Miguel Ángel Sandoval
La crisis de Honduras y el golpe de estado no dejan santo parado. Hay declaraciones altisonantes acerca de las violaciones a los derechos diplomáticos por parte de los brasileños, y por supuesto, de Zelaya. La discusión sube de todo y ello depende de quien hace las declaraciones. En un caso son serias las violaciones cometidas por parte de Zelaya y quienes le apoyan, de manera particular, los diplomáticos brasileños. De otra parte esta Zelaya que acusa al gobierno de situarse al margen de la legislación internacional y de convertirse en un paria. Es la confusión extendida.
Los EE.UU parece que no cantan mal las rancheras. No hace mucho en la sede la las Naciones Unidas y desde el podio, Evo Morales dijo que en EE.UU no había golpes de estado porque no había embajada norteamericana, en un viejo chiste en medios políticos de la región. Pero ahora tenemos dos posturas claras sobre el caso de Honduras. Y creo que le dan la razón a Hugo Chávez cuando se preguntó, en la misma asamblea en donde Evo Morales dijo lo que dijo, ¿A cual Obama creer?
Hoy 28 de septiembre, leo que un funcionario del gobierno de los EE.UU de nombre Lewis Amselem, dice que la culpa de todo es de Zelaya y que no debía haber regresado a Honduras porque es una irresponsabilidad. Aclaro que este funcionario es el representante de EE.UU en la OEA. Por su lado, el vocero del departamento de Estado señala que el regreso de Zelaya es una oportunidad para una salida negociada. En dos platos, se trata de la administración norteamericana en contra de la administración norteamericana.
Y para ponerle la tapa al pomo, como se estila decir, ahora resulta que el expresidente de los EE.UU, Bill Clinton, consorte de la canciller de este gobierno, Hillary Clinton, dice que en lo que ocurre ve una conspiración en contra del presidente Obama. Y que ello ya es casi habitual en los usos y costumbres de esa gran nación, pues lo mismo le ocurrió al mismo, como ahora lo revela.
En pocas palabras, tenemos (es lo que parece) que Obama esta aislado que nadie le hace caso y que todo mundo hace lo que mejor le acomoda. De una parte el vocero de la administración dice una cosa, el delegado permanente ante la OEA dice otra, y el marido de la canciller afirma con conocimiento de causa, otra. ¿Que esta pasando?
La crisis de Honduras y el golpe de estado no dejan santo parado. Hay declaraciones altisonantes acerca de las violaciones a los derechos diplomáticos por parte de los brasileños, y por supuesto, de Zelaya. La discusión sube de todo y ello depende de quien hace las declaraciones. En un caso son serias las violaciones cometidas por parte de Zelaya y quienes le apoyan, de manera particular, los diplomáticos brasileños. De otra parte esta Zelaya que acusa al gobierno de situarse al margen de la legislación internacional y de convertirse en un paria. Es la confusión extendida.
Los EE.UU parece que no cantan mal las rancheras. No hace mucho en la sede la las Naciones Unidas y desde el podio, Evo Morales dijo que en EE.UU no había golpes de estado porque no había embajada norteamericana, en un viejo chiste en medios políticos de la región. Pero ahora tenemos dos posturas claras sobre el caso de Honduras. Y creo que le dan la razón a Hugo Chávez cuando se preguntó, en la misma asamblea en donde Evo Morales dijo lo que dijo, ¿A cual Obama creer?
Hoy 28 de septiembre, leo que un funcionario del gobierno de los EE.UU de nombre Lewis Amselem, dice que la culpa de todo es de Zelaya y que no debía haber regresado a Honduras porque es una irresponsabilidad. Aclaro que este funcionario es el representante de EE.UU en la OEA. Por su lado, el vocero del departamento de Estado señala que el regreso de Zelaya es una oportunidad para una salida negociada. En dos platos, se trata de la administración norteamericana en contra de la administración norteamericana.
Y para ponerle la tapa al pomo, como se estila decir, ahora resulta que el expresidente de los EE.UU, Bill Clinton, consorte de la canciller de este gobierno, Hillary Clinton, dice que en lo que ocurre ve una conspiración en contra del presidente Obama. Y que ello ya es casi habitual en los usos y costumbres de esa gran nación, pues lo mismo le ocurrió al mismo, como ahora lo revela.
En pocas palabras, tenemos (es lo que parece) que Obama esta aislado que nadie le hace caso y que todo mundo hace lo que mejor le acomoda. De una parte el vocero de la administración dice una cosa, el delegado permanente ante la OEA dice otra, y el marido de la canciller afirma con conocimiento de causa, otra. ¿Que esta pasando?
De mi parte creo que es tiempo de que los diferentes gobiernos de la región llamen, de manera simultanea y en cada país, al embajador de EEUU y le pregunten por el tema, graven las declaraciones y luego cotejen. Más de alguna sorpresa puede encontrarse.
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