Miguel Ángel Sandoval Es una ocasión sin duda
importante, haber sido invitado a comentar un libro de poemas de Mario Payeras,
que ha sido conocido como un poeta guerrillero, un filosofo poeta, un
guerrillero que entre escritos militares y de coyuntura política, se daba el
tiempo para escribir cuentos que bien podrían ser considerados una especie de
visión compartida con uno de sus antecesores que escribió sobre la selva
como lo es Rodríguez Macal. Pero ello
nos dejaría a Mario Payeras apenas como alguien que vio
la naturaleza, la selva
y sus habitantes y escribió sobre ello.
En verdad hay en Mario algo mas, mucho
mas.
Razones de militancia compartida
en los primeros años de la fundación del EGP (ndr. Ejercito Guerrillero de los Pobres), hicieron que por cosas del azar
fuera uno de los primeros que leyó los versos que luego se publicaron como los Poemas de la Zona Reina.
En efecto, en una visita
realizada al campamento en las selvas del Ixcán, en donde se encontraba Payeras
o el Gato o Benedicto y en algún momento Roque, luego de las tareas cotidianas,
las guardias, los turnos de cocina y las reuniones políticas, tuvimos el tiempo
para compartir sentados en su hamaca, los versos que tenia escritos a mano en
su cuaderno de notas, cuidadosamente envueltos en nylon, con la idea de
preservarlos de los elementos como el diría en mas de alguna ocasión.
Los elementos no eran cualquier cosa.
El comején en una noche se comía los utensilios que encontraba a su paso y por ello
salvar los poemas de la selva y los elementos, era una tarea constante.
Cualquier descuido se podía pagar con los poemas perdidos por la acción del
comején o cualquier otra eventualidad. Pero sobre todo, había que salvar los
cuadernos y los poemas de la lluvia.
Llovía a cantaros a veces unos
nueve meses del año, en ocasiones sin descanso, y entonces había que vivir
mojados, calentarse un ratito en el fuego que se encendía de noche para evitar
ser avistados por el enemigo, y andar siempre con la mochila al hombro. Como
las tortugas, llevando su casa a cuestas.
Desde ese momento me pareció que
estaba delante de un poeta en serio, que junto a su solida formación cultural y
sus estudios de filosofía, era capaz de darle forma poética a profundas
reflexiones sobre la vida y la lucha en la cual se encontraba embarcado, tanto
él como muchos de sus compañeros que le habían antecedido en esos menesteres.
Mucha de la obra de Mario
Payeras quedo en ensayos sobre el medio ambiente y un extraordinario libro “la
latitud de la flor y el granizo”, unos
pocos cuentos, así como en escritos testimoniales sobre la fundación de la
guerrilla del EGP o los episodios de la guerrilla urbana, escritos políticos y
militares, que algunos es posible que no sobrevivan en los años, pero de
seguro, su poesía está llamada a convertirse en un referente obligado de las
nuevas generaciones, especialmente cuando
se quiera establecer y sobre todo comprender, de la relación
simbiótica entre la poesía y el
compromiso político, militante, revolucionario.
Lo curioso en el poeta guerrillero,
es que escribió su libro los poemas de la zona reina en los años de la
implantación guerrillera y luego su voz poética se declaro en receso para luego
reiniciar el trabajo poético unos 15 años después. Aunque hay que decir, que su
silencio poético es relativo pues un texto como Los días de la selva, fue
caracterizado como un largo poema por sus compañeros en las guerrillas del EGP
cuando fue publicado en una edición clandestina, con comentarios de varios de
ellos.
La opinión que me forme desde un
primer momento sobre la poesía de Mario Payeras, no se debe solo a la
militancia compartida, sino principalmente a que en años anteriores había
coincidido con otros poetas de la izquierda guatemalteca, en especial, Otto
René Castillo, el Bolo Flores, Mario Botzoc, Danilo, el Látigo, Aida y muchos más,
que de alguna forma integraron lo que se llamó la Generación comprometida en
nuestro país.
