"Esta crisis es lo suficientemente seria
para que sea administrada apenas por unos pocos países. Sus Gobiernos y
Bancos Centrales continuan con la mayor responsabilidad en la conducción
del proceso, pero como todos los países sufren las consecuencias de la
crisis, todos tienen derecho a participar de las soluciones. No
es por falta de recursos financieros que los líderes de los países
desarrollados todavía no encuentran una solución para la crisis.
Es,
permítanme decirlo, por falta de recursos políticos y, algunas veces,
claridad en las ideas".
"El desafío impuesto por la
crisis es sustituir teorías desfasadas, de un mundo viejo, por nuevas
formulaciones para un mundo nuevo. En cuanto muchos Gobiernos se
refrenan, la cara más amarga de la crisis- la del desempleo- se amplía.
Ya tenemos 205 millones de desempleados en el mundo – 44 millones en
Europa, 14 millones en Estados Unidos. Es vital combatir esa plaga e
impedir que se expanda hacia otras regiones del planeta".eranza y deja la violencia y el dolor.
Es
significativo que sea la presidente de un país emergente, un país que
vive prácticamente en un ambiente de pleno empleo, que venga a hablar
aquí, hoy, con colores tan intensos, de esa tragedia que asola, en
especial, a los países desarrollados. Como otros países
emergentes, Brasil ha sido, hasta ahora, menos afectado por la crisis
mundial. Pero sabemos que nuestra capacidad de resistencia no es
ilimitada.....
Un nuevo tipo de cooperación,
entre países emergentes y países desarrollados, es una oportunidad
histórica para redefinir, de forma solidaria y responsable, los
compromisos que rigen las relaciones internacionales. El mundo se enfrenta con una crisis que es, al mismo tiempo, económica, de gobernanza y de coordinación política.
No
habrá una recuperación de la confianza y del crecimiento mientras no se
intensifiquen los esfuerzos de coordinación entre los países
integrantes de la ONU y las demás instituciones multilaterales, como el
G-20, el Fondo Monetario, el Banco Mundial y otros organismos. La ONU y
esas organizaciones precisan emitir, con la máxima urgencia, señales
claras de cohesión política y de coordinación macroeconómica.
Las
políticas fiscales y monetarias, por ejemplo, deben ser objeto de
evaluación mutua, como forma de impedir efectos indeseables sobre los
otros países, evitando reacciones defensivas que, a su vez, llevan a un
círculo vicioso.
Ahora, la solución del problema de la deuda debe
ser combinada con el crecimiento económico. Hay señales evidentes de
que varias economías avanzadas se encuentran en el umbral de la
recesión, lo que dificultará, sobremanera, la resolución de los
problemas fiscales.
Está claro que la prioridad de la economía
mundial en este momento, debe ser solucionar el problema de los países
en crisis de deuda soberana y revertir el presente cuadro recesivo. Los
países más desarrollados precisan practicar políticas coordinadas de
estímulo a las economías extremadamente debilitadas por la crisis. Los
países emergentes pueden ayudar.
Países altamente superavitários
deben estimular sus mercados internos y, cuando sea el caso,
flexibilizar sus políticas cambiarias, de manera de cooperar para el
reequilibrio de la demanda global.
Urge profundizar la regulación
del sistema financiero y controlar esa fuente inagotable de
inestabilidad. Es preciso imponer controles a la guerra cambiaria, con
la adopción de regímenes de cambio fluctuante. Se trata, señoras y
señores, de impedir la manipulación del cambio tanto por políticas
monetarias excesivamente expansionistas como por el artificio del cambio
fijo....".
Desde el final de 2010
asistimos a una sucesión de manifestaciones populares, que se
convencionó denominar “Primavera Árabe”. Brasil es patria de adopción de
muchos inmigrantes de aquella parte del mundo. Los brasileños se
solidarizan con la búsqueda de un ideal que no pertenece a ninguna
cultura por que es universal: la libertad..
Repudiamos con vehemencia las
represiones brutales que victimizan poblaciones civiles. Estamos
convencidos de que, para la comunidad internacional, el recurso de la
fuerza debe ser siempre la última alternativa. La búsqueda de la paz y
de la seguridad en el mundo no puede limitarse a intervenciones en
situaciones extremas.
El mundo sufre, hoy, las dolorosas
consecuencias de intervenciones que agravaron los conflictos,
posibilitando la infiltración del terrorismo donde no existía,
inaugurando nuevos ciclos de violencia, multiplicando los números de
víctimas civiles.
El mundo precisa de
un Consejo de Seguridad que venga a reflejar la realidad contemporánea,
un Consejo que incorpore nuevos miembros permanentes y no permanentes,
en especial representantes de los países en desarrollo. Brasil
está listo para asumir sus responsabilidades como miembro permanente del
Consejo. Vivimos en paz con nuestros vecinos hace más de 140 años.
Hemos promovido con ellos con éxito procesos de integración y de
cooperación. Abdicamos, por compromiso constitucional, del uso de la
energía nuclear para fines que no sean pacíficos. Tengo el orgullo de
decir que Brasil es un vector de paz, estabilidad y prosperidad en su
región, e incluso fuera de ella.
El
autoritarismo, la xenofobia, la miseria, la pena capital, la
discriminación, todos son verdugos de los derechos humanos. Hay
violaciones en todos los países, sin excepción. Reconozcamos esta
realidad y aceptemos, todos, las críticas. Debemos beneficiarnos de
ellas y criticar, sin medias palabras, los casos flagrantes de violación
donde quiera que ocurran.e naciones.
Brasil está listo para cooperar con el más joven miembro de las Naciones
Unidas y contribuir para su desarrollo soberano.
Brasil
defiende un acuerdo global, abarcador y ambicioso para combatir el
cambio climático en el marco de las Naciones Unidas. Para tanto, es
preciso que los países asuman las responsabilidades que les caben. Presentamos
una propuesta concreta, voluntaria y significativa de reducción [de
emisiones], durante la Cumbre de Copenhague, en 2009. Esperamos poder
avanzar, ahora en la reunión de Durban, apoyando a los países en
desarrollo en sus esfuerzos de reducción de emisiones y garantizando que
los países desarrollados cumplirán con sus obligaciones – con nuevas
metas en el Protocolo de Quioto – para más allá de 2012.
Texto completo:
fuente: infolatam.com
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