miércoles, 17 de junio de 2009

GUYANA entrega a empresa francesa mina de oro y uranio-Arruina territorio indio

El río Cuyuní, en la frontera, está absolutamente contaminado

EL UNIVERSAL, Caracas. Las extensas áreas de la zona en reclamación donde el Gobierno guyanés ha permitido la explotación minera, no sólo es un problema de soberanía para Venezuela, sino que también afecta al medio ambiente de su territorio.

Alejandro Lanz, director general del Centro de Investigación Ecológica de Venezuela, considera alarmante los niveles de contaminación en la zona, producto de la minería permitida por Guyana. Comenta que las autoridades guyanesas otorgaron la concesión a una empresa francesa para la explotación de uranio en la frontera con el estado Bolívar, cerca de San Martín de Turumbán. Además asegura, que se han otorgado permisos para la explotación maderera en inmensas extensiones.

Si a esta explotación se suma la de oro y diamantes, se entiende porque el ambientalista considera que se está afectando en forma "grave" a las poblaciones indígenas de la zona. Guyana ha entregado gran cantidad de concesiones para la explotación de oro y diamantes en la zona en reclamación, al margen de ríos que o son fronterizos con Venezuela (como el Cuyuní) o que se comunican con los fronterizos (como el Barima).

Dicen los estudios El Fondo Mundial para la Vida Salvaje por la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés), publicó en el año 2007 un informe en el que revela cómo los indígenas están siendo afectados por la contaminación minera guyanesa. Señalan que residuos de mercurio han sido encontrados en aguas de los ríos que son usados para el consumo humano y para el riego de plantaciones.

"Las áreas más afectadas están cerca de la frontera de Guyana con Venezuela", dice el estudio. Encontraron además, que cerca del 90% de los residentes de una comunidad guyanesa -no identificada en el informe- tuvieron síntomas producto del mercurio, que puede causar daños permanentes en los pulmones y en el cerebro.

Lanz explica que el mercurio es usado en diversas fases de la explotación de oro y que sus componentes ingresan a los seres humanos a través del aire, agua y alimentos. En el caso de las comunidades mineras habría que añadir una cuarta alternativa: el contacto directo con la piel. Otro estudio del mismo año, de la Escuela de Leyes de Harvard, titulado La Minería en Guyana, Fallas del Gobierno en los Derechos Humanos y Comunidades Indígenas, revela que indígenas y pobladores en la zona fronteriza con Venezuela se ven incluso obligados a tomar agua de lluvia, debido a la contaminación de los ríos.

Lanz comenta al respecto, que el río Cuyuní está tan contaminado -por mercurio y cianuro- que ya no hay peces y que la fauna de la zona se ha visto impactada por esa razón. Algo más grave aún, si se toma en cuenta que esa es parte de la alimentación de las tribus arawako, kariña, akawaio y pemón, que habitan en la frontera.
Acota que la contaminación de los ríos en la frontera también ocurre por la minería en suelo venezolano, que se une con la explotación irracional en el Cuyuní, donde señala que hay nueve dragas de origen guyanés funcionando y más de mil equipos extrayendo oro.
Según el ambientalista, en todos los ríos que hacen frontera con Guyana hay cientos de dragas trabajando explotando oro y diamantes, -usando para ellos gasoil, gasolina, comida y repuestos provenientes de Venezuela- contaminando el ambiente y afectando a la población indígena de la zona.

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