Transferir de la esfera mercantil hacia la esfera pública, la educación, la salud, la cultura, el trasporte, la habitación, es rescatar como derechos lo que el neoliberalismo impuso como mercancía
Emir Sader La
fragilidad de las democracias liberales quedó confirmada conforme
pudieron convivir con el neoliberalismo y, más que eso, ser funcionales a
ese modelo de exclusión social. La brutal penetración del dinero en
todos los poros de la sociedad llegó de lleno a la
política, con el financiamiento de campañas electorales, con los lobbies en los parlamentos, todo absorbido por las democracias liberales, revelando su inmensa elasticidad. Así como, a la vez, convivieron y lo siguen haciendo con modelos económicos neoliberales, de concentración de renta, exclusión social, expropiación de derechos fundamentales, aumento exponencial de la pobreza y la miseria.
Esa
es la mayor batalla de la era neoliberal: la afirmación hegemónica de
la esfera pública en contra de la esfera mercantil. Una sociedad justa
es una sociedad centrada en la esfera pública, en la universalización de
los derechos, en los ciudadanos, como sujetos de derecho; objetivos de
los gobiernos posneoliberales.
política, con el financiamiento de campañas electorales, con los lobbies en los parlamentos, todo absorbido por las democracias liberales, revelando su inmensa elasticidad. Así como, a la vez, convivieron y lo siguen haciendo con modelos económicos neoliberales, de concentración de renta, exclusión social, expropiación de derechos fundamentales, aumento exponencial de la pobreza y la miseria.
Lo
destacaba bien Marx, al decir que cuando las constituciones liberales
enuncian que “todos son iguales frente a la ley”, ahí empieza la
desigualdad. Pero mientras sea desigualdad económica, social, cultural,
el liberalismo las soporta, con tal de que sus cánones para calificar a
un país como democrático sigan vigentes: separación de los poderes,
elecciones periódicas, multiplicidad de partidos, prensa libre (“libre”
quiere decir “privada” en el vocabulario liberal).
La
era neoliberal representa el máximo de realización del capitalismo en
su afán de transformar todo en mercancía, en mercantilizar todo. Libre
de las trabas de las reglamentaciones estatales, el capital fluye sin
limitaciones, realizando la utopía de que sea un mundo en que todo se
compra, todo se vende, todo tiene precio.
En
nuestros países, esos procesos han trasformado profundamente a nuestras
sociedades, destruyendo la escasa red de protección de nuestros
Estados, transfiriendo hacia el mercado lo que eran derechos: a la
educación, a la salud, a la cultura, al transporte, a la vivienda.
Gobiernos
posneoliberales tratan de revertir ese brutal proceso de
mercantilización, reponiendo en la esfera pública lo que fue llevado a
la esfera mercantil. Frenando los procesos de privatización, revirtiendo
en algunos casos empresas privatizadas a la esfera estatal. Pero, en lo
fundamental, reconociendo y ampliando derechos de la gran mayoría de la
población, víctima de la expropiación de derechos de parte del
neoliberalismo.
La
polarización fundamental en la era neoliberal se da entre la esfera
mercantil y la esfera pública. Aquella, la esfera del mercado, del
consumidor, de la selección social por medio del dinero. La esfera
pública, a su vez, es la esfera de los derechos, de los ciudadanos, de
la inclusión social.
El
Estado es un espacio de lucha hegemónica entre la esfera pública y la
esfera mercantil, pudiendo ser tanto un Estado financierizado, cuanto un
Estado refundado alrededor de la esfera pública. En el Estado, decía
Pierre Bourdieu, siempre hay una mano derecha y una mano izquierda.
El
neoliberalismo destroza al Estado e intenta imponernos la opción entre
estatal y privado. Es decir, entre un Estado desarticulado por ellos o
el mercado, que es lo se esconde detrás de lo que ellos llaman espacio
privado.
Mientras
que la disyuntiva es distinta: donde el neoliberalismo habla de esfera
privada, lo que hay es la esfera mercantil. Y la esfera contrapuesta no
es la esfera estatal, sino la esfera pública. La polarización que
articula el campo teórico en la era neoliberal es la que se da entre
esfera pública y esfera mercantil.
Democratizar
nuestras sociedades es desmercantilizarlas, es transferir de la esfera
mercantil hacia la esfera pública, la educación, la salud, la cultura,
el trasporte, la habitación, es rescatar como derechos lo que el
neoliberalismo impuso como mercancía.
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