Fernando Dorado
En algunos municipios como El Tambo, Timbío, Bolívar, La Vega, las comunidades están desarrollando nuevas estrategias de carácter local. Frente al Plan de Aguas, se han planteado la apropiación de los recursos económicos para ampliar o mejorar los acueductos pero mantener de hecho su autonomía administrativa.
De igual forma, existen dinámicas hacia la recuperación de los territorios de las cuencas hídricas, y existe una tendencia a desconocer el papel de la Corporación Regional que recauda tasas y contribuciones pero no realiza acciones reales de beneficio ambiental. En las zonas indígenas, dentro de esa misma actitud, son los Cabildos y Asociaciones de Cabildos los que empiezan a asumir funciones de autoridad ambiental.
De igual forma, ante la avalancha de proyectos mineros que van a competir por el agua de las comunidades, se empiezan a diseñar y a implementar nuevas formas de resistencia. Ya no se acude a las movilizaciones y protestas tradicionales, sino a consultas y referendos locales, siguiendo la dinámica del Referendo del Agua. Es una forma política y pedagógica, institucional, civilista y pacífica de involucrar a toda la población con la finalidad de enfrentar con mayor contundencia las normas y políticas nacionales que se han impuesto sin contar con las voluntades populares y los intereses locales.
A manera de conclusión
Al igual que en América Latina, en el departamento del Cauca existe una gran diversidad de pueblos en proceso de auto-afirmación, transformación y permanente mestizaje racial y cultural. Esa multiplicidad se refleja frente a la visión y apropiación de territorio, y al acceso y uso del agua.
Los pueblos originarios no tienen un comportamiento uniforme. Unos, luchan por mantener sus formas de organización colectivas y sus correspondientes costumbres, cosmovisiones y demás referentes de identidad. Otros, tienen un comportamiento más flexible; de hecho el capitalismo y sus formas de apropiación privada han logrado penetrar en sus formas de vida, aunque en temas de territorio, agua y otros aspectos de la cotidianidad, aplican un sentido colectivo.
Algunos otros, se han ido integrando a la sociedad nacional, abordan la mayoría de sus asuntos con criterios integracionistas, pero mantienen en lo familiar y comunitario muchas de sus costumbres ancestrales. Unos más, debido a la violencia, a situaciones sociales y económicas, o a catástrofes naturales, han sido desplazados a las ciudades en donde han constituido cabildos urbanos y mantienen vínculos estrechos de carácter étnico-cultural.
Entre las comunidades afrodescendientes se presentan situaciones similares. Las comunidades más apartadas, en la costa pacífica o zonas no impactadas por el desarrollo capitalista, se conservan tradiciones de su etnia y cultura, pero no existe mucha conciencia de su valor social y político. Se nota cierta subvaloración. Por el contrario, en comunidades que han perdido casi todo, tierras y territorio, existen movimientos más amplios en la dinámica de reconstrucción de lazos comunitarios y recuperación de su cultura.
El mismo fenómeno se presenta entre las comunidades campesinas. De acuerdo a sus orígenes y heredades étnicas y sociales, existen tendencias dirigidas a recuperar sus raíces indígenas y/o afro. Otras poblaciones buscan reafirmarse como campesinos en donde las prácticas agroecológicas, el cuidado del medio ambiente, el rescate y valoración de lo público, la recuperación de semillas y formas alimentarias tradicionales, están dentro de esa propuesta.
En las ciudades se empiezan a reconstruir lazos sociales rotos por los procesos migratorios.
Las colonias y los cabildos urbanos están dentro de ese movimiento, así como la vinculación y compenetración con La Minga de Resistencia Social y Comunitaria que han venido encabezando los pueblos indios del Cauca.
Con respecto al territorio y al agua existen varios consensos. El principal, unir a todos los sectores no monopólicos para defender el territorio, los ecosistemas y los recursos naturales, incluyendo en esa alianza a empresarios grandes, medios y pequeños, que se involucren en los procesos de construir una economía alterna al modelo agro-minero-exportador. Se tiene plena conciencia de que ese modelo depreda la naturaleza, genera un crecimiento económico que beneficia a unos pocos, y deteriora la calidad de vida de las mayorías. También, hay acuerdo en la lucha por el Agua como un Derecho Fundamental, en el marco de la iniciativa nacional que se desarrolla alrededor del REFERENDO DEL AGUA.
En relación al tema de tierras y al acceso concreto del agua, a pesar de que hay formulaciones generales sobre pluralismo, multiculturalismo, plurietnicidad, respeto por la diferencia y reconocimiento de la diversidad, los conflictos no sólo están vivos, sino que desde los intereses latifundistas y de grandes capitalistas nacionales y foráneos, se estimula la confrontación y se exacerban los espíritus.
En las organizaciones sociales (indígenas, afrodescendientes, campesinas mestizas, asociaciones de servicios públicos, veedurías ciudadanas) y partidos políticos alternativos existe una fuerte discusión sobre estos temas. Posiciones extremas presentes en la dirigencia de las diversas organizaciones, pueden hacerle el juego a quienes están interesados en enfrentar a las comunidades. El debate está planteado sobre la actitud frente a los proyectos “extractivistas”, a las alianzas estratégicas con grandes empresarios, al problema de la autonomía y seguridad alimentaria, y demás temas relacionados.
Las formas como conviven las comunidades de base, los encuentros multiétnicos y pluriculturales que se vienen promoviendo, la fuerza unificada que se requiere para enfrentar retos como el conflicto amado, el impacto negativo de la economía del narcotráfico y la ofensiva territorial del gran capital, está obligando a las comunidades a diseñar soluciones que están formuladas en muchos de los preceptos y manifestaciones de la cosmovisión ancestral de los pueblos originarios, que insisten sobre la búsqueda del equilibrio y la necesidad de “fluir” como lo hace la naturaleza, especialmente el agua.
La existencia de gran variedad de acueductos comunitarios en campos y ciudades de la región, con múltiples coberturas, multi e interveredales, rurales unos, urbanos otros, compartidos entre el campo y la ciudad, con usuarios de diversas etnias y clases sociales, construidos con diversos propósitos (domésticos, pequeño riego, beneficio del café), y con múltiples formas de administración - cooperativa, comunitaria, asociativa, y otras -, también nos dan pistas de cómo las comunidades nos enseñan a resolver los problemas.
Si no se comprende la diversidad social, étnica y cultural, si no somos conscientes de la existencia de contradicciones reales que se han acumulado a lo largo de siglos de opresión y exclusión, podemos errar en el manejo de los conflictos. A veces, se puede negar la contradicción; en otros casos, se vuelven absolutos e irreconciliables los intereses sectoriales, o también, podemos aplicar “fórmulas pragmáticas”, que lo único que hacen es aplazar la verdadera solución.
Se requiere, por tanto, un auténtico y creativo re-encuentro, entre pueblos originarios, pueblos indios en transformación, comunidades afrodescendientes en auto-afirmación, y población mestiza y blanca descubriendo sus raíces. De ese proceso surgirá nuestra identidad Indo-afro-euro-Americana.
En la práctica, es un proceso de reconocimiento en permanente movimiento; enfrentando y resolviendo los problemas; encontrándonos plenamente con nuestras diferencias y similitudes; alimentándonos de miradas diversas y construyendo soluciones complejas; partiendo de aceptar que no hay verdades absolutas y que desde el diálogo intercultural podemos construir alternativas viables. Sólo así avanzaremos.
La experiencia y la sabiduría acumulada durante tantas luchas nos anuncian que ese sendero está siendo caminado y será reafirmado en el andar.
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