sábado, 1 de noviembre de 2014

El hombre nunca fue a la luna y nunca salió de la atmósfera terrestre (1/3)

La clase dominante controla y manipula toda la información mundial, llegando a hacernos creer lo improbable. Es fundamental actuar según los principios de René Descartes: “Cogito, ergo sum”, o sea “Dudo, entonces existo”.
Attilio Folliero El 25 de mayo de 1961, en una sesión conjunta de Congreso y Senado, el recién elegido presidente de los Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy declaró por primera vez el objetivo de llevar un hombre a la luna. El 12 de septiembre de 1962, en un
discurso en la Universidad de Rice vuelve sobre el tema y dice: “Ninguna nación que espere ser el líder de otras naciones puede esperar mantenerse atrasada en la carrera por el espacio”. En definitiva aduce que Estado Unidos debe liderar el esfuerzo espacial con el fin de mantener una posición de liderazgo en la tierra. Es una impostación imperialista.



Menos de siete años después, cuenta la historia oficial de la humanidad, el 20 de julio de 1969 los estadounidenses llegaron a la luna. Según la historia oficial, entre julio 1969 y diciembre 1972, los estadounidenses pasearon en la luna seis veces (Apolo 11, 12, 14, 15, 16 y 17).


Es importante notar que los soviéticos, quien fueron los primeros a lanzar un satélite artificial, el Sputnik 1 el 4 de octubre de 1957 y el primer hombre al espacio, Yuri Gagarin el 12 de abril de 1961 y que en 1962 adelantaban años luz a los estadounidenses en la carrera espacial, nunca llegaron a la luna. ¿Porque los soviéticos nunca fueron a la Luna?



Cuando el hombre fue supuestamente por primera vez a la luna, todavía no existía la teleselección, la posibilidad de llamar directamente desde un teléfono (por ejemplo de casa) a otro teléfono; se tenía que llamar a una centralita, que ponía en contacto los teléfonos; por supuesto no existía el celular, no existía internet; todavía faltaban un par de años antes que Federico Faggin de la Intel inventara el microprocessor que una década después (en 1981) permitió a la IBM de construir el Personal Computer. En resumen poca tecnología pero el hombre supuestamente iba a la luna!


Extrañamente luego de aquellos primeros viajes y hasta hoy, con todo el adelanto tecnológico existente, nunca más el hombre volvió a la luna. Muchos dudan que el hombre haya llegado a la luna; el presidente del Venezuela Hugo Chávez tenía dudas que el hombre había llegado a la luna y lo expreso públicamente (1). Cada persona es libre de creer que el hombre haya llegado a la luna porque lo dijeron los medios de todo el mundo y lo reportan los libros de historia, pero la verdad es otra: el hombre nunca fue a la Luna o por ser más exacto el hombre nunca salió de la atmósfera terrestre, cuyo límite superior es 10.000 Km.



Hay una prueba contundente, que ningún físico serio puede desmentir: Los Cinturones de Van Allen.



Antes de hablar de estos cinturones, es necesario reflexionar brevemente sobre la radioactividad. La radiactividad es la emisión espontánea de partículas o rayos por el núcleo de un átomo. A los elementos que tienen esta propiedad se les llama radiactivos. La radiactividad puede ser natural, manifestada por los isótopos que se encuentran en la naturaleza o artificial, producida por el hombre en diversas actividades: medicina, industria, minería, armas nucleares, generación de energía y accidentes nucleares….



Todos saben que la exposición del cuerpo humano y de cualquier ser viviente a una fuerte dosis de radiaciones puede ser mortal, dependiendo del tiempo de exposición y de la cantidad absorbida.



La tierra y los elementos que se encuentran en la naturaleza emiten radiación, así como los alimentos que ingerimos, el agua que bebemos y el aire que respiramos tiene en su composición una pequeña porción de elementos radioactivos; las paredes y los techos de nuestras habitaciones emiten radiaciones porque son construidos con elementos naturales que tienen radiación. Estos elementos naturales emiten radiaciones muy baja y por lo tanto tolerada por el organismo humano y las otras especies vivientes.



Entonces todos seres vivientes y por lo tanto también nosotros, los seres humanos estamos expuestos a radiación natural, que generalmente no comporta daños graves.



