martes, 13 de octubre de 2009

Mexico - Plan B: penalizan la eyaculación

Lydia Cacho
El Universal, 1º de octubre de 2009

El Congreso de la Unión determinó que a partir de enero de 2010 todo hombre que provoque un embarazo con una eyaculación irresponsable será arrestado y podrá pagar con una pena de entre seis meses y dos años de prisión. El Estado ha considerado que los órganos reproductores masculinos y los efectos sociales que éstos producen deben ser controlados por las autoridades.

Los espermatozoides contenidos en el liquido seminal, según científicos, son la simiente que constituye el gameto masculino cuya función es fecundar el gameto femenino. El resultado de dicha fecundación es producir un embrión que eventualmente se convertirá en ser humano. Ya que cada eyaculación contiene entre 20 a 150 millones de espermatozoides por milímetro cúbico, se fincará responsabilidad a cada hombre que sostenga una relación sexual. La Iglesia católica y el Estado mexicano recomendarán en los libros de texto la abstinencia sexual de todos los varones en edad reproductiva; excepto cuando busquen procrear una familia.

La nueva ley reconoce que en cada gameto masculino se encuentra potencialmente una vida y el alma humana; por tanto, legisladores de los 32 estados de la República estudian penalizar la eyaculación en cualquiera de sus formas. Legisladores de 15 estados ya han presentado ante congresos locales propuestas de ley para penalizar a quienes provean gratuitamente métodos espermicidas cuya finalidad sea la de ultimar la vida humana o interferir en la gametogénesis.
Extrañísimo, ¿verdad? ¿Parece broma? No lo es.

En la mitad del país el PRI, de la mano del PAN, líderes de la Iglesia católica y gobernadores han aprobado esas leyes, pero para las mujeres. La mayoría de ellas penaliza el uso de métodos anticonceptivos, pide prisión para las mujeres que elijan la interrupción del embarazo, incluso en casos de violación y malformaciones, o cuando la vida de la madre corre peligro. La encuesta 2009 del Fondo de Población muestra que 83% de la población aprueba que las mujeres elijan terminar con un embarazo no deseado.

La sociedad mexicana jamás aceptaría una discriminación semejante hacia los hombres. La pregunta es: ¿por qué sí la aceptamos cuando se trata de las mujeres? ¿Quién se ocupa de las millones de criaturas no deseadas nacidas por la fuerza?
De El Universal, edición del 1º de octubre de 2009

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