada pueblo y cada autonomía”, señala. “No podemos decirles que caminen
como caminamos nosotros. Respetamos su autonomía y su modo de pensar.
Si el modo de liberarse es a través de los pasos que están dando, los
respetamos y queremos que también respeten los pasos que damos en
nuestra misma comunidad”, aclara el purhépecha.
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