La radiación artificial generalmente se aprovecha en medicina (por ejemplo Rayos X, TAC, Radioterapia) y las bajas dosis empleadas no comportan muchos peligros para la salud humana. Al contrario, la exposición a dosis elevadas es mortal, como demuestran numerosos ejemplos históricos de eventos accidentales o querido por el hombre: cientos de miles de personas han muerto en las explosiones atómicas de Hiroshima y Nagasaki en 1945, así como en los accidentes en las centrales nucleares de Chernóbil (26/04/1986) o de Fukushima (11/03/2011).



A parte los casos citados, que han sido de grande magnitud, hay otros casos individuales de exposición accidentales o intencional a la radiación.



El 21 de agosto de 1945, en el Laboratorio Nacional de Los Álamos, el científico Harry K. Daghlian, estaba realizando un experimento cuando accidentalmente dejó caer un pequeño fragmento de carburo de wolframio en un núcleo de 6,2 kilogramos de plutonio y sufrió una irradiación de 5,1 Sievert, sigla Sv, o sea la unidad de medida que mide la dosis de radiación absorbida por la materia viva. Daghlian murió de envenenamiento por radiación después de una agonía de 21 días.



El canadiense Louis Slotin fue un importante científico en el Proyecto Manhattan, que desarrolló la primera bomba atómica. El 21 de mayo de 1946, Slotin en el Laboratorio Nacional Los Álamos estaba realizando un experimento que incluía la creación de uno de los primeros pasos de una reacción de fisión nuclear, colocando dos medias esferas de berilio rodeando un núcleo de plutonio. Slotin sostenía la semiesfera superior con su mano izquierda, mientras mantenía la separación entre las dos semiesferas con un destornillador sujetado con su mano derecha.
 Lamentablemente el destornillador se resbaló y el hemisferio superior de berilio se cayó accidentalmente, provocando una reacción y la emisión de radiación electromagnética de alta energía. Instintivamente Slotin retiró su mano izquierda, levantando la semiesfera de berilio y tirándola al suelo, terminando así la reacción. A pesar de su rapidez, había estado expuesto a un dosis letal de radiación de alrededor 21 Sv. Slotin murió el 30 de mayo de 1946, después de 9 días de agonía.



El 30 de diciembre de 1958 tuvo lugar otro grave accidente siempre en el Laboratorio Nacional de Los Álamos. Cecil Kelley, un químico experto de 38 años de edad, mientras limpiaba un tanque utilizado por un experimento anterior, donde había residuo de plutonio, quedó accidentalmente expuesto a una reacción nuclear en cadena; aun la reacción duro solamente 200 microsegundo, la exposición a la radiación lo llevó a la muerte en solo 35 horas.

En todos estos casos descriptos, la exposición a la radiación fue accidental; pero en la historia hay caso de exposición a radiación inducida para provocar la muerte de una persona. Es precisamente el caso de AleksandrLitvinenko, un ex agente ruso del KGB quien fue la primera víctima confirmada de síndrome de radiación aguda causado por una exposición letal de polonio 210. Falleció el 23 de noviembre de 2006. Se encontraron trazas de plutonio en su cuerpo y en algunos lugares frecuentados, como su casa y en un restaurante donde probablemente habría ingerido la sustancia radiactiva.



En resumen la exposición a altas dosis de radiación es mortal por cualquier ser humano.



¿Que son los cinturones de Van Allen? Quizás la mayoría de las personas desconoce su existencia.



La existencia de los que pasaron a llamarse cinturones de Van Allen, fue teorizada antes de la era espacial por Enrico Medi y se confirmó con las misiones espaciales Explorer 1 (31 de enero 1958) y Explorer 3 (26 marzo 1958), bajo la supervisión del físico estadounidense James Van Allen. En su honor se dio el  nombre a estos cinturones.



Alrededor de cualquier planeta con campo magnético se encuentra una región llamada magnetósfera; en esta región, el campo magnético del planeta desvía la mayor parte del viento solar formando un escudo protector contra las partículas cargadas de alta energía procedentes del Sol. La Tierra y todos los planetas del sistema solar con campo magnético (Mercurio, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) poseen una magnetosfera; el planeta Marte tiene una débil magnetización superficial y no tiene magnetosfera exterior. Las partículas del viento solar detenidas forman los cinturones de Van Allen.



En definitiva estos cinturones de radiación se deben al intenso campo magnético de la tierra, originado por la rotación de esta, que atrapa las partículas cargadas proveniente del sol (viento solar).



Los cinturones son básicamente dos: un cinturón exterior y uno interior; recientemente, en 2012 la misión espacial de la NASA denominada “Radiation Belt Storm Probes” ha descubierto una tercera faja transitoria, desprendida de la faja más externa. En resumen, hablamos de dos cinturones aun en determinado momento pueden ser tres o más.



