argenpress.info
Estados Unidos trabaja en el largo plazo con macro-procesos históricos, de modo que nunca 'baja' sus objetivos, que tienen un interés nacional y un alcance mundial, y no son perturbados por las distintas administraciones.
En ese sentido presenta cierto grado de previsibilidad.Gran parte de la información mediática, está enfocada hacia la divergencia interna entre los grupos de poder estadounidenses conservadores y aquellos de la línea del presidente Obama.
Pero el conflicto interno puede utilizarse como un señuelo, para dirigir la atención hacia el campo equivocado. De allí la relevancia de considerar las metas y objetivos de EEUU en América Latina que beneficien a ambos sectores. Para lograrlos utilizará estrategias y tácticas cambiantes según la coyuntura, pero que no modifican las metas ni los objetivos últimos para el siglo XXI.
En América Central y Sur, algunas de sus metas próximas, que se evidencian en los hechos son:
1. Producir un punto de inflexión en el avance de los procesos regionales con características de socialización, en que los intereses de los pueblos tienden a ganar peso respecto del capital concentrado y el mercado, y que buscan cierta autodeterminación para los Estados y sus recursos estratégicos, con mayores grados de libertad respecto de EEUU y en el marco de una integración latinoamericana.
2. Que EEUU recupere la iniciativa y aumente su influencia en la región en lo político-ideológico y en lo económico, profundizando el libre mercado, respaldado por un fuerte aumento de la presencia y permanencia militar. Lo que incluye su relación con Brasil como potencia regional emergente, y mantener a Latinoamérica dividida.
Estas metas están asociadas en el largo plazo, a los objetivos de supervivencia de EEUU entre las potencias mundiales como conformadora del orden internacional, asumiendo una posición de liderazgo latinoamericano, que incluye acceso y control sobre recursos energéticos y estratégicos vitales para su economía y para la guerra.
Teniendo en cuenta que la arquitectura militar estadounidense está estrechamente relacionada con sus intereses económicos.
Todo lo cuál requiere de las denominadas 'estrategias sin tiempo', es decir, aquellas que conducirán hacia objetivos invariantes en el muy largo plazo. El cambio de administración es una oportunidad, para que EEUU dispare una ofensiva dirigida a alcanzar metas estratégicas en América Latina. La óptima combinación de un gobierno con una retórica de cambio conciliadora complementaria a la guerrerista, tiende a retardar y desorientar la acción de los gobiernos latinoamericanos que cuestionan las políticas de Washington, mientras tanto que éste avanza rápidamente en la región valiéndose de medios que se creían superados.
Sobre la primera meta, la llamada Revolución Bolivariana que cristalizó en parte por el abuso sobre los pueblos y el saqueo del neoliberalismo de los 90's, impuesto desde el Norte, si bien se desarrolla en economías con medios de producción capitalista, debería tender hacia relaciones de producción de tipo socialista pero adaptadas a la realidad de cada país latinoamericano.
Una transición abrupta tendría baja probabilidad de éxito, ya que además de la embestida furibunda del gran capital concentrado, los transformadores deberían resolver la escala de valores referenciales insertados en las mentes de gran parte de la población durante décadas, por una educación, una cultura y una forma de vida cotidiana regida por la ideología capitalista. Siendo el pueblo, uno de los pilares principales en que debería apoyarse el proceso socialista latinoamericano.
El problema de la velocidad y tiempo del transitorio permanece abierto, y es una de las debilidades que explota eficazmente el enemigo del norte. Las estrategias de EEUU para alcanzar esta meta, deben pasar por debilitar la influencia regional de lo que el Departamento de Estado y el Comando Sur (USSOTHCOM) denomina los 'izquierdismos' o los 'populismos radicales' de Venezuela, Bolivia y Ecuador (lo cual también es un tiro por elevación contra Cuba).
Una de las debilidades de las democracias bolivarianas, es que se apoyan fuertemente en los liderazgos unipersonales, razón por la cual Washington viene induciendo intentos de golpe de Estado y de magnicidios especialmente en Venezuela y Bolivia. Al no tener éxito, adoptó la estrategia de 'aproximación indirecta', en este caso se trata de una ofensiva contra el enemigo principal, atacando a su entorno por los flancos mas débiles, así como aumentando la intensidad de las guerras políticas (económica, psicológica, ideológica, de inteligencia).
Los estrategas de Washington calculan, que debilitando o suprimiendo a los líderes bolivarianos podría llegar a involucionar o colapsar la revolución, lo cual daría apertura a una nueva era pro-estadounidense de fuerte crecimiento del saqueo y control sobre América Latina, y de pensamiento único y oscurantismo para los pueblos, ya que Occidente todavía no muestra otro paradigma socio-económico reemplazante del capitalismo liberal de mercado, quizás porque haya sido un éxito increíble para el gran capital.
De modo que se volvería a un estado equivalente con retoques de superficie. Aunque actualmente una etapa de tales características no sería posible, en la mayoría de los casos, sin una fuerte represión popular y un control social sostenido.
Durante el gobierno de George W. Bush los neocons consideraban que los populistas no eran tan fuertes como parecían, de modo que un poderoso golpe asestado en el momento y lugar oportuno dispararía un 'efecto dominó'.
El mecanismo puesto en práctica es hoy visible. El golpe de Estado en Honduras había sido planificado para ser ejecutado simultáneamente con la invasión en el Cáucaso ('bendecida' por EEUU) de Georgia sobre Osetia del Sur y Abjasia (Agosto 2008), aunque finalmente el momento se consideró inadecuado por la proximidad de las elecciones presidenciales, que podría ser contraproducente para el candidato republicano.
EEUU había apuntado a un país en el que tiene intereses geopolíticos, y las condiciones fueron nuevamente adecuadas cuando su gobierno se aproximó al enemigo, la línea bolivariana Venezuela- Bolivia- Ecuador.
En ese momento, apoyó en forma encubierta a la 'pata golpista' hondureña y se asestó un golpe innovador y devastador. El golpe en Honduras puso en evidencia para los estrategas de Washington, las relaciones de fuerzas y la capacidad de respuesta del 'eje socialista' dado por el ALBA y su esfera de influencia.
También hasta dónde puede llegar la integración latinoamericana y las divergencias para dividir, marcando el grado de pragmatismo de algunos países y la ambivalencia de otros. La actitud de Brasil, que actúa cautelosamente a dos puntas con una posición de potencia emergente buscando liderazgo regional.
Por otro lado, EEUU cuenta con sus aliados opositores a la línea bolivariana; Colombia transformada por el gobierno de Uribe en una dependencia de Washington y el Pentágono; México, Panamá y Perú que llegarán a tolerar a los golpistas, mientras siguen ganando tiempo desde que la Casa Blanca sacó el tema a la Organización de Estados Americanos y promovió la mediación de Arias.
continuará
No hay comentarios:
Publicar un comentario