viernes, 31 de julio de 2009

Cocaína: Colombia&EEUU se lucran, los demás serían cómplices del "narcoterrorismo"

* Colombia es el primer productor de cocaína del mundo.
* Estados Unidos es el primer productor mundial de maryuana
* Estados Unidos es el primer consumidor mundial de cocaína
* Colombia renuncia a su soberanía y entrega bases militares a los EEUU (Brasil, Chile y España piden explicación)
*
Estados Unidos -como en Afganistan con el opio- consolída su presencia en los paraísos terrenales de las drogas

*... y la produción mundial aumenta (según la ONU).
Aumenta la producción de cocaína y sube su precio en el mercado norteamericano que es el más codiciado por los narco-operadores de la economía criminal. A pesar de las campañas militares anti-droga (que en Afganistán han alcanzado el nivel de la guerra abierta) cristalizadas en reiterados Plan Colombia y Planes Patriotas, la cocaína sigue su ritmo ascendiente en volumen exportado (1) y precio final al consumidor gringo.

Colombia controla el 70% del mercado internacional y ostenta el 90% del procesamiento, según un informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Sin embargo, la responsabilidad es exportada afuera de los dos países asociados, con la pretensión que recaiga sobre las naciones que se encuentran a lo largo de la ruta de la cocaína.

Cualquier nación ubicada entre Colombia y Estados Unidos es responsabilizada y criminalizada por el hecho que una no logra - o no puede, no quiere o no le conviene - reducir la magnitud de su narco-economía, y la otra fracasa, no cambia ni intenta cambiar o aplicar, políticas efectivas de reducción del consumo interno. La estrategia de criminalización de las naciones de la ruta de la cocaína responde básicamente a las prioridades geopolíticas de estos dos países, que actúan sincrónicamente como una tenaza.

La autoridades colombianas se han especializado en responsabilizar de sus problemas internos a los países vecinos, se trate de las endémicas guerrillas, bandas paramilitares, narco-mafias o las incontables víctimas de su añeja guerra civil. De esta manera exporta todo: droga, desplazados por mayoreo, paramilitares y – sobretodo - responsabilidades hacia la comunidad internacional.

Es un intento manifiesto de colombianizar también otros territorios y otras economías que deberían pasivamente cargar con las consecuencias negativas de un modelo de gobernabilidad frágil: una creciente economía criminal que prospera gracias a un Estado pre-moderno que nunca tuvo el "monopolio de la violencia".

A esto, ahora se añade un paquete que incluye tropas extranjeras con relativos "sub-contratistas" o mercenarios: los actores armados se multiplican, así como sus efectos colaterales socialmente perniciosos.

Uribe pretende -además- que los vecinos y los "de la ruta" solucionen los problemas que la elite de su país reproduce y exporta, con sus mismos métodos libertinos e inmorales, e internacionalmente censurados. Dicho de otra forma, exige: colombianizar o acusar de complicidad con el "narcoterrorismo". El resultado en el futuro muy próximo es el aislamiento del contexto regional y la profundización de la dependencia con la menguante potencia del norte.

Estos son los precios de un kilo de cocaína en la ruta hacia Estados Unidos. En Colombia: 2,500 dólares; en Panamá: 4,000 dólares; en Guatemala: 6,000 dólares; en México DF: 12,000 dólares; en la frontera norte de México: 16,000 dólares; en Estados Unidos: 139,000 dólares, 139 dólares/gramo, 199,60 dólares en las calles de Nueva York.

El valor del producto original aumenta 55 veces. El 85% de la ganancia se queda en los bancos de Estados Unidos, el 15% lo comparten las bandas mafiosas internacionales asociadas con los carteles. Todos los demás -naciones, gobiernos, asociaciones sociales indígenas, campesinas o reformadoras- no reciben otra cosa que criminalización, satanización, desplazamientos y fuego cruzado.

Sin embargo, la lógica-de-a-pié sugiere que cuando aumenta el contrabando o el transito de estupefacientes en otras comarcas es precisamente porque Colombia produce más, y Estados Unidos consume aún mas.

Al mismo tiempo que aumentan las plantaciones y la producción, el gobierno de Álvaro Uribe recibió en abril pasado, los primeros cinco helicópteros Black Hawk, de un total de 15 que fueron comprados a Estados Unidos mediante un contrato de 220 millones de dólares que también incluye la capacitación de pilotos, repuestos y mantenimiento.

El ex ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, había revelado que el Gobierno de Estados Unidos decidió mantener para el 2010 la ayuda al Plan Colombia en un nivel similar al del 2009, con un pequeño recorte que irá a un fondo en el que “competirá por esos recursos con Pakistán y Afganistán”.

(1) En junio de 2008 se reveló un informe de las Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito, en el que alertaba del crecimiento de cultivos de cocaína en el país neogranadino durante 2007. Mientras que en 2006 los cultivos comprendían 78.000 hectáreas sembradas, en 2007 aumentaron a 99.000.




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