sábado, 24 de agosto de 2013

España:Circulan alrededor de 70 monedas locales

 Los rivales del euro
Roberto Higueras prestó el otro día su furgoneta para hacer una mudanza, a cambio obtuvo una compensación económica: 30 pumas. Ayer echó mano de ese ‘dinero’ para pagar una parte de sus clases de improvisación. El joven vive en el barrio sevillano del Pumarejo donde el euro convive con un rival: el puma. “Ahora mismo hay unos 600 inscritos en la red”, explica Higueras, uno de los precursores de la moneda social
en el barrio.  “Se puede intercambiar cualquier cosa que puedas imaginar y que puedas ofrecer. No nos limitamos sólo a nuestra profesión, también podemos intercambiar favores”.
El barrio sevillano es sólo un ejemplo de las alrededor de 70 monedas locales que circulan por nuestro país. “Hay unas 5.000 o 6.000 personas utilizándolas ahora mismo”, comenta Julio Gisbert, autor de vivirsinempleo.org y experto en sistemas de cambio alternativos.  “La moneda local es una herramienta de intercambio”, explica Gisbert, “similar al dinero de curso legal, pero que en este caso lo crean las comunidades o los colectivos para poder dinamizar sus propios mercados, el intercambio de productos y servicios”.

De este modo, las monedas locales funcionan igual que el euro sólo que la riqueza que generan permanece en la comunidad donde nacieron. Se pueden encontrar así distintos tipos de funcionamiento desde las que suponen el intercambio de servicios, de productos o incluso que permiten conseguir descuentos.  "El término local es el más adecuado para este tipo de monedas por ser el más inclusivo, pero hay monedas sociales, alternativas, complementarias…”, señala Gisbert.

Cambio de mentalidad 

Las monedas locales pueden aparecer por distintos motivos, durante la Guerra Civil por ejemplo, se extendieron en nuestro país distintos tipos que se denominaban “de emergencia” para cubrir la necesidad de varios lugares que quedaron aislados.  Hoy, la moneda local más antigua con la que contamos es el axarco, de los pueblos de La Axarquía, en la parte oriental de la provincia de Málaga, que data de los años ’70.

La crisis ha despertado el interés por este tipo de modelo de intercambio, aunque no tanto por el “ámbito de la necesidad, si no como una búsqueda de soluciones, de alternativas”, apunta Gisbert. 

“No es una solución a corto plazo”, comenta Higueras con respecto al puma. “Supone un cambio de mentalidad, de decir que ya está bien, nos imponen el euro pero ya no nos lo creemos. Es un tema cambio de conciencia, de decir vamos a crear algo nuevo, vamos a crear desde abajo”.

Con esa mentalidad surgió en diciembre de 2012 el ‘expronceda’, de Almendralejo, tras más de año y medio de trabajo. “De momento se está utilizando en un mercado social y de trueque pero estamos en conversaciones para el día de mañana poder salir a la calle y que la moneda se utilice diariamente en todos los comercios”, explica Luis Blanco, presidente de la asociación Movimiento Páramo, una de las promotoras e impulsoras del proyecto.

Los ciudadanos que quieran utilizar la moneda pueden cambiar euros por ésta obteniendo una bonificación. Así, pese a que la valencia es uno a uno, por 100 euros conseguirían 110 exproncedas. “Ahora mismo se cambian en el mercado pero la idea es que más adelante se pueda hacer en alguna entidad financiera”, explica Blanco.

Al contrario de lo que ocurre con los pumas, que no existen físicamente si no que cada usuario va apuntando en su cartilla su saldo, el exproncedra cuenta con billetes de uno, cinco, 10 y 50. “Hemos tomado varias medidas de seguridad” apunta el presidente, “tiene incluso un código que hemos realizado en la casa nacional de moneda y timbre”.

Hasta el momento se han impreso 10.000 billetes de diferentes cuantías, el equivalente a unos 60.000 euros. “Al principio la gente lo mira con sorpresa, con muchas dudas aunque también hay gente que está muy convencida y con mucha expectación”.

La idea es que la moneda se vaya instalando en los bolsillos de todos los almendralejenses por lo que los responsables del proyecto aseguran estar ya “en conversaciones” para que en un futuro próximo tanto el Ayuntamiento como las cajas de ahorros de la localidad formen parte del proyecto. “Quedan flecos por negociar”, asegura Blanco, “creen que puede ser una buena iniciativa pero hay que dejar las cosas bien claras antes de involucrarse”.

Desbancar al euro 

De momento, ninguna de las monedas que circulan por España pueden desbancar al euro en sus zonas, aunque tal y como señala Gisbert “sería posible. En muchas ocasiones su objetivo es precisamente ese”. Sin embargo, la recién nacida Expronceda no tiene por ahora objetivos tan ambiciosos: “No planteamos nuestra moneda como excluyente al euro, es una moneda más con la que podemos ayudar a gente sin recursos y también ayudar al comercio local pero no va más allá la pretensión”,  asegura Blanco.

Existen varios referentes fuera de nuestro país en este sentido, localidades que han apostado por otro tipo de economía que favorezca el comercio local, como Toulouse con el 'Sol-Violette' o Bristol con el 'Bristol pound'. “Nosotros todavía estamos en la adolescencia, en una etapa con mucho acné”, apunta Gisbert aunque asegura que “en breve” llegarán iniciativas “muy interesantes”.

Un ejemplo es la localidad de Vila-real (Castellón) donde se está trabajando para desarrollar una moneda con la última tecnología “contact less” de pago a través del móvil.
Del barrio al mundo
Pese a que están concebidas para ser utilizadas en pequeñas áreas, las monedas locales cuentan además con un sistema de cambio denominado CES, “una red global de comercio complementaria que funciona sin dinero”.
La red se gestiona a través de una página web: ces.org.za, que nació en Sudáfrica en 2002 y que permite transacciones entre 56 países de los que España, con 144 proyectos, es el que más aporta.
“Lo curioso e interesante de esta red, es que existen intercambios de una a otra” subraya Gisbert. “Yo tuve la posibilidad de cobrar en pitas una charla que di en Almería y traspasarla a mi cuenta en pumas en Sevilla, con esa cuenta pude pagar mis gastos de alojamiento y de manutención allí. Incluso podría haberme ido a Nueva Zelanda si hubiese querido”.
Fuente: La Información

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