Se obligó a la plutocracia financiera a mostrar su bicéfalo rostro partidista en España, Italia, Reino Unido, Grecia etc
Fernando Dorado
Popayan,1° de septiembre de 2011, Ocho meses de evolución de las rebeliones árabes y de sus repercusiones mundiales tienen que servir para orientarnos en éste mar de acontecimientos.
Hay quienes menosprecian los resultados de las masivas movilizaciones ocurridas en el mundo árabe, Norte de África, Medio Oriente y otros países, entre ellos España e Israel.
Pensaban que la caída de los tiranos traería cambios rápidos y sustanciales en esos países. Al no constatar el surgimiento de nuevos liderazgos políticos que – de inmediato – derrotaran y reemplazaran a los legatarios de los dictadores, imaginaron que nada pasaría.
Pero, una vibración imperceptible se extiende por el mundo. Se ha producido una fractura en lo recóndito de la sociedad. Su repercusión ondulatoria desencadenará terremotos y tsunamis sociales y políticos por todo el orbe. Diversos y particulares fenómenos saldrán a la superficie.[1] La crisis sistémica del capitalismo global es su combustible.
Los cambios no son tan visibles en los países árabes. Allí nunca existió una práctica política abierta y “libre”. Ha surgido una nueva actitud entre la población frente a la política y la religión.
La fuerza arrolladora de la juventud, la incipiente y tímida emancipación de las mujeres, el nerviosismo y la indecisión de quienes siguen en el poder, son pruebas del sacudón que viven esos pueblos. Es un sentimiento que crece. Una válvula se ha abierto.
Veamos dos referencias: Una, la cúpula del ejército egipcio hubo de consentir el juicio de Mubarack y de sus hijos. Dos, pretenden revivir el nacionalismo anti-sionista para poder sobrevivir políticamente. Se han concertado con la Hermandad Musulmana que salió mal librada de la revolución de febrero. Las próximas elecciones serán un examen para las nuevas agrupaciones políticas. Lo significativo es la “ola subterránea” – socio-política y cultural –, que progresa y avanza. La “primavera árabe” va a producir sus primeras flores.
En España la rebelión social ha puesto a prueba al poder vigente. El movimiento ciudadano, popular, juvenil y trabajador (15-M, “indignados”, ¡Democracia Ya!), así no esté organizado como partido o movimiento político (que es su gran fortaleza ya que se mueve como “ola”), ha obtenido notables resultados. Lo inmediato: Zapatero no va más.
Pero hay algo más importante. Se obligó a la plutocracia financiera a mostrar su bicéfalo rostro partidista (PSOE-PP).
La unión de la institucionalidad política española en la tarea de violar su propia legalidad jurídica – que pretende reformar la Constitución Política sin consultar al pueblo soberano –, desnuda los verdaderos intereses de Wall Street y Fráncfort. Quienes ejercen el poder detrás del trono y del parlamento han sacado la cara. La dictadura burguesa con fachada democrática quedó a la vista. Es un suceso de alcance histórico.
Ese movimiento subterráneo es seguido y monitoreado por los estrategas imperiales. Temen el contagio. Es su principal preocupación. No pueden atacarlo de frente dado que ellos se presentan como los adalides de la “democracia”. Por ello, les urge diseñar y aplicar un antídoto eficaz. Una fractura artificial, una guerra orbital, parece ser la única manera de contrarrestar un proceso que – de generalizarse –, será una real amenaza para su poder.[2]
La debilidad política exhibida por China y Rusia frente a la intervención en Libia, parece haberlos alentado a explorar alternativas de mayor riesgo.
Vemos diversas señales en ese sentido: la cohesión de la derecha estadounidense y europea en torno de la OTAN ; la dinámica de la política internacional de los EE.UU. que muestra sensibles cambios frente a diversos conflictos regionales[3]; el estímulo metódico e impulso de campañas racistas y anti-inmigrantes; el asesinato de Osama Bin Laden y la sistemática tarea de revivir la “amenaza islámica”; la preservación del presupuesto militar estadounidense; entre otras.
En contravía a la “ola democrática” que tuvo su origen en Túnez y Egipto, una “ola reaccionaria” que tiene antecedentes en Bosnia, Afganistán, Irak, Honduras y en Libia, alista nuevos escenarios de confrontación. La xenofobia y el odio contra los inmigrantes es su detonante. La lucha contra el “narco-terrorismo” es su mensaje doble-moralista. Pero la amenaza económica y militar de China y Rusia, va a ser – en poco tiempo – el argumento principal para convencer a la población de las potencias occidentales de apoyar sus planes guerreristas. Un gran escenario teatral está siendo montado.
Ellos saben que la default o crash económica es inevitable. La crisis estructural del poder norteamericano es un hecho.[4] El chantaje de una guerra mundial será usado para forzar la “lealtad patriótica” de la población. Ya lo han hecho antes. Intervenciones como la de Libia serán usadas para golpear enemigos incómodos como Siria, Irán, Cuba o Venezuela. De paso se apropian de sus recursos naturales y reservas financieras. El problema para los imperios es que – en su inevitable caída –, al querer ganar tiempo terminan como suicidas.
Es vital no caer en el escepticismo[5]. Hay que derrotar las posiciones apocalípticas que idealizan y extrapolan la invencibilidad de los imperios. La reacción de las potencias emergentes (BRICS) y de la población mundial será determinante. La “ola democrática” debe ajustar el ritmo y promover la coordinación de acciones de carácter continental en el mundo árabe, africano, europeo y americano. Ser conscientes de la inmensa potencialidad de las masivas rebeliones populares actuales – valorando sus logros – es fundamental para seguir acorralando al monstruo imperial.
[1] Estos fenómenos socio-políticos y culturales se expresan de diferentes formas. Lo de Inglaterra no es casual. Unos ayudan a desarrollar la “ola democrática”, otros son instrumentalizados por la “ola reaccionaria”. Las formas de lucha y métodos usados en Túnez, Egipto y España – masivos, pacíficos, civilistas, plurales, no-partidistas, pacientes, tolerantes, no-provocadores, laicos pero respetuosos de la espiritualidad, simbólicos, creativos, no-impositivos, consensuados –, han mostrado ser los más efectivos. (N. del Autor).
[2] Ver: Hugo Moldiz Mercado, “Tras la ocupación extranjera en Libia y los preparativos contra Siria… Avanza la amenaza a la paz mundial”.
[3] Hay un cambio de enfoque de parte del Departamento de Estado de los EE.UU. frente a conflictos como los de Paquistán-India, Israel-Palestina, Colombia-Unasur, Corea del Norte y a países como Turquía.
[4] Al respecto ver: Marcelo Gullo, “La crisis estructural del poder norteamericano y la conformación de un nuevo Sistema Internacional multi-céntrico”.
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