Es una tarea que queda para los
estudiosos, pero lo que quiero subrayar es que el oficio de poeta estuvo
siempre ligado al compromiso político, al menos en esta generación. Los
orígenes de esto se pueden encontrar en las publicaciones en donde se habla que
uno de los primeros atisbos fue una especie de declaración de principios que el
propio Miguel Ángel Asturias había hecho en algún momento. Esta declaración
rezaba que el poeta era una conducta moral. A partir de ahí, el compromiso
ineludible, que por cierto los jóvenes poetas criticaron a Asturias.
Quiero aclarar que se sabe o
conoce más de la llamada Generación Comprometida en El Salvador por la
presencia de Roque Dalton, Roberto Armijo, Manlio Argueta, Ítalo Vallecillo y
otros, en donde por razones de exilio prematuro estaba Otto René verdadero
líder en estas lides poéticas. Fue en El Salvador en donde la idea del compromiso
poético y político le dio a Otto René las claves para su propio esfuerzo. Poeta
y combatiente como años después Mario Payeras lo hizo con singular éxito.
Seguramente esas ideas y esos
propósitos animaban las pláticas de café en el emblemático Fu-Lu-Sho, en los años previos a la guerra que sacudió
nuestro país. Ser poeta y que la poesía sirviera para la liberación del país,
para la revolución, para la construcción de la sociedad de iguales.
Ese era el paradigma de muchos,
de la época, que traspasaba fronteras. Menos intimismo y mayor compromiso
social. No es casual encontrar este credo poético en generaciones de poetas en
Latinoamérica y mas allá (Javier Heraud de Perú, Leonel Rugama de Nicaragua,
Roberto Obregón entre muchos) que en
esos años escribieron versos y se empeñaron en cambiar el mundo como sabemos. De esta estirpe fue Mario Payeras.
Jean Paul Sartre, en algún lugar
afirmó que:
“La
literatura es solo una excusa para el compromiso político”.
Por supuesto que esto que dijo
Sartre en algún momento tenia la carga de alguien que en la práctica hacía del
compromiso con los cambios para la construcción de una sociedad de iguales, una
norma, una práctica y que ello constituía un legado para otras latitudes. Fue
un propósito que estaba presente en las luchas anticoloniales, en la defensa de
los obreros en la Europa de postguerra, era también un compromiso con los
procesos emergentes como el de la revolución cubana.
Eso
fue dicho hace muchos años aunque no tantos como para haberlo olvidado. Esto lo
afirmo hoy en este encuentro.
Es
indudable que cada época tiene sus paradigmas, que el escritor siempre está
rodeado de realidades sociales, políticas, culturales. Es igualmente cierto que
el acto poético, si bien, puede ser un ejercicio absolutamente personal,
individual, recrea el entorno inmediato. La mayoría de las veces, esto ocurre,
aunque puede haber excepciones, al estilo Dariano… con los cisnes y esas
figuras de su época. O la tendencia recurrente a confundir la poesía con
ejercicios formales de lenguaje, intimistas, en una suerte de onanismo poético.
Por
ello no es casual el ideario y los paradigmas de poetas comprometidos con quienes
Mario Payeras coincidió en algún momento. Así, conocer a poetas como Roque
Dalton o Arqueles Morales o Antonio Fernández Izaguirre, era pensar que la
única razón de la poesía estaba en el compromiso político, real, asumido,
militante.
No
había alternativas a ese credo de la época.
Que se
prolongó por mucho tiempo, por años y que hoy que comento los poemas de Mario
Payeras, me parece de algún interés volver sobre ese sustrato que está en la
poesía de muchos quienes compartieron la poesía y la trinchera con gentes como
Mario. Y hay una razón que considero poderosa: no sería suficiente discutir
sobre la belleza de las metáforas que transitan la poesía de esta generación o
en el caso actual, la de Mario, sin tratar de entender al menos la opción de
vida de estos poetas.