El cinturón externo se extiende desde una altura de 10.000 km hasta 65.000 km, aun la parte más intensa va desde 14.500 km hasta 19.000. El cinturón interno, más cercano a nuestro planeta, se extiende entre los 1.000 km por encima de la superficie de la tierra y los 6.000 km.



Estos cinturones generan una energía, cuya unidad para medirla es el electronvoltio (símbolo eV). En física de altas energías, el electronvoltio resulta una unidad muy pequeña, por lo que se usa frecuentemente su múltiplo, el mega electronvoltio (MeV).



El cinturón externo genera una energía entre 0,1 MeV y 10 MeV; el cinturón interno genera entre 100 MeV y 400 MeV, es decir entre 100 y 400 millones de voltios. Para entender estos números recordamos que la energía liberada por la fisión nuclear del uranio 235 es exactamente 211 MeV. Ningún ser humano, como hemos visto arriba, puede acercarse a esta fuente de energía. Un ser humano expuesto, aun solo por una fracción de segundo, a una fuente energética de millones de voltios literalmente queda frito. Las centralesnucleares son protegidas por múltiples corazas y la última es generalmente un caparazón de varios metros de hormigón.



Una nave espacial de la época de los viajes a la luna (1969-1972) ¿pudo haber franjeado estos cinturones? ¿Cuál era la protección adoptada para estas naves? Según la Nasa, Apolo 11 llevaba una finísima coraza de aluminio, entre 3,5 y 20 milímetros (¾ de pulgadas en su extensión máxima), que además no recubría toda la nave, considerando que había por lo menos una ventana de vidrio, en forma de ojo de buey, que permitía ver la tierra alejándose, como demuestran las fotos oficiales de esta misión; por lo tanto ¡esta parte ni estaba protegida!



En definitiva quieren hacernos creer que una nave espacial pudo franjear los cinturones de Van Hallen, volando horas y horas, con una paupérrima protección de aluminio que en su espesor máximo llegaba a 2 centímetros, en una región del espacio donde la energía llega a ser generalmente idéntica y a veces hasta el doble de la que se obtiene en una central nuclear.



La verdad es que para poder franjear los cinturones de Van Hallen, una nave espacial debería tener una coraza de plomo de entre 100 y 150 centímetros, lo que hace humanamente imposible su construcción, su despegue y su abandono de la superficie terrestre.



Ningún ser humano ha dejado la atmósfera terrestre, porque con la tecnología actual los cinturones de Van Allen son infranqueables.



Los soviéticos que adelantaban a los estadounidenses en los años sesenta, en definitiva nunca fueron a la luna porque sabían y saben que los cinturones de Van Allen son infranqueables.



¿Y los viajes a la luna de los estadounidenses? Fueron solamente un teatro, una filmación en algún set cinematográfico y nada más o sea un grande engaño.



Los cinturones de van Allen son peligrosos no solo por los seres humanos sino también por los satélites. Tanto es verdad que la mayoría de los satélites, la estación espacial internacional (ISS) y todos los viajes del Space Shuttle se encuentran en órbita baja, muy por debajo del cinturón interno. La orbita de la ISS, por ejemplo se posición a una altitud  de entre 300 y 400 km, muy por debajo de los 1.000 km donde empieza el cinturón interno.



Los satélites de órbitas altas, como los geoestacionarios, son situados a unos 35 000 km de altitud, fuera de la parte más intensa del cinturón externo, que como visto antes va desde 14.500 km hasta 19.000. Todos estos satélites, por supuesto sin hombres a bordo, los posicionados en órbita alta y todos los que tienen que franjear los cinturones, tienen protección y cableados muy especiales, precisamente para evitar que la radiación pueda afectar a los instrumentos.



Los trasbordadores espaciales, los Space Shuttle de la NASA, volaban solitamente a una altura de entre 100 y 200 millas, es decir a una altura que raramente superaba los 400 km; en la misión 30 del Atlantis, denominada con la sigla STS-125, entre el 11 y 28 de mayo de 2009, los tripulantes volaron hasta una altura de 359 Millas, o sea 578 Km. Probablemente la altura máxima a la cual haya llegado un hombre en su historia. En esta ocasión, el Atlantis tuvo que descender a cuota más baja porque los tripulantes advertían extrañas sensaciones, por ejemplo veían estrellitas por todo lado con los ojos cerrado; aún estaban bastante lejos del cinturón interno, a más de 400 km de distancia, los tripulantes estaban siendo afectado.



