Miguel Ángel Sandoval
Hace ya un mes que los militares dieron un golpe de estado en Honduras. De entonces a la fecha hemos visto hechos inesperados, sorpresivos, novedosos. Nada en Honduras es igual a lo que se vivía con la presidencia de Mel Zelaya. Al país se le ha dado vuelta literalmente, como a una especie de calcetín, por los sectores sociales. No sabemos si es de manera transitoria o de más alcance. Los hechos nos permiten pensar de esta manera.
Hemos visto a miles manifestando durante mas de un mes a favor de Zelaya, todo de manera pacifica, ordenada, prudente, con propuesta política. Adicionalmente, los países de la OEA y otros mecanismos multilaterales, han sido beligerantes en el acompañamiento del presidente Zelaya. Desde el grupo de usurpadores, nada nuevo, salvo un poco de cuidado para no dar rienda suelta a la represión, pues se saben vigilados por el mundo entero.
El presidente Zelaya tiene una carrera contra el tiempo, que sabe que no lo favorece de manera clara y total, especialmente por la tendencia mediática que ha instalado desde hace unos años para el análisis de los procesos políticos, que fuera de los reflectores se siguen desenvolviendo, siguiendo la lógica de los procesos sociales.
Aunque hemos de señalar que los usurpadores no tienen gran margen de maniobra. Pero quiero señalar una idea que se abre paso en analistas y tiene relación con “ese inmenso e inesperado movimiento social que se ha puesto en marcha a partir del golpe y que rebasa amplia –y tal vez irreversiblemente- los estrechos marcos de la mal llamada “democracia representativa” en Honduras”, como lo señala atinadamente Atilio Borón en un articulo en Rebelión del 27 de julio de este año.
Es lo que de manera inicial decía en una nota publicada el 7 de julio en mi columna Letra con Filo, al señalar que “la maduración de un proceso social en Honduras, que contra todo pronóstico, se está convirtiendo con el paso de las horas en una verdadera revolución democrática, aun cuando no pueda, de momento, tomar el poder. Eso es lo que indica la cantidad de imágenes de televisión y las fotos de los corresponsales.
Honduras cambió en una semana y ahora el pueblo hondureño es un actor de primer orden. Zelaya fue el motor de este cambio y ahora debe acompañar a la población desbordada”. Con propósitos que se ubican en el mismo tenor de reflexiones, hay artículos en la Jornada de México, en página 12 de Argentina y un sinfín de blogs que circulan por el continente. De manera especial, uno que se denomina “Honduras en Lucha”.
Claro que todo este análisis desaparece de las cadenas oficiales de la prensa y la televisión, así como de las preocupaciones de la flamante sociedad interamericana de prensa –SIP- . En ello un caso dramático es el esfuerzo de CNN la voz oficial de un sector gobierno norteamericano, que se esfuerza por censurar, todas las voces que le dan mayor análisis al golpe de estado, pues para CNN el golpe no es golpe, es una transición, es un relevo democrático o cualquier babosada de ese calibre. Pero hay más.
Le hemos visto censurar de manera abierta a presidentes de la región, al mismo presidente Obama, quitando la voz y dando rienda suelta a los comerciales o a los comentarios, que sin duda están escritos, o les son dictados a las presentadoras o presentadores.
Por suerte que existe Telesur y los dos o tres periódicos alternativos, y las redes de blogs y de Internet, pues de lo contrario estaríamos en este momento, aplaudiendo al mentado Goriletti. Es de ese tamaño la desinformación que se ha dado a la tarea de difundir CNN. De lo poco que no pudieron ocultar es las declaraciones de uno de los cancilleres nombrados por el golpismo en Honduras, pues en su torpeza llego a descalificar a Obama por “negrito”.
Desde la perspectiva de la CNN todo se arregla en una mesa virtual que convoco Hillary Clinton, utilizando como mediador a Oscar Arias. Más allá de los resultados y de la importancia real que esto tenga, debemos convenir que es apenas una de las facetas de la diplomacia que se ha desarrollado alrededor de Honduras y el golpe de estado.
Pero además es tiempo de señalar que la mesa de San José constituye una bofetada al consenso de la OEA, ni más ni menos.
Las movilizaciones de miles de hondureños y hondureñas, su capacidad de resistir en las condiciones actuales, los cambios profundos que están ocurriendo en Honduras, están fuera de los comentarios del canal de TV gringo, y parecería que están perdiendo una ocasión inmejorable de tener una imagen diferente y no la de falsificadores de los hechos vía la manipulación de la TV. CNN ha perdido la ocasión de dar cobertura a ese cambio profundo que le ha dado la vuelta a Honduras como si se tratara de un moderno calcetín social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario