Miguel Ángel Sandoval El 27 de junio de 1954, Jacobo Arbenz Guzmán renuncio a la presidencia
de la república luego de una larga campaña de desestabilización política, una
invasión mercenaria desde Honduras, varios días de bombardeos aéreos en ciudades,
puertos y lugares poblados, y de una campaña mundial de desprestigio y desinformación,
orquestada desde las oficinas del pentágono y la CIA. A ello se sumo la traición
de los altos mandos militares. De entonces a la fecha han pasado 60 años y
mucha agua paso bajo los puentes,
Después de la intervención y la
renuncia de Arbenz, se instalo un gobierno llevado por las bayonetas
mercenarias y los bombardeos de aviones
proporcionados por el gobierno de Estados Unidos. De eso no quedan dudas. Fue
reconocido en las memorias de Eisenhower y años después, Clinton pidió
disculpas en Guatemala. Abundante literatura hay al respecto y los archivos desclasificados arrojan luz
sobre este trágico acontecimiento.
Guatemala no se ha podido
reconstruir desde entonces. La finca que Arbenz quiso modernizar sigue casi
como en ese entonces. Los bolsones de progreso no alcanzan a esconder la
marginación de las mayorías, el racismo rampante, la ideología de finca
anticomunista, pre moderna. Esa es la absoluta realidad. Ejemplos de ello son
los intentos se sofocar las múltiples expresiones sociales de lucha por los
elementales derechos democráticos, por la defensa del territorio ante las
transnacionales, y muchas otras manifestaciones que apuntan y demandan un mejor
país y sobre todo, más justo.
La soberanía que entonces se
defendió dio paso a un entreguismo sin nombre, sin vergüenza, sin sentido de
país. Es lo que ha ocurrido con el impulso de las medidas neoliberales
descarnadas, con la aprobación de contratos mineros, petroleros.,
hidroeléctricos, portuarios, o tratados comerciales, ajenos totalmente a los
intereses nacionales y contrarios a las mayorías, para favorecer a las modernas
empresas transnacionales como en esos años la mamita yunai.
Ahora, en el 60 aniversario de la
renuncia del presidente Arbenz, un nutrido grupo de intelectuales, activistas y
gente de pensamiento democrático se encuentra convocando para un conjunto de
actividades de homenaje al proceso social más importante del siglo XX, con una
idea, dentro de muchas, que nos recuerda que la Revolución de Octubre tiene
muchos días por venir.
En uno de los pocos poemas de
Augusto tito Monterroso, decía que en algún lugar, La revolución de octubre
estaba viva. Tenía razón.
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