Es humanamente imposible acercarse a los cinturones de Van Allen sin tener graves consecuencia hasta la muerte por exposición a radiación. Imaginase franjearlos, volar por más de doce horas en su interior a la ida y otras doce horas para la vuelta. Es imposible que con la tecnología actual el hombre pueda franjear estos cinturones con energía que llegan hasta los 400 millones de voltios.



Los rusos, a la época de los presuntos viajes  a la luna de los estadounidenses sabían que los cinturones eran infranqueables y que estos viajes eran solamente un montaje. ¿Porque no hablaron? Los rusos no solo sabían que se trataba de un simple espectáculo, más bien tenían pruebas aún más contundentes de la farsa de los estadounidenses.
 
(1)  Palabras textuales de Chávez pronunciadas el 28 de agosto de 2011: “¿Llegaría el imperio yanqui a la Luna? Hay investigaciones que han salido en revistas serias que lo ponen en duda, porque aparece la bandera de Estados Unidos ondeando, y alguien se preguntó ¿hay viento en la Luna?”, dijo Chávez quien pidió a sus seguidores tener cuidado “con lo que dicen los medios de comunicación del mundo”.

Continua

4 comentarios:

Roberto Spinelli dijo...

No es verdad que la potencia de las radiaciones en los cinturones de Van Allen sea paragonable a la de una explosion nuclear, para esto sirvieron las misiones apollo anteriores (la no. 6) que revelaron que la radiacion es menos de una radiografia. Attilio Fornero, no citas ninguna fuente: se supone que el lector deberia creer a lo que dices por cual autoridad?

para mas informaciòn, la siguiente pagina tiene enlaces a muchisimos estudios:

http://complottilunari.blogspot.com.br/2009/02/perche-le-radiazioni-delle-fasce-di-van.html

es patetico que un blog enfocado en la america latina pierda tiempo en estas chorradas riduculas: vuestro resultado solo es perdita de credibilidad

Anónimo dijo...

Señor Spinelli, empiezo por el final. El mismo presidente Chavez, presidente de un país latinoamericano, expreso dudas sobre los viajes a la luna; en el articulo se cita la fuente. Entonces el hecho que un blog que habla de hecho latinoamericanos se ocupe de estos temas no es ajeno. En cuanto a las fuentes sobre las radiaciones en los cinturones de Van Allen, hay miles o mejor dicho millones en todos los idiomas; es suficiente buscar en Google. Si quiere una, te puedo indicar un video en youtube de Jose Luis Camacho, importante comentarista que a menudo aparece en Russia Today, una de las televisaras mas importante del mundo: https://www.youtube.com/watch?v=bAsTD_TgG5Y. ¡En el mundo no existe solo CNN! La mision Atlantis n. 30 (se cita en el articulo, con fuentes) llego hasta los 600 km de altura y tuvo que devolverse porque la radiacion de los cinturones de Van allen, aun todavía lejos, ya estaba afectado a los astronautas. Cada uno es libre de creer a todo. Hace pocos años se descubrió con absoluta seguridad que una de las piedras lunares que se encontraba en el museo de Amsterdam (regalada por la Nasa por intermedio del embajador USA en Holanda) al primer ministro Holandés en 1969 es un falso (es terrestre). Cogito ergo sum.

Antonio Spinelli dijo...

Tutta la mia solidarietà a questo splendido sito che seguo da anni ed all'autore Attilio Folliero. Il mio omonimo Spinelli, col suo commento non ha fatto altro che cercare di screditare il sito e l'autore. Chi appare patetito è lui che cerca di busttare discredito citando Paolo Attivissimo (l'autore del blog citato nel link).
Esattamente come quegli opinionisti d'ufficio, al servizio dei poteri forti, entrano nei vari blog per buttare discredito quando si parla di certi temi (israele, 11 settembre, l'affare luna etc...) Tutti conoscono chi e' Paolo Attivissimo. Riguardo le fasce di Van Allen, per dirla con le parole di un giornalista serio qual e' Massimo Mazzucco di luococomune.net "le fasce di van Allen, zone di radiazione intensa disposte intorno alla Terra, sono un ostacolo letale per qualunque missione lunare con astronauti a bordo, e quindi gli sbarchi umani sulla Luna delle missioni Apollo sono impossibili". http://www.luogocomune.net/site/modules/sections/index.php?op=viewarticle&artid=19. Complimenti all'autore dell'articolo ed al blog che lo ha pubblicato

Anónimo dijo...

Semplicemnte ... un articolo ottimo

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