Quizás
la poesía de Mario Payeras no sea todo
lo conocida que merece. Quizás no fue mucho lo que escribió de poesía y quizás
la belleza que se encuentra en sus versos no sea del gusto más extendido, como
puede ser el caso de Otto René. Pero no se puede en ninguno de los diversos
casos, separar la poesía del compromiso. Roque Dalton uno de los poetas más
consistentes de esa visión y generación, en alguno de sus poemarios más concretamente
Los Poemas Clandestinos, decía, “poesía, perdóname por ayudarte a comprender
que no estás hecha solo de palabras”.
Los poemas de la zona reina
nos revelan a un poeta con oficio, con una capacidad pulida para hacer
reflexiones filosóficas en poemas concisos, redondos podría decirse, a la
imagen de… Zona reina, poema que le da el titulo a este poemario. No recordamos
ya como éramos al principio/porque con
cada día parte un cadáver nuestro/a pudrirse en el tiempo… y mas adelante, “nunca como estas mañanas…. “nuestros
pensamientos se parecieron tanto a nuestros actos”
O los versos del poema
Sierra Madre, que junto con Zona reina, a mi juicio constituyen los cimientos sólidos del
libro que comento
. Sin embargo/nunca un
puñado de bolcheviques con lombrices/había estado tan cerca de tumbar la ley
endurecida/que gobierna la hechura de toda mercancía. /Dos cosas más aprendimos
en la lluvia: cualquier sed de hombre tiene derecho cuando menos a una/naranja
grande, /para que la vida sea, alguna vez, como una flor/o como una canción.
Estamos ante reflexiones
filosóficas, de clara cepa marxista, por un poeta guerrillero, rodeado de la
selva y apostando al futuro en una nueva sociedad.
Antes de la publicación
formal del poemario, `Poemas de la Zona Reina, recuerdo haber escrito unos
versos motivado por el impacto saludable que habían tenido las guerrillas
guatemaltecas al unificarse en un solo frente, en donde Mario Payeras había
sido un actor importante. Era el año de 1982 y en la frase final citaba del
poema Sierra Madre, el verso final. Tan fuerte había sido la lectura de los
poemas de la selva… y aún antes de su publicación formal, ya se citaba por
algunos que los conocían como en una especie de cofradía de poetas
comprometidos.
Más adelante y en otro
contexto, otro de los poetas que ha marcado época en las letras urbanas
guatemaltecas, Roberto Monzón, fue ganador de los juegos florales de
Quetzaltenango. Roberto en las guerrillas urbanas como Mario Payeras en las guerrillas de la
selva. Hoy que comento la poesía de Mario Payeras, con la presencia de Roberto
Monzón en el espíritu de de varias personas que asisten a este encuentro,
pienso en el muy probable encuentro de los poetas guerrilleros en algún momento
de sus vidas y militancia pues los años y las circunstancias seguro hicieron el
puente para ese encuentro que solo evoco como una posibilidad dentro de muchas.
Pero que me llevan a pensar
que el oficio de la poesía y la militancia revolucionaria, tanto de Mario como
de Roberto, más allá de las metáforas, o los ejercicios de estilo, se puede
recordar como el del titánico esfuerzo
para la construcción de una sociedad
mejor, mas justa, mas humana. Es la utopía que se mantiene viva y que merece de
los poetas de hoy, un tratamiento al altura de ese sueño.
La obra poética de Mario
Payeras, al menos la que conocemos ahora en este texto de Poemas de la Zona
Reina, tiene dos partes, los poemas de la selva y los poemas nuevos, esto es,
aquellos que escribió años después de la primera parte del texto que ahora
tenemos en las manos.
El sentido se mantiene, el ritmo no cesa, la
reflexión transformadora sigue siendo el nudo de esta poesía, que ojala sea
leída y aún mas, estudiada, para intentar con versos y metáforas, que la vida
sea alguna vez, en nuestro “amado mundo”
“como una flor o una canción.
Quetzaltenango,
Xelajú, Marzo de 2014.
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