GOLPE EN HONDURAS: EXPERIMENTO ESTRATÉGICO REGIONAL
ESCUCHE- RADIOS-Honduras
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Fernanso Dorado
El golpe político-militar que está en evolución en Honduras es una exigente prueba para las democracias-populares y/o participativas latinoamericanas que impulsan un proceso de integración regional.
A pesar de la unanimidad y contundencia con que se ha rechazado tal aventura, hay que ir más allá. El imperio y las oligarquías latinoamericanas juegan sus cartas. El arte es identificar los intereses, mirar más allá de las apariencias y actuar con coherencia y consistencia. Si hemos cometido errores hay que corregirlos sobre la marcha.
Para el campo popular y democrático es un reto de grandes proyecciones. El apoyo al pueblo hondureño, la defensa de la democracia y la paz, deben estar en primer lugar. Ahora no se trata sólo de rescatar la institucionalidad existente en Honduras; avanzar hacia la conquista de la democracia participativa y la justicia social, debe ser la meta a conseguir en el corto plazo. Pero además, será un gran triunfo de los pueblos si el proceso de integración regional latinoamericana sale fortalecido.
Señales sospechosas
Para acertar hay que revisar los hechos. Éste no es un golpe clásico. La torpeza demostrada por los golpistas lleva a la sospecha; se nota improvisación. Los errores son muy visibles. Además de la forma como sacaron del país al presidente Zelaya, del momento que escogen para hacerlo (el día de la consulta popular), de inventar a posteriori una supuesta renuncia, lo que más llama la atención es el tipo de personajes que han puesto al frente del gobierno de facto.
Micheletti, Ortez y Cía., no están a la altura de esa tarea. Son peores que Carmona Estanga y su combo de gorilas venezolanos.
El empresariado hondureño, que – se supone - es el orquestador y principal beneficiario del golpe, sólo empieza a mostrarse públicamente ahora que se encuentran contra las cuerdas. Los Rosenthal, Goldstein, Ferrari, Canahuati, Atala, Lamas, Násser, Kattán, Lippman, Flores y Facussé, entre otros, que concentran más del 90% de la riqueza, el poder político y los medios de comunicación,[1] no pueden ser tan torpes.
Es una burguesía globalizada, con relaciones estrechas con transnacionales y negocios con importantes empresarios de la región. ¿Qué les pasó? ¿Alguien los engañó?
¿Quién más estaba detrás de dicha acción? A primera vista se llega a la conclusión que la oligarquía hondureña no actuó en forma solitaria. Los intereses en juego eran muy grandes. Perpetradores externos deben haberles prometido fuertes e importantes apoyos. Su “error suicida”, como lo calificó Fidel, tiene que haber sido inducido desde afuera.
La mafia de Negroponte – Noriega - O. Reich y sus redes incrustadas en el pentágono, la CIA y demás instituciones estadounidenses, que son los que planifican a mediano y largo plazo, son los referentes a confirmar. A ellos no les importa sacrificar a pequeños socios. Todo pinta, huele, hiede, a experimento estratégico.
El olor a trampa está en el aire. ¿Acaso, en los EE.UU. no existen sectores que juegan a desgastar a Obama internamente, con el argumento de que actúa con debilidad frente a los “comunistas” que se están apoderando de la región? ¿No será este golpe una provocación orquestada para justificar la ofensiva contra el proceso de cambio que se viene operando en el continente?
Medir la reacción y actuación de los gobiernos latinoamericanos, es- con toda seguridad - uno de sus propósitos. El tema de la reelección es uno de sus objetivos. Un buen subproducto podría ser el de restablecer la credibilidad de la OEA. No sería raro que las elites oligárquicas derrotadas en Venezuela, Santa Cruz (Bolivia), Guayaquil (Ecuador), y el resto de burguesías latinoamericanas encabezadas por la mexicana, colombiana y peruana, estén tras el golpe. No debemos olvidar que el verdadero tablero es regional y mundial.
Afinar para acertar
Algunas salidas en falso deben ser revisadas. Pareciera que nos falta trabajar el tema del derecho de las naciones a la autodeterminación y el principio de no intervención. Diferenciar el papel de los Estados y gobiernos del que deben desempeñar los movimientos sociales y políticos, es clave en este momento de la partida. El deber de la solidaridad y el afán de acompañar las causas democráticas, no pueden hacernos perder la brújula y el buen pulso.
La corriente de participación democrática en el continente se alimenta de fuerzas populares profundas. Los anhelos de cambio represados durante cientos de años de exclusión y opresión son su motor. Pero, claro, cada pueblo y nación tiene sus ritmos y particularidades. Hay que afinar el oído, la sensibilidad y la habilidad para estimular una integración armoniosa y equilibrada. La impaciencia no es buena consejera.
Debemos insistir en que la estabilidad pacífica de la región juega a favor de los pueblos. Quienes quieren acabar con el “proyecto populista”, como califican a los gobiernos democrático-populares latinoamericanos, aplauden a rabiar algunas imprudencias del presidente Chávez.
Más adelante los Uribe, Calderón, Garcías y demás compinches de las oligarquías regionales tratarán de explotar en su favor y, en el de su patrón imperialista, el supuesto “militarismo expansionista chavista”, al cual, según ellos, Correa, Evo, Ortega, y demás gobiernos le hacen el juego. Es necesario examinar esas actuaciones.
Estamos seguros que el pueblo hondureño va a derrotar al golpismo. La fuerza de las marchas populares y la debilidad del espurio gobierno – aislado internacionalmente y sin iniciativa política interna -, así lo auguran. La tarea inmediata es sacar las lecciones en el terreno de política regional. Los pueblos tienen que ser los verdaderos protagonistas. Los “libertadores” eran necesarios hace 200 años, hoy se necesitan constructores de un nuevo porvenir.
[1] Ver: Frank Molano Camargo. “El campo de la lucha de clases en el país Centroamericano”. En http://www.michelcollon.